| 09 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La relación de Cospedal y Rajoy parece tocada.
La relación de Cospedal y Rajoy parece tocada.

Rajoy señala a Cospedal y sus vicesecretarios y el Gobierno ataca a Génova

El PP no tiene establecido un mecanismo de sucesión que pueda actuar en momentos de zozobra. Pero cada día es más difícil que el líder no se entere de la contestación a su alrededor.

| Ricardo Rodríguez Opinión

No faltó nadie. La sede de La Razón estaba atestada. El Gabinete casi en pleno, la dirección del PP, promesas del futuro, fontaneros monclovitas e incluso diputados de última hora. Caras apiñadas para oír a Mariano Rajoy. Y en ésas, el presidente del Gobierno en funciones lanzó un sutil pero evidente mensaje a quienes internamente protagonizan movimientos soterrados en su contra: “Estoy seguro que, aunque a mí no me lo cuenten, hay gente en ello”, advirtió.

No hizo falta más. En el ambiente, al menos entre los populares con las mandíbulas apretadas, quedó la sospecha de que Rajoy dirigía su recado a presentes en la sala. El líder del partido es enemigo de intrigas. Pero desde el 20-D, ni siquiera él ha podido evitar que el Gobierno y, sobre todo el PP, se haya convertido en un permanente runrún de murmuraciones y ruidos en general. Las conjuras sitúan a Mariano Rajoy en la picota. “Hay gente que le quiere echar, dicen que debe irse. Él lo sabe y está dolido”, bufa para ESdiario un veterano dirigente.

Rajoy “tiene mucho donde observar”, tal y como describe uno de sus colaboradores en La Moncloa. Las diferencias y las guerras internas aún deben alcanzar su máximo nivel a la espera de que el tiempo sentencie una nueva cita electoral el 26-J. Una variable a tener en cuenta para enjuiciar los acontecimientos que se están produciendo. Afloran nervios, impaciencia entre los ministros y ajetreos en el seno del partido para tratar de ganar posiciones. Algunos actúan a cara descubierta, otros entre bambalinas o utilizando en su beneficio interferencias mediáticas. Y mientras cunden tejemanejes, también emergen nuevas y viejas rencillas, avisa un alto cargo.

Margallo y Sáenz de Santamaría no ocultan su inquina



Las disputas son, en muchos casos, más personales que políticas, aunque la excusa para dar el codazo sí se busque en la política. José Manuel García Margallo “está totalmente desatado”, según descripción de una fuente solvente, en contra de Soraya Sáenz de Santamaría, a cuya labor atribuye ya toda la responsabilidad en el desgaste de las siglas del PP. En el Gobierno hace tiempo que critican la tendencia del titular de Exteriores a ir por libre, jugando incluso a ofrecerse por los pasillos de Bruselas como una alternativa de consenso al propio Rajoy. Enemigos no le faltan. Por eso llama la atención que García Margallo aumente esa nómina sin que parezca importarle demasiado.

Para ahondar en heridas, la amistad de Maroto y Alonso también haría aguas



En el centro de un buen número de dianas se ha situado por sí solo Javier Maroto. Con su grito a favor de una “purga” en la formación puso una chispa que incendió distintos estamentos de Génova. Levantó auténticas ampollas. Y encima, casualidad o no, los últimos empujones especulan con un descalabro de la relación personal de Maroto con Alfonso Alonso. Su hipotética ruptura está ahora en todas las conversaciones. Lo que faltaba. En cualquier caso, el Ejecutivo y el Partido Popular se sienten en un agujero de difícil salida, según admiten dirigentes en privado. La sucesión de escándalos que afectan directamente al partido les tienen conmocionados.

Mariano Rajoy intentará calmar esa zozobra en la investidura “fallida” de Pedro Sánchez. La prueba de fe para contrarrestar la imagen de descontrol y de crisis de las últimas semanas. El reto del presidente del Gobierno en funciones será el de lograr no sólo que el partido cierre filas en torno a su liderazgo sino además articular un discurso coherente que pueda ilusionar a las bases. Los próximos días en las Cortes representan probablemente una de las últimas oportunidades de Rajoy para convencer a los españoles de que el PP sigue siendo la mejor opción.