| 24 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Mariano Rajoy tiene un as en la manga.
Mariano Rajoy tiene un as en la manga.

Rajoy ata una estrategia: Redondear el círculo con los “enredadores” del PSOE

El presidente del PP parecía muerto, pero ha vuelto a la vida. Y le encajan las piezas del puzzle a diestra y siniestra para seguir encaramado en el machito. Por Ricardo Rodríguez

| Ricardo Rodríguez Opinión

Las pasadas Navidades un lamento recorrió las dependencias presidenciales de La Moncloa: “¡Cómo es posible que Pedro Sánchez siga ahí!” Acompañada de adjetivos varios, fue una de las proclamas que se escuchó a Mariano Rajoy. Porque, al final, dígase lo que quiera, el factor personal tiene sus efectos en el encanallado mundo de la política. Y el jefe del Ejecutivo en funciones llegó a aventurar el salto del secretario general del PSOE del coche oficial al fúnebre.

La causa electoral pudo quedar para el desguace el 20-D pero Sánchez se lanzó a consumar maniobras dilatorias hasta hacer irremediable la vuelta a las urnas. Queda así verificada la ecuación verbal formulada por el pata negraJesús Posada ante el propio Rajoy con mesa y mantel de por medio. A saber: “Olvídate, Mariano, nada puede hacer el PP sin el PSOE”. Poco tardó el presidente popular en constatar las intenciones del líder socialista y, además, con la complicidad de Albert Rivera “que ha sido quienmás gasolina ha echado al carruaje”, según inciden en círculos monclovitas. Rajoy, a decir de esas fuentes, fuma en pipa con Rivera.

El final de la transigencia popular con la formación naranjaparece estar cada vez más cerca. Y ello a pesar de los llamamientos internos de líderes autonómicos y locales necesitados de su apoyo, de rondar un pacto a nivel nacional de lograr sumar mayoría absoluta o desde la cúpula de C´s haberles hecho llegar en la sombra que aparcarán sin problemas la petición de la cabeza de Mariano Rajoy en caso de repetir victoria. Para entonces, con todo, queda un mundo, lo que no es óbice para que en las plantas nobles de la sede de la Gaviota incidan en que “el comportamiento de Rivera con Rajoy en particular y el PP en general está siendomiserable”.

Mientras la XI Legislatura quema las últimas horas, Mariano Rajoy ha ido acumulando sobre su mesa cálculos de sus asesores según los cuales el Partido Popular podrá recuperar de una tacada un mínimo de 500.000 de 1.600.000 de sus votantes que huyeron a Ciudadanos. Es decir, los de la Gaviota sumaríanel 26-J cerca de 8 millones de papeletas, lo que les otorgaría una mayoría aún más amplia frente a sus rivales directos, ya sean éstos el PSOE o una alianza Podemos-Izquierda Unida. El hipotético escenario de un sorpasso de Pablo Iglesias-Alberto Garzón sobre Pedro Sánchez puede ser ya el llanto y el crujir de dientes en el socialismo patrio.

El PP parte con la ventaja de que a su derecha no hay nada, mientras el PSOE se verá forzado a, por un lado, echar abajo a su izquierda el muro levantado por Podemos o IU y, por otro, atrincherar el centro, el otro extremo de su electorado. Además, puede sacar partido de la nueva situación si acierta a trasmitir a los electores la razonable desconfianza que la apuesta de una ensalada de marcas despierta en una parte considerable de la población. Ni siquiera tiene por qué suscitar el voto del miedoante el amplio campo para la crítica constructiva de las posiciones de sus competidores. Le bastaría, sobre todo, con alentar el “voto útil” como uno de sus eslóganes.

La consecuencia de un panorama de esa naturaleza no seríaotra que la dimisión inmediata de Sánchez y la convocatoria de un congreso que rehabilite unas siglas con un siglo de historia amenazada de ruina. Ante un desmoronamiento, la salida del actual secretario general del PSOE abriría la puerta a la toma de control de Susana Díaz. La presidenta de la Junta de Andalucía lleva tiempo preparando el golpe palaciego - algo que está muy lejos de pasar desapercibido en la calle Génova – porque, entre otras razones, Rajoy se entiende con Susana y algunos de sus ministros y dirigentes hacen lo propio con grandes enredadores como José Blanco, Pepe Bono, Alfredo Pérez Rubalcaba, Felipe González y hasta José Luis Rodríguez Zapatero.

A partir de ahí, la grosse koalition estaría servida o, al menos, la aquiescencia de una abstención del PSOE si el Rey encargase este verano la tarea al candidato del PP. Tampoco le interesa a España quedarse sin alternativa y aún menos dejar a Iglesias el papel de Oposición. Sea cual fuese la solución, - los populares manejan un puñado de fórmulas - ésta debería ir acompañada de una concertación previa en media docena de asuntos de Estado y tal vez en una fecha de caducidad para una Legislatura corta. “A la ciudadanía le parecería sensato”, repiten.

Así pues, a Mariano Rajoy le podría bastar con esperar a que su enemigo Pedro Sánchez se queme para que el Poder recaiga de nuevo en su cesta cual fruta madura. Y vuelve hasta oírse aquella frase de que “el jefe ha sabido medir bien sus tiempos”. Sería, desde luego, irónico que los malabares de PSOE, C´s y Podemos desemboquen en una pirueta final que, esencialmente, mantendría al marianismo al mando de la nave. El parto de los montes.