| 25 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Carolina Punset y Albert Rivera, en una imagen de 2015.
Carolina Punset y Albert Rivera, en una imagen de 2015.

Parte de guerra: Ciudadanos, condenado a desaparecer en la Comunidad Valenciana

Su historia en la tierra de las naranjas se escribe a base de lucha interna, traiciones, transfuguismo y "decapitación" de los líderes locales y regionales. Rivera sueña con partir de cero.

| David Lozano Edición Valencia

Refundarse cuando apenas lleva tres años a pleno rendimiento. Ciudadanos en la Comunidad Valenciana no es ya un partido político. Está partido sí, pero hecho jirones. El último capítulo se ha producido con la fulminante destitución de quien de facto es el líder regional de la formación, su portavoz parlamentario en Les Corts, Alexis Marí, cabeza visible autonómica que Albert Rivera ha decapitado mediante el ordeno y mando del cese fulminante.

¿El motivo? Al margen de las justificaciones políticas que le quieran dar: la animadversión manifiesta que le profesa Rivera a un Marí que ha trazado la línea política de su grupo parlamentario en una única dirección, la contraria -casi como obsesión- a las directrices dictadas desde la dirección nacional. Si Albert Rivera ordenaba una cosa, el grupo parlamentario de C's hacía la contraria, por muy marciana que pareciese la decisión adoptada y su posterior reflejo en la Cámara autonómica. A tal extremo llegaba la fractura que Alexis Marí manifestaba hace unos días, tal y como les contaba en primicia ESdiario, que se la "traía al pairo" lo que ordenase Rivera. Horas después era cesado.

Pero la historia de la división en Ciudadanos viene de lejos. Es un auténtico parte de guerra. El desencuentro era evidente ya desde el ascenso a lideresa de Carolina Punset, antagonista de Albert Rivera. Tal era el enfrentamiento que quien fuera cabeza de cartel y "jefa" de la oposición parlamentaria al tripartito de Podemos, Ximo Puig y Mónica Oltra prefería poner tierra de por medio, dejar su liderazgo regional, hacer las maletas y ocupar un mucho más cómodo y discreto escaño (de duración más prolongada) en el Parlamento Europeo. El partido estaba ya entonces tocado; tocado y hundido.

El desafío de Punset o Marí lejos de ser político se ha tornado en lo personal. Tanto es así que ambos, que mantenían una discreta relación sentimental, decidieron casarse por todo lo alto (ceremonia oficiada por el alcalde de Valencia, Joan Ribó y a la que asistieron, entre otros, Puig y Oltra) el mismo día que en Madrid se celebraba el congreso nacional de Ciudadanos en el que Albert Rivera salía reforzado como presidente de la formación. Desplante que jamás ha perdonado Rivera.

El día de la boda.

Fuga de cargos y concejales 

Pero la historia de la ruptura no sólo se limita al ámbito regional. Ciudadanos está condenado a la desaparición, tal y como lo conocemos ahora, en la Comunidad Valenciana. Numerosos concejales han abandonado la formación y ocupan ahora sus sillones municipales desde el incómodo grupo de los "no adscritos" o incluso integrados ya en otros partidos políticos. Son técnicamente tránsfugas que han abandonado el partido por gravísimas divergencias con la dirección. Los tránsfugas naranjas son legión en la Comunidad Valenciana.

El caso más relevante es el del único diputado provincial de la formación. En Alicante, Fernando Sepulcre ha abandonado C's y ejerce, desde el Grupo Mixto, su labor de "diputado apoyo" del PP, para que los populares mantengan la mayoría absoluta en la Diputación. 

Es uno de los múltiples casos que llevan a la práctica desaparición institucional de Ciudadanos en la Comunidad Valenciana. Urge una refundación aunque lo van a tener complicado. Fuentes de la formación naranja reconocen a ESdiario que "no hay cantera" y no ocultan un temor que les atenaza: "Al final terminaremos en el Partido Popular".