| 27 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Las 5 trampas de las consultas ciudadanas

El autor repasa las trampas de las consultas populares y cómo las han utilizado algunos de los más siniestros personajes de la historia para llegar a una conclusión: son tóxicas.

| Luis Marí-Beffa Opinión

Parece que se ha puesto de moda en Europa juzgar a los votantes, en lugar de a los políticos que proponen cosas tan inauditas como referéndums de un calado económico y social desconocido para el ciudadano que acude a las urnas. Suelo visitar bastante a menudo Gales. Su población -en su mayoría mayor de 50- resulta pacífica, simpática, dispuesta a ayudar.

Cuando el gobernante gestiona o mide mal sus promesas, acude al pueblo para que le ayude o enmiende la plana

Podría estar aquí durante largo rato describiéndola y durante ese largo rato en ningún momento se me ocurriría, salvo que yo fuera un absoluto cretino con la inteligencia de una alimaña, llamarlos "viejos xenófobos que están robándole el futuro a la juventud". Porque toda esta gente tan maravillosa, cordial y desprendida hasta lo inimaginable votó en bloque a favor del Brexit pese a que, unas horas después de que se anunciara la salida del Reino Unido de la UE, los mercados anunciaron hecatombe, las bolsas advirtieron de posibles vaivenes bajistas, la libra se desplomó a precios de los 80, la Liga Norte Italiana xenófoba dio la enhorabuena a los británicos, la hija de Le Pen dijo que "ahora era su momento" o los ultraconservadores holandeses reclamaron su referéndum. Por menos del 2%. La fiesta de la democracia. Por menos del 2%. La fiesta de la democracia. Por menos del 2% de ventaja del SI sobre el NO en una consulta no vinculante que el ala más conservadora británica la convirtió en vinculante en tiempo récord. Echarle la culpa de este siniestro panorama al votante me parece tan ingenuo como un niño reclamando la Luna para él.

En los anales de los ridículos más calamitosos de la historia de los referéndums tenemos a Syriza en el número uno. Firmó el SI a las condiciones de la Troika. Después promovió un referéndum por el NO, apoyado en los nazis de Amanecer Dorado. Salió el NO. Con ese NO bajo el brazo firmó un SI de condiciones aún peores que aquel primer SI. Dos tercios de Syriza se puso en armas contra Tsipras, se provocó un corralito, una Huelga General, unas elecciones generales en menos de un año y un cabreo monumental entre el pueblo griego. ¡El pueblo! Entretanto, Podemos alabó el coraje del pueblo griego. ¿Alguien entendió algo? Yo no, desde luego.

 

 

Porque recuerden: este referéndum se votó antes en el Parlamento Griego, para responder SI o NO a las condiciones impuestas por las instituciones acreedoras europeas. Y vuelvan a recordar: a favor votaron Syriza, la derecha conservadora cristiana en contra de la inmigración y los nazis de Amanecer Dorado. Y recuerden por tercera vez: en contra del referéndum griego votaron el centro derecha, el centro izquierda, los liberales y los comunistas. Recuérdenlo bien. Creo que es un detalle a tener en cuenta sobre cómo funcionan los referéndums populares.

Cuando el gobernante gestiona o mide mal sus promesas, acude al pueblo para que le ayude o enmiende la plana. Sucedió con Felipe González y la OTAN. Aquel referéndum logró por adhesión popular, lo que el PSOE no pudo conseguir a través de la persuasión razonada. Incluso nuestro caudillo Franco fue un gran consultor del pueblo.

Al igual que se hizo con las subprimes, se vende un producto complejo bajo la apariencia de un paquete simple. Y está repleto de elementos tóxicos

Como decía Francisco J. Laporta, las consultas ciudadanas tienen cuatro trampas, incompatibles con la democracia. La primera: el pueblo -esa amalgama que nunca es la suma de sus individuos- no es para votar, sino que vota para ser. La segunda: una vez iniciado un proceso consultivo, este ya no termina nunca, hasta que una de las dos opciones se alcanza y se da por zanjado el tema consultado (la otra opción es un mero instrumento, no una opción). La tercera: el simplismo. Al igual que se hizo con las subprimes, se vende un producto complejo bajo la apariencia de un paquete simple. Y ese producto está repleto de elementos tóxicos. La cuarta, y más peligrosa: al forzar al ciudadano a una decisión binaria SI-NO, la sociedad se fragmenta y surgen actitudes agresivas y competitivas.

 Yo añadiría una quinta trampa: trasladar a personas sin instrucción jurídica y económica, cuestiones jurídicas y económicas, para que la responsabilidad recaiga en ellas y no en el gestor público, que está en su puesto para tomar decisiones y acarrear con las consecuencias. Las consultas populares -tan de moda en la vieja Europa-, bajo la apariencia de democracia, esconde resortes antidemocráticos, populistas y, por lo general, nacionalistas. Renzi fue el siguiente en la lista de líderes resueltos a pasar a la historia del ridículo. Y lo peor: una vez que la moda está ya instaurada, la lista amenaza con seguir engordando y erosionando la democracia.

Eso sí, si alguna vez alguien ha de decidir si me operan o no del corazón prefiero que lo haga un cirujano vascular. No pienso someterlo a consulta popular".