| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La relación de madre e hija está dando mucho de qué hablar
La relación de madre e hija está dando mucho de qué hablar

Así es la verdadera relación de Alba Carrillo y su madre cuando nadie las ve

Están siendo las protagonistas indiscutibles del concurso. Pero lo suyo es mucho más complicado. Su relación es mucho más tóxica en España, donde ambas viven circunstancias difíciles.

| Saúl Ortiz Opinión

Lucia Pariente se ha convertido en una de las caras más polémicas de todos los tiempos. Para muchos, una sorpresa. Para otros, la confirmación de un presagio que vaticinamos en privado. Lucia tiene un carácter totalitario, brusco y tan invasivo que ha arrastrado al barrizal a su propia hija. Situaciones lamentables de las que he sido testigo en más de una ocasión. Callo -o más bien omito- acontecimientos que podrían tener gravísimas consecuencias. Son muchas las ocasiones en las que he tenido que preguntarle el porqué de sus actuaciones.

Tanta hilaridad provocó que el entorno más cercano a Alba le aconsejara que huyera de forma inmediata. Yo mismo le empujé a que iniciara una nueva vida lejos de su progenitora. Mi intermediación despertó la ira de Lucía, a quien entrevisté en un reportaje publicado en la revista Hola. Por eso conozco y reconozco perfectamente tanto descontrol. Sigo recuperándome después de presenciar disputas unilaterales que sobrecogerían a cualquiera. Quizás un exceso de protección, tal vez la necesidad de controlarlo todo. Una pena, pues ambas son nobles y tienen gran bondad.

Me consta que la situación entre madre e hija era tan asfixiante que Alba pidió que vivieran en casas separadas. Lucía se trasladó a vivir al pequeño pueblo del que es oriunda y Alba se quedó con su padre en casa. A partir de ese momento, su cambio fue radical. Era otra. Se presentaba mucho más contenta, sosegada, menos huraña e inestable. Se sentía segura y era capaz de mantenerse convincente ante todas sus decisiones. Sin embargo, los ajetreos mediáticos volvieron a provocarle una recaída en esa dependencia que es su prisión y Lucía regresó a Torrelodones. Ahora los seguidores de la modelo pueden entender los cambios en su carácter. Y es que todo, incluso esto, tiene siempre una explicación. 

Renglón aparte merecen las defensoras en plató de madre e hija. Ambas han sabido ser ecuánimes y no aplaudir los comportamientos que son erráticos. Seguro que revisar las imágenes y las actitudes polémicas consigue que la relación entre ellas se estabilice. Ninguna tiene mal fondo. Más bien todo lo contrario, pero necesitan independencia, naturalidad y trabajar el desapego.