| 09 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
El Rey recibe a Rajoy en la ronda de consultas para formar Gobierno.
El Rey recibe a Rajoy en la ronda de consultas para formar Gobierno.

Un “puyazo” de la Casa del Rey dinamita los puentes con Mariano Rajoy

La Zarzuela pudo cerrarse a cal y canto durante las rondas de contactos de Felipe VI, pero pasó al ataque contra el líder del PP y le dio donde más puede doler.

| Ricardo Rodríguez Opinión

“Si Mariano Rajoy ha jugado a ser Carlos Arias Navarro, Su Majestad debería tener potestad para nombrar a su Adolfo Suárez”. El comentario salió de La Zarzuela y fuentes de toda solvencia consultadas por Esdiario lo atribuyen al propio jefe de la Casa del Rey, Jaime Alfonsín.

En medio del barullo nacional, el rechazo de Rajoya una primera investidura sólo podía generar un hondo malestar en Palacio. Una zozobra controlada, de acuerdo, pero el movimiento táctico del líder del PP tocó dos fibras sensibles: La solidez de las relaciones del centro-derecha con Felipe VI y su constreñido papel en un escenario constitucionalmente inédito.

La determinación del candidato Pedro Sánchezdesbloqueó finalmente el escenario. Y tuvo una especie de efecto balsámico en el entorno del Monarca. Los temores de sus leales pasaron por ver involucrada la Institución en el debate partidista. Y, desde luego, así lo percibió la “nomenklatura” política que pisó las alfombras de La Zarzuela.

Cierto es que lo que piensa, lo que cree, lo que apoya y lo que rechaza el Jefe del Estado debe intuirse a menudo entre líneas, aunque el “puyazo”, ese paralelismo entre Rajoy y Arias Navarro, evidencia la tensión. Más aún de provenir de Alfonsín, famoso por su confianza y fidelidad al Rey, de ahí su sobrenombre de “La sombra”, pero, sobre todo, por su legendaria discreción.

Rajoy sólo puede asemejarse a Arias Navarro en su limitada capacidad para escribir nuevas páginas. Los votantes otorgaron un punto y aparte en nuestra historia democrática, con el surgir de nuevos partidos y líderes, algunos de los cuales han llegado a las Cortes cargados de vetos y la boca seca de revanchismo.

Las urnas han convertido a Mariano Rajoy en un político del jurásico. Cuenta con una hoja de servicio públicoindiscutible. Sin embargo, las circunstancias le van empujando a echarse a un lado. Nadie lo dice en el PP, no se arriesgarán a destaparse y quedar en evidencia en el actual atolladero de lo sobrecogedor en el que están inmersos, pero muchos lo piensan.

Nada es como era y ello comporta al menos la necesidad de reinventar el juego y borrar de una vez ciertos vicios endogámicos de los que la vida pública necesita purgarse. Rajoy ha podido sospechar, por ciertos indicios, que el propio Rey, al igual que hizo su padre en el 76, parece inclinado a un relevo generacional para afrontar las reformas que necesita España.

Queda por comprobar si Mariano Rajoy se contrae ahora que ha vislumbrado la puerta de salida, pero, si en este periodo no hay posibilidad de investir al candidato Sánchez, el líder del Partido Popular todavía podrá permitirse el lujo de ignorar consejos, trampas políticas y hasta conminaciones “reales”.