| 22 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Rivera&Susana, ¿la nueva alianza contra Rajoy?

¿Hay un pacto entre el dirigente naranja y la líder socialista emergente? ¿El temor a un adelanto electoral que les pille fuera de foco explicaría la tensión repentina contra Rajoy?

| Carlos Cuesta Opinión

 

 

¿Y si el PP no se enfrentase a una situación de crítica natural de cada uno de los distintos partidos de la oposición a causa de la corrupción, sino que se enfrentase en realidad a un pacto previo en el que Ciudadanos, el Partido Socialista y la propia facción de Errejón estuviesen jugando cada uno un papel predeterminado? Un papel destinado a tumbar al Gobierno del PP.

Un tándem que necesita de un tercer jugador: aquel al que algunos quieren ver como el área moderada de Podemos, Íñigo Errejón

No es una teoría. Es mucho más. Porque Albert Rivera y Susana Díaz hace mucho ya que juegan ese papel. Un tándem que necesita de un tercer jugador: aquel al que algunos quieren ver como el área moderada de Podemos, Íñigo Errejón, un político en el fondo tan radical como Pablo Iglesias, pero mucho más capaz de amoldarse a las circunstancias para pescar en río revuelto.

Repasemos los hechos de forma cronológica.

Hace ya tres meses que la crisis del Gobierno en Murcia se multiplicó a causa de dos factores. El primero, la enésima imputación de Pedro Antonio Sánchez. En esta ocasión por el caso Auditorio, una imputación que, tras fracasar 16 procesos judiciales previos contra el PP murciano, no parecía revestir una mayor gravedad, en especial, porque no había desaparecido el dinero destinado al auditorio, sino que, simplemente, el proyecto se había encarecido y con la partida prevista no se pudo terminar la obra.

Y segundo factor. Pese a ello, suponía una ocasión perfecta para que C's iniciase sus movimientos: la petición de dimisión del presidente de Murcia exigiéndole que cumpliese con su promesa electoral de dimitir si caía imputado. C´s lo hace, pero parece que Pedro Antonio Sánchez aguanta ante la debilidad de la acusación y, justo en ese momento, aparece el juez Eloy Velasco para pedir la imputación del presidente murciano por otro caso, Púnica. La suma de los dos casos hace imposible el mantenimiento del popular Sánchez en el cargo y dimite.

Resumen: lo que parecía ser un error estratégico de los hombres de Rivera, se convierte de golpe en un acierto, al cobrarse la cabeza de Sánchez de forma inesperada y gracias a la intervención del juez Velasco.

Cuando parecía que el Gobierno empezaba a lograr una gobernabilidad estable, Rivera saca pecho y acusa de corrupto a Rajoy

En medio de esa batalla política ocurría una segunda pelea entre C´s y PP. En esta ocasión, a escala nacional: en el Congreso de los Diputados, y bajo la forma de petición de comparecencia del propio Rajoy en una naciente Comisión de Investigación. Cuando menos preocupación podía haber en la opinión pública por esta cuestión, y cuando parecía que el Gobierno del PP empezaba a recomponerse para lograr una gobernabilidad medianamente estable, Rivera saca pecho y acusa de corrupto a Rajoy.

De nuevo parece un error de cálculo a simple vista: cómo puede hacer esto cuando sus votantes son en buena medida cercanos al PP, pensaron muchos. Pero cuando parece que el error político se consagra, vuelve a aparecer Eloy Velasco para lanzar la Operación Lezo, la prisión preventiva de Ignacio González y la de buena parte de sus hombres de confianza en el Canal de Isabel II.

Hay que recordar que el informe presentado por Cristina Cifuentes a la Fiscalía era de junio de 2016, hace casi un año, pese a lo que la Justicia no había lanzado imputaciones hasta hace un semana. Justo en el momento clave desde el punto de vista político.

Resultado: lo que podía haber sido, de nuevo, un error estratégico y haber producido un importante daño en las expectativas de C´s, se convierte, de pronto, en un motivo de ganancia potencial de voto para ellos.

 

 

Tercer capítulo. Hace tan sólo unos días. Cuando la crisis en el PP de Madrid parece que se circunscribe al ex presidente Ignacio González y su equipo, Eloy Velasco vuelve a ampliar el número de investigados e incorpora a Villar Mir, López Viejo, Zaplana y todo un largo listado hasta sumar 60 personas. La extensión de la acusación provoca la dimisión de Esperanza Aguirre. Justo cuando 24 horas antes, Inés Arrimadas (C's) había planteado que "si Cifuentes es imputada" tendría que dimitir.

Es decir, justo cuando Ciudadanos acababa de insinuar la extensión del caso a más personas relacionadas con el Gobierno de la Comunidad de Madrid.

Justo cuando 24 horas antes de la dimisión de Aguirre, Arrimadas había planteado que "si Cifuentes es imputada" tendría que dimitir.

Y último capítulo, por ahora. Begoña Villacís, de nuevo de C's, aparece públicamente para decir que el problema no es sólo Aguirre: es todo el PP, extendiendo su acusación a todo el partido con el que, supuestamente, mantienen un pacto de gobernabilidad nacional.

A lo largo de estos cuatro capítulos, ha habido otra formación que le ha seguido en las acusaciones de forma milimétrica, con las mismas frases, las mismas exigencias y hasta el mismo respaldo a la misma Comisión de Investigación; el PSOE. Pero no un PSOE cualquiera: especialmente el de Susana Díaz, persona con la que Albert Rivera en primera persona firmó el pacto de gobernabilidad de Andalucía, comunidad asolada por la corrupción con casos más enraizados en la Administración -no en empresas públicas- y por cuantías millonariamente muy superiores a las de Madrid. Pero comunidad cuyo Gobierno, sin embargo, no ha despertado ni la más mínima crítica por parte de los hombres de Rivera. ¿Será porque está Susana Díaz al frente?

Un escenario que se completa con dos datos, en esta ocasión de Podemos. Íñigo Errejón ha asumido ya la oferta de ser candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid, justo del Gobierno que Arrimadas pone en duda. Y dos, cuando Esperanza Aguirre presenta su dimisión, Podemos no da una rueda de prensa. No: da dos. Y a la misma hora: las seis de la tarde. Una de Rita Maestre (sector Errejón) y otra de Espinar (sector Iglesias). Es decir, que se contraprograman entre ellos.

Pregunta: ¿funcionan como dos Podemos, jugando a dar la sensación de uno radical -el de Iglesias- y otro supuestamente moderado -el de Errejón-, para poder pactar con el PSOE y lo que se acerque a esa órbita?

¿Se han temido Rivera y Díaz un adelanto electoral que cogiese a C's fuera de juego y al PSOE sin un partido aún recompuesto?

Y más preguntas, claramente retóricas: ¿se han temido Albert Rivera y Susana Díaz la posibilidad de un adelanto electoral que cogiese a C's fuera de juego por su indefinición ideológica y a Díaz sin un partido aún recompuesto? ¿Se han unido para impedir ese adelanto y forzar una ingobernabilidad que imposibilite al PP cumplir su promesa de estabilidad, mientras aprovechan las casuales coincidencias en el tiempo de las imputaciones para fraccionar el voto del PP con C's?

Porque de ser así, que lo parece, el PSOE habría encontrado la forma de recuperar hueco político: que C's robe voto al PP y no a ellos, gracias a la magnificación de los casos de corrupción. Algo que permitiría al PSOE crecer hacia el centro. E, incluso, hacer hueco para que un Errejón y parte de sus diputados les diesen el respaldo suficiente para ser determinantes o, quién sabe, gobernar.

Algo que habría exigido una redefinición de Ciudadanos como partido teóricamente más de centro derecha. Lo que, de nuevo, también ha ocurrido: en febrero renunciaron supuesta y casualmente a la socialdemocracia... Justo al inicio de esta historia.

Curioso, ¿no?