Música por la Paz y el poder de la merienda

Hay muchas maneras de mejorar la sociedad en la que vivimos. Música por la Paz es una ONG muy joven nacida en 2013 en Sevilla y que quiso responder a las graves consecuencias para los más pequeños que trajo consigo la terrible crisis económica que nos azota desde hace ya ocho años.  Un informe sobre infancia, pobreza y crisis económica presentado por la Unión Europea posiciona a España como el 2º país con más pobreza infantil de la eurozona, sólo por detrás de Rumanía. Según el informe, uno de cada tres infantes españoles se encuentra en condición de pobreza, es decir, su núcleo familiar sobrevive con menos de 632€ al mes.

La acción que realiza día a día Música por la Paz con los niños en situación de pobreza intenta devolverles el brillo a su sonrisa.  Nunca antes, posiblemente desde la posguerra, se había escuchado tanto hablar de pobreza infantil en España, y es que las cifras rozan lo escalofriante. Casi el 17% de los niños y niñas de nuestro país están en situación de pobreza. Y las cifras han aumentado porque cuando Música por la Paz decidió luchar por cambiar esa realidad, el porcentaje de pobreza infantil estaba en el 12%. 

Esta situación fue la que movió a sus fundadores a no quedarse impasibles y de brazos cruzados. Comenzaron impartiendo talleres de música, porque la música es emoción, es humanidad y es la alegría que deberían tener los niños. Y siguieron ofreciendo merienda  - porque muchas familias, por su falta de recursos, no pueden permitirse el dársela a sus hijos e hijas- y ayudándoles a hacer los deberes del colegio.

Música por la Paz no es una ONG con grandes pretensiones. No pretenden cambiar el mundo, sino aportar su grano de arena, cambiar el trocito de realidad que les rodea -que nos rodea- y saber que hacen todo lo que pueden por mejorar la calidad de vida de muchos niños y niñas en todo el territorio español. 

Porque, aunque nacieron en Sevilla, desde allí, siguieron extendiéndose por toda la geografía nacional y tienen aspiraciones globales, con centros en lugares como Gijón, Vigo, Barcelona, Valencia, Madrid o Salamanca, dando 85.000 meriendas al año y devolviendo la sonrisa a unas personitas que, aunque sea sólo por su corta edad, se merecen ser inmensamente felices. Porque no es cuestión de dinero, no es cuestión de un euro arriba o de un euro abajo. Es cuestión de pobreza, de falta de alimentos y de todo lo que todo eso conlleva si se vive a edades tempranas. 

Esta organización sin ánimo de lucro lo pone muy fácil para que cualquiera pueda colaborar con ellos. Aparte de poder hacerse socio con un importe al mes (sin exigencias de permanencia o cantidades), ofrecen espacios a empresas y entidades que hacen donaciones o que son socios, dándoles visibilidad en su página web, por lo que éstas ven el retorno en responsabilidad social. Además, aunque no sea lo que más dinero genere, también tienen una fórmula de sorteos, por lo que no resulta extraño encontrar a algunos de sus voluntarios por las calles vendiendo papeleteas. Comprar una -también se puede hacer online- es aportar un importante granito de arena para que esa cifra de pobreza infantil empiece a bajar, para que el término de pobreza infantil se deje de usar por fin.