| 25 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Rajoy, en su escaño del Congreso, rodeado de fotógrafos
Rajoy, en su escaño del Congreso, rodeado de fotógrafos

El misterioso documento con el que Rajoy pretende convencer a Sánchez y Rivera

Para bien o para mal, los dirigentes populares consideran que esta semana el intento de investidura de su líder quedará resuelto. El candidato prepara un acelerón con nuevos "papeles"

| Charo Zarzalejos España

Primero Pedro Sánchez y luego Albert Rivera van a recibir del candidato del PP a la presidencia del Gobierno un nuevo documento que sirva de base para la negociación “siempre y cuando ellos se avengan a hacerlo”. Este documento, más concreto que el ya remitido, es el primer paso con el que Mariano Rajoy trata de salvar su investidura para la que no hay fecha. En medios de toda solvencia del PP se asegura que “en esta semana quedará todo despejado. Si se mantienen en el no, poco queda por hacer”.

Rajoy prepara unos "movimientos previos" tras su cita con Sánchez y Rivera que podrían llevarle de nuevo ante el Rey

Este martes, el candidato popular se enfrenta a unas cuarenta y ocho horas que pueden ser definitivas cara a su investidura. Las citas ya concertadas con Pedro Sánchez y Albert Rivera son un nuevo intento de llegar a un acuerdo que parece de todo punto improbable pero que Rajoy no quiere dar por perdido de antemano.

Para ello, el presidente en funciones va a entregar a sus interlocutores un nuevo documento de negociación que sin cuestionar el ya conocido, si va a concretar algunos puntos susceptibles de acuerdo, siempre a expensas de que tanto Sánchez como Rivera presenten, a su vez, aquellas propuestas o modificaciones que consideren oportunas. Rajoy les va a dejar claro que el PP puede formar sus equipos negociadores de manera inmediata.

Sin embargo, nada apunta a que este documento, guardado con celo hasta el momento, pueda modificar las posiciones ya conocidas. Pedro Sánchez ya le ha hecho saber el pasado viernes, cuando Rajoy le llamó para cerrar la reunión del martes, que la posición del PSOE era la ya conocida: debía buscar apoyos en sus potenciales aliados, entre los que no estaban los socialistas, y que la postura de su partido era el voto negativo a la investidura. “No podemos apoyar aquello que queremos cambiar”, sostiene el líder socialista.

Los "naranjas" se instalan en la "solución B"

Por su parte, Ciudadanos se ha instalado en lo que denominan “solución B”; es decir, gobierno del PP en minoría con la abstención propia y la de los socialistas. Como ha venido reiterando Albert Rivera así como Villegas, la presencia de Rajoy en el Ejecutivo que se pudiera formar impide cualquier otra opción.

Estas posiciones de partida se han visto reforzadas, según fuentes socialistas y de Ciudadanos, por los últimos acontecimientos judiciales que afectan al PP como es todo lo relacionado con el borrado de los discos duros de Bárcenas o la petición al Supremo para investigar a Rita Barberá por el supuesto blanqueo de dinero en el PP de Valencia. “Rajoy y el PP tienen que entender que es imposible que los demás actuemos como si nada de esto ocurriera. Es imposible”, se indica desde Ciudadanos.

Así las cosas, Mariano Rajoy se enfrente a unas jornadas que pueden ser definitivas. En Génova se tiene claro que “en esta semana quedará todo despejado. Si se avienen a negociar, de inmediato se formaran los equipos correspondientes, pero si por muchas propuestas que se hagan, por mucha disposición al dialogo que tenga Rajoy, y que realmente la tiene sabiendo que para llegar a acuerdos hay que ceder, Sánchez y Rivera se niegan en rotundo a avanzar en esa posible vía de entendimiento, pues no habrá nada que hacer”.

No cabe decir que el optimismo reine en la sede central del PP en donde se aspira a lograr el apoyo expreso de Ciudadanos “ante lo cual el PSOE no tendría casi margen de maniobra para no abstenerse”. Pero Ciudadanos, si mantienen lo que vienen afirmando en los últimos días, no va a ir más allá de donde ya se ha colocado: abstención en la segunda votación, de manera que las negociaciones podrían durar lo que duren los encuentros entre Rajoy y sus interlocutores.

Los encuentros se van a celebrar en el Congreso y será cuando concluyan ambas conversaciones cuando sea Mariano Rajoy el que previsiblemente de cuenta de los mismos. Este extremo no ha sido confirmado oficialmente “pero es seguro que habrá información”, se indica desde las dirección nacional del PP. Al término de estos encuentros Rajoy no despejara la incógnita por él mismo sembrada sobre si acudirá o no a la investidura, pero en Génova se tiene la certeza de que acudirá a la misma “ocurra lo que ocurra”.

Movimientos previos a la decisión final

Antes de acudir a la investidura y siempre a expensas de lo que puedan dar de si los encuentros con Sánchez y Rivera, Rajoy hará lo que en Génova se han denominado “movimientos previos”. Si se lograra el más que improbable acuerdo que permitiera el apoyo expreso de Ciudadanos “poco habría que hacer. Se iba a la investidura sin pensarlo dos veces”, pero si este anhelado apoyo no se produce, el candidato popular volvería a hablar con todos los portavoces para establecer un periodo “no largo” de reflexión y hacerles saber su decisión de acudir al Congreso y los términos en los que lo haría. Se da por descontado que el candidato del PP pediría audiencia al Rey que sería el primero en ser informado de las decisiones que pudiera adoptar.

Lo que si se da por seguro “y solo hay que conocerle un poco” es que Rajoy no se va a eternizar en este proceso. “Si se avienen a negociar, nadie va a apremiar a nadie porque cualquier negociación lleva su tiempo, pero si las posiciones conocidas son inamovibles no tiene mucho sentido dejar el calendario permanentemente abierto”. Y es precisamente en el calendario en lo que van a insistir tanto Sánchez como Rivera.

Ambos coinciden, aunque con discurso distinto, que es necesario “echar a andar” y en concreto Pedro Sánchez ha urgido a Rajoy a que acuda a la investidura para que “se ponga en marcha el reloj de la democracia”, argumento este que en el PP se considera “más un deseo de empujar a Rajoy a una investidura fallida que al deseo de que España se ponga en marcha de nuevo. Si de verdad quisieran esto, actuarían de otra manera”.