| 18 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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La vicepresidenta con el director general del CNI, Félix Sanz Roldán
La vicepresidenta con el director general del CNI, Félix Sanz Roldán

La promoción del ministro Méndez de Vigo frustra el ascenso de su hermana

Uno de los nombramientos más importantes para la seguridad nacional ha quedado pospuesto por circunstancias familiares. Otros "clanes" en los aledaños del poder han tenido más suerte.

| Miguel Blasco España

No todas las sagas familiares que se ubican en los aledaños del poder corren la misma suerte. Este viernes, el Consejo de Ministros ha dado luz verde al nombramiento de Eva Valle Maestro como flamante nueva directora de la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno.

Rajoy ha optado por una prestigiosa profesional con un currículum indiscutible. Pero, además, se da la circunstancia de que Valle es la cuñada del ministro de Energía, Alvaro Nadal. Es decir, esposa del secretario de Estado de Presupuestos, Alberto Nadal. Todos ellos pertenecen a la denominada categoría JASP, jóvenes aunque sobradamente preparados.

Sin embargo, otra integrante de una reconocida saga de políticos no va a correr la misma suerte. La secretaria general del Centro Nacional de Inteligencia, una de las espías más reconocidas en el ámbito de la inteligencia internacional, tendrá que esperar. Beatriz Méndez de Vigo, número dos de La Casa -cómo se conoce a la sede del espionaje español- deberá aguardar una nueva oportunidad para dar el salto al máximo escalón del CNI.

Y eso que tras las elecciones del 20 de diciembre, el Gobierno sopesó seriamente relevar de su cargo al general Félix Sanz Roldán. Nada traumático. El militar llevaba ya siete años al frente de los espías, en enero cumplirá 72 años y ha rebasado la edad para su pase a la reserva.

Sanz Roldán, un hombre muy ligado a la etapa del Rey Juan Carlos I, pilotó con notable audacia el caso Corinna y el proceso de abdicación del ex Jefe del Estado. Además, en su haber destaca el apaciguamiento de un CNI que había quedado dinamitado durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero por la gestión del antecesor del general.

Alberto Saiz, un civil sin experiencia alguna elevado al cargo por José Bono, y que arrasó con el prestigio de un espionaje siempre alabado por sus homólogos europeos. ¿El mérito de Saiz para ocupar tan delicado cargo?: haber sido consejero de Industria cuando Bono presidía Castilla-La Mancha.

Aunque Félix Sanz ha puesto en su desempeño sus indiscutibles dotes políticas y su indudable habilidad para la diplomacia -ha sobrevivido al PSOE y al PP, es decir, a María Teresa Fernández de la Vega y a Soraya Sáenz de Santamaría-todos los que conocen el CNI coinciden en que ha sido Beatriz Méndez de Vigo la artífice de la normalización y represtigiamiento del espionaje español.

Méndez de Vigo, una de las primeras mujeres en entrar en el entonces CESID en 1983, tiene en su cabeza todos los secretos de Estado. Es el cerebro interno y el rostro que se relaciona con los servicios aliados, de cara al exterior.

Había llegado la hora de su ascenso definitivo y todos en el CNI daban por hecho su salto al número uno. Con ETA fuera de juego, ella era la encargada de impulsar los nuevos retos: el ciberterrorismo, la delincuencia financiera, la infiltración yihadista, los nuevos retos de la globalización y las redes sociales.

Sin embargo, la promoción de su hermano, el ministro de Educación, Cultura y flamante portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, va a provocar que la "jefa de los espías" -como se la conoce- tenga que esperar una nueva oportunidad. El Gobierno no ha querido abrir un fuego con la oposición con un cargo que provoca extraordinarias susceptibilidades.