| 25 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Las secuelas del 1-O en los partidos valencianos

¿Qué repercusiones va a tener en la política valenciana el referédum catalán? El periodista Héctor González sostiene que las secuelas ya se están dejando ver.

| Héctor González Edición Valencia

Ocurra lo que ocurra y derive como derive, las noticias, las opiniones y las actuaciones que giran en torno al referéndum catalán tienen sus consecuencias en la política valenciana, tanto en las filiales de los partidos nacionales en el ámbito autonómico como en los autóctonos. Ninguno se ha mantenido inmune al proceso y a cada formación, de una forma o de otra, le afecta y lo hará en el futuro. Tendrá sus secuelas.

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha reforzado su papel institucional al lograr un cierre de filas de sus consellers, con el mantra bien aprendido de “más diálogo” como estereotipado antídoto a todos los males. Ha tratado de mantener su agenda, aunque ha acabado aparcando los actos reivindicativos de más financiación. No es el momento si quiere evitar quedar eclipsado por otra actualidad. Tampoco para su partido, el PSPV, arrastrado por ese federalismo incomprendido e inacabado que pregona a nivel nacional su matriz, el PSOE.

Compromís ha demostrado sus variantes y vertientes. Su protolíder, Mónica Oltra, también ha acatado su rol institucional y ha secundado a Ximo Puig, al contrario de lo que hizo el presidente de Les Corts, Enric Morera, en un acaloramiento tuitero prorrefendum. O algunos de los representantes más conocidos del Bloc, el principal vivero de compromisarios. Sin olvidar al ya habitual acaparador de controversias, el senador Mulet. La convocatoria catalana ha generado grietas en un armazón político difícil de encajar, que la apertura del debate de listas y candidaturas en los próximos meses puede agrandar. Aunque también es cierto que el reparto de poder une mucho.

Mensaje anticapitalista

Podem se ha difuminado en esta tesitura. Como en la mayoría de autonomías, la formación ha seguido las consignas de su prohombre nacional, Pablo Iglesias, y se limita a repetir su discurso crítico contra el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Sin llegar al “Visca Cataluña lliure i sobirana”. Tendrá que ver si el mensaje anticapitalista de la CUP le supone una competencia en el ámbito valenciano. Aunque sobre esto ya disertaremos más adelante.

El Partido Popular no ha tenido que barnizar un ápice su proclama nacional. Sí que le ha servido de ariete para azuzar al Consell. Más bien a Compromís por las diferencias exhibidas. Le permitirá reforzar el hilo del vínculo entre la imposición del valenciano del conseller de Educación, Vicent Marzà (excesivamente comedido tras un brote inicial de apoyo público al ´procés´), y su proximidad ideológica y lingüística a Cataluña. Más carbón.

Idem para Ciudadanos. Aunque hasta la fecha en la reivindicación educativa anda bastante rezagado. En cambio, puede ahondar en el opaco proceso de configuración del conglomerado de medios públicos Ápunt. Le brinda la posibilidad de ayudar a unir un grupo fragmentado y dañado por la escisión acometida por las huestes del exsíndic Alexis Marí.

 

Valencianista y CUP

Y los que no están pueden ganar. Por un lado, los partidos de tinte regionalista antagonistas de Compromís. La concentración ante la sede de Delegación del Gobierno de destacados referentes del Bloc y las manifestaciones prorreferendum lanzadas por algunos diputados (incluida asistencia al acto en el teatro Micalet de respaldo al independentismo catalán) no han pasado desapercibidas a una parte de la sociedad. Y a quien no se haya enterado, estas formaciones tratarán de mostrárselo. De repetirles que Compromís emula a los actores de la Grecia clásica, con diferentes máscaras según el personaje que representen. Y volver a enarbolar el recurrente y manido término ´catalanista´.

Som Valencians, Unio i Germania, RePo, Demòcrates Valencians, los vestigios de Poble, de Coalició en Positiu o de otras formaciones de este segmento han recibido una munición extra. Han encontrado una brecha en su rival. Para aprovecharla deben superar sus dos problemas endémicos (me consta que en ambos casos andan en ello): la desunión y la falta de candidatos con predicamento. De lo contrario, volverán a sumirse en la misma desolación electoral de 2015.

De vuelta a la Candidatura de Unidad Popular (CUP), atentos a su posible expansión por la Comunidad Valenciana. El citado ´procés´ le ha dado la excusa perfecta para hacer una gira por su entelequia de territorio catalán. Además de ese mensaje protocatalán, más minoritario, pueden lograr que cale su vertiente anticapitalista, reivindicativa. Que simpatice con la CUP el votante que captó Podemos en su momento pero a quien el partido de Pablo Iglesias se le queda corto o incluso aburguesado. Esquerra Republica de Cataluña (ERC), en su eclosión con Carod-Rovira, encontró caldo de cultivo y sembró concejales en diferentes municipios valencianos. La CUP puede ser su réplica modernizada, bulliciosa y rasta.