| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Hernando toreó a Errejón en el Congreso.
Hernando toreó a Errejón en el Congreso.

Errejón se quedó blanco cuando el PSOE ridiculizó sus exigencias

La diferencia entre lo que parece y lo que es se convierte en abismal con Podemos. Los socialistas les han tomado la medida. Y de qué manera. Por Ricardo Rodríguez

| Ricardo Rodríguez Opinión

Dependencias del Grupo Socialista en el Congreso, en la primera planta del número 40 de la Carrera de San Jerónimo. Iñigo Errejón se las prometía muy felices nada más entrar en la sala y lanzó una exigencia formal a Antonio Hernando para conformar la veintena de comisiones parlamentarias. “Queremos ocho presidencias”, espetó con tono serio el “número dos” de Podemos. En ese instante, según relatan a Esdiario fuentes solventes, el portavoz del Grupo Socialista contiene a duras penas la carcajada. Esto es una broma, debió de pensar Hernando.

Maldita la gracia que le hizo a Errejón, a buen seguro, el cachondeo visible en el rostro de Hernando. Y le insistió: “Queremos ocho presidencias de comisiones”. El dirigente socialista, curtido en mil y una batallas, ya no sabe qué decir. Es verdad que para aguantar a los del partido morado debe mostrar paciencia, hablar a menudo con el intenso Iñigo Errejón, compartir mesa y mantel… pero el PSOE se ha limitado hasta ahora a tomarles el pelo en las Cortes.

Las sucesivas negociaciones –composición de la Mesa de la Cámara Baja, formación de los grupos, la distribución preventiva de los asientos del Hemiciclo…– han puesto de manifiesto que Podemos tiene mucho que aprender para ser una formación en condiciones. Se les va la fuerza por la boca, como a Pablo Iglesias, y a la hora de la verdad los socialistas reparten las cartas con Ciudadanos y PP y les dejan sin juego. Querían asaltar las Instituciones como si fueran uno de sus círculos hasta que alguien les dijo: “Aquí todos hemos enredado al póker”.

Tanto es así que Hernando tuvo a Errejón saliendo y entrando de la reunión, móvil en mano, consultando sus movimientos a la desesperada con Iglesias. Y todo para acabar presidiendo tres o cuatro de las comisiones, las que les corresponden en función de sus 65 diputados, tal y como se encargó de publicitar ante los medios Podemos eludiendo mostrar su debilidad. Y ello frente a las diez comisiones en manos del PP y las siete en las del PSOE. Es evidente que los socialistas han tomado la medida a los de Podemos y su gusto por las sillas. Pablo Iglesias va por la vida como si fuese a tumbar a Pedro Sánchez sobre la lona de un momento a otro, pero luego se traga los sapos que cada día le suministra en el desayuno Antonio Hernando.

Propios y extraños dicen estar ante un secretario general del PSOE sometido a la voluntad de un partido radical. Esa es la impresión, en efecto, pero tal vez sea lo contrario. Serán legión y con muy malas pulgas, más aún en su obsesión por mercadear con el dinero público y con la voluntad de los votantes, pero lo único tangible que por ahora les han sacado a los socialistas son disgustos y más disgustos.