| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Otro año de muerte

¿Puede revertirse el imparable envejecimiento de España? Los expertos dudan y proponen al Gobierno otras medidas para transformar lo inevitable en algo más que un simple problema.

| Pedro Pérez Hinojos Opinión

Ya sabíamos que en 2015 se produjo un hecho insólito en la sociedad española: fue el año en que se produjeron más muertes que nacimientos desde que se tienen registrados datos demográficos exactos (el primer estudio es de 1941).

El envejecimiento de la población ya no tiene arreglo según los expertos

Pero ahora se ha conocido además que en ese mismo año creció como nunca la mortalidad, en concreto hasta un 7%, según indican los datos divulgados hace pocos días por el  Instituto Nacional de Estadística (INE).

Y esta circunstancia está vinculada directamente al envejecimiento de la población, un problema que no tiene arreglo, según todos los especialistas, sino más bien la exigencia acuciante de la adaptación de los servicios públicos y del Estado en general a una situación que no presenta marcha atrás.

 En total, en 2015 se registraron en nuestro país 422.568 muertes, un 7% más que un año antes.  La mayoría de los fallecimientos (96,4%) se debieron a causas naturales. Las enfermedades del aparato circulatorio, como infartos y angina de pecho (124.197, el 29,4% del total de defunciones), y los tumores (111.381; 26,4%)  siguen siendo las principales causas de muerte en nuestro país.

Sin embargo, los fallecimientos como consecuencia de enfermedades del aparato respiratorio son los que más aumentaron. Con arreglo a los datos aportados por el  INE, las muertes por neumonía y enfermedades crónicas de las vías respiratorias se dispararon un 18,3% en 2015. Los tumores, por su parte, aumentaron un 5,8%.

 Las patologías del sistema nervioso se situaron, por quinto año consecutivo, en el cuarto lugar entre las causas de muerte más frecuentes en nuestro país. De los datos de 2015 destaca, asimismo, un repunte de las demencias distintas del alzhéimer con un incremento del 13,8% en los varones y un 14,6% en las mujeres. Los fallecimientos por el alzhéimer ocupan el séptimo lugar. En bloque, alzhéimer (15.578) y demencias (20.442) causaron en 2015 un total de 36.020 fallecimientos.

 Este repunte de la mortalidad ha rebajado un poco la tasa de esperanza de vida al nacer de los españoles, al situarlo en los 82,7 años para ambos sexos en lugar de los 82,9 que teníamos en 2014, una variación que se considera exclusivamente coyuntural. Por otra parte, La diferencia por género en la esperanza de vida sigue indicando que ellas son las más longevas, si bien esta diferencia cada vez es menor.

 La población que más muere,  según estas estadísticas, son los mayores de 80 años. En los jóvenes esa tasa se mantiene e incluso disminuye según las causas de la muerte. El 86% de los entierros en España es de gente mayor y según todas las previsiones, a partir de este 'año de muerte' se superarán los 400.000 fallecimientos anuales de media.

 Más viejos y más "eficientes"

Lo que sí dejan a las claras todas estas cifras es el que el envejecimiento de la población es una realidad sin reversión posible, según señalan todos los demógrafos. Porque el desequilibrio de la pirámide poblacional, algo común en los países de nuestro entorno, es especialmente grave en España. Un total de diez Comunidades Autónomas cuentan con un saldo vegetativo negativo y se ha pronosticado una pérdida de más de medio millón de habitantes en 2031 y de más de cinco millones de habitantes para 2066.

 Eso sí, los estudiosos también aclaran que no es necesario caer en el alarmisno. Hasta hace apenas cuatro décadas, nuestro país necesitaba generar muchos nacimientos para conservar la masa de una población en la que se producían muchas defunciones. Actualmente, en cambio, la población es muy longeva y precisa menos nacimientos para mantenerse. Una "eficiencia" a la hora de la reproducción, como señalan los especialistas, que es una norma cada vez más extendida entre los países desarrollados.

 Nuestro envejecimiento, en definitiva, no tiene remedio, pues no existe constancia científica que en ningún país del mundo se haya revertido una transición demográfica de estas características. Aunque los expertos también aclaran que algunas proyecciones que alertan sobre la insostenibilidad de nuestra sociedad, como esa del INE que advierte de que España contará en 2050 con 17 millones de personas mayores de 65 años, ocho millones más que en la actualidad, son aventuradas y muy relativas. Hay otros factores muy variables como los flujos migratorios, el umbral de la vejez o la tasa de ocupación por edad y género con capacidad para compensar este envejecimiento estructural.

 Estado 'mayor' del bienestar

Lo que sí reclaman los demógrafos es que es inútil que el Gobierno dedique recursos y esfuerzos institucionales en darle la vuelta a esta realidad, cuando toda la atención debería centrarse en ajustar las estructuras del Estado del Bienestar a este panorama poblacional. Y se alude así al Comisionado frente el Reto Demográfico que el Ejecutivo creó por decreto a finales del pasado mes de enero.

 

 Con Edelmira Barreira como comisionada, este ente tendrá como propósito general elaborar y desarrollar una estrategia nacional frente al reto demográfico, que recoja el conjunto de propuestas, medidas y actuaciones necesarias para alcanzar el equilibrio de la pirámide poblacional, incluyendo tanto las que corresponden a la Administración General del Estado en el ámbito de sus competencias, como las que puedan resultar del apoyo y colaboración de las demás Administraciones en su respectivo ámbitos de actuación.

 Un empeño tremendamente difícil, de acuerdo con los expertos, pues igual que la muerte no tiene remedio, tampoco tiene soluciones totales el trío formado por el envejecimiento, la despoblación y población flotante.