Chabelita Pantoja amordaza a su todavía marido para que no hable de ella

La madre de Alejandro Albalá ha irrumpido de ¿improviso? en el panorama mediático para expresar que Isa Pantoja impuso la ley mordaza para que ni ella ni su hijo hablaran en los medios. Mari Paz, que así se llama la todavía consuegra de la tonadillera, también ha revelado que la otra parte no está facilitando las cosas para firmar el convenio regulador de divorcio. Sin embargo, a estas alturas, pues hace semanas que el documento está listo para ser rubricado, ni Alejandro ni su madre han manifestado petición alguna para disolver el vínculo matrimonial. 

Y aquí va la pregunta del millón: ¿Por qué habla Mari Paz y no su hijo? Porque Alejandro no puede hacerlo. Se lo impide un contrato de confidencialidad que firmó en los inicios de su noviazgo con Isa. Más que por lo que pudiera contar de ella, Chabelita lo hizo para proteger a su madre, pues Alejandro ha tenido contacto con Isabel Pantoja y ella se ha expresado en confianza con él. De ahí que Isa no quisiera que su madre pudiera salir escaldada en caso de una separación, como ocurrió con Alberto Isla.

Alejandro decidió firmar voluntariamente el contrato de confidencialidad que hoy desvelamos

Lo cierto es que Alejandro, en ningún momento, puso objeción alguna a rubricar el contrato de confidencialidad. Firmó gustoso y convencido. Sin embargo, enterada su madre, cuando la pareja ya estaba separada, puso el grito en el cielo al saber que su hijo había aceptado de forma consciente y en pleno uso de sus facultades mentales. Por tanto, lo de aparecer en televisión dando declaraciones pinta como un aviso a Isa Pantoja, para dejarle claro que aunque Albalá no puede hablar, ella sí, y que está dispuesta a hacerlo. No es el único contrato que la hija de la Pantoja puso sobre la mesa. Hizo lo propio con su amigo Sema.

Mientras tanto, en el bufete que representa los intereses legales de Isa Pantoja, Cinthya Ruiz & Asociados, esperan la llamada del abogado de Alejandro para iniciar conversaciones. De momento, desconocen qué desea el joven para divorciarse. Visto lo visto, todo pinta que la comunicación no va a producirse pronto pues tanto el joven como su madre muestran cierta querencia a dilatar el proceso mientras sueltan píldoras y mandan mensajes vía televisión.