| 27 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Íñigo Errejón y Pablo iglesias, tras su comentada enganchada en el Congreso.
Íñigo Errejón y Pablo iglesias, tras su comentada enganchada en el Congreso.

Iglesias pierde los nervios con la jugada maestra de Errejón: "Está desquiciado"

A solo horas de que finalice el plazo para un improbable acuerdo, la alarma invade a la cúpula del partido ante un inminente congreso que parece derivar en una batalla campal.

| J.R.V España

Cuando este miércoles a la medianoche concluya el plazo para la presentación de candidaturas a la Secretaría General de Podemos, los dirigentes del partido morado podrán constatar, si no hay una sorpresa de última hora en la que nadie confía, que la Asamblea Ciudadana de Vistalegre 2 no será un cónclave para definir el futuro proyecto del partido sino más bien una cruenta batalla por el liderazgo entre dos sectores ya irreconciliables, los que encabezan Pablo Iglesias e Íñigo Errejón.

Ambos han logrado desquiciar de tal manera un debate que parecía sosegado hace unas semanas, que han obligado este martes a sus diputados a ser testigos de forma incrédula de una insólita escena en el mismísimo hemiciclo del Congreso. Sus dos referentes ideológicos enzarzados en una acalorada discusión repleta de gestos, aspavientos y voces más altas que otras, con los diputados del resto de los grupos como sorprendidos testigos.

"Pablo está desquiciado", reconocía en los pasillos un errejonista, tratando a la vez de apagar fuegos y restando importancia a un incidente que ha protagonizado la reentré de sus señorías tras las vacaciones navideñas. "Se apasionan, pero como se quieren, se respetan", se afanaban en aclarar los asesores de prensa del grupo parlamentario morado.

Y tras finalizar el Pleno, cariacontecido, Iglesias optaba por la ironía ante los periodistas. "No somos holandeses, somos españoles, por eso le ponemos pasión", decía.

Según las fuentes consultadas por ESdiario, el problema del agarrón entre Iglesias y Errejón derivan de la incomunicación que ambos han mantenido en los últimos días. Se han esquivado, no se han visto en persona, apenas han hablado por teléfono y se han lanzado puyas notables en sus visitas a varios medios de comunicación.

Un "diálogo de sordos" que, realmente, se remonta al mes diciembre, cuando se produjo la votación del reglamento del congreso de los próximos 10, 11 y 12 de febrero. Una votación que dibujó un equilibrio prácticamente al 50% entre el pablismo y el errejonismo.

Cuando se conocieron esos resultados, Iglesias y Errejón se conjuraron, afirmaron haber entendido el mensaje y se comprometieron a integrar ambos proyectos.  Pero llegan al día decisivo en guerra total e irreconciliable.

Los pablistas se quejan de que los errejonistas han desoído en las últimas semanas varias ofertas del secretario general. Pero los afines al número dos replican denunciando que el sector de Iglesias ha dado plantón a Errejón en varias reuniones convocadas en los últimos días para transaccionar documentos.

Errejón acusa a Iglesias de no querer ceder competencias ni democratizar un órgano clave para el futuro Podemos, la Comisión de Garantías,  ahora mayoritariamente afín al líder morado.

Este martes, algunos relevantes dirigentes como Rafael Mayoral, Irene Montero o Pablo Bustunduy no ocultaban sus rostros de preocupación tras la fea agarrada entre los dos máximos dirigentes, a pocas horas de que venza el plazo para lograr una hipotética candidatura de integración.

Una bronca que definía a la perfección una asesora parlamentaria de Iglesias. "Con lo listos que son los dos, qué tontos parecen a veces", sentenciaba. Y entre muchos diputados morados una sensación agridulce pero unánime: el virus del PSOE se ha contagiado a Podemos.