| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez ya trabaja en el  "nuevo" PSOE.
Pedro Sánchez ya trabaja en el "nuevo" PSOE.

La ambiciosa estrategia de Sánchez para sumar 2,5 millones de adhesiones

Le queda tajo por cavar como secretario general del PSOE, sin duda, pero ve más que posible el trasvase de votantes. Ahora ya no hay excusas. Tiene varias estrategias bien diseñadas.

| Ricardo Rodríguez Opinión

“El 21-M empezó el futuro para ganar las elecciones generales”. Así de tajantes se muestran colaboradores del secretario general. La hipermovilización de las bases llevó en volandas a Pedro Sánchez de regreso a Ferraz y ha desencadenado un efecto “luna de miel” que su equipo aspiraa consolidar en el tiempo, pero para triunfar el PSOE debe pescar en diversos caladeros. Una aseveración que sonará a perogrullada. Sin embargo, es el quid de la cuestión.

Los socialistas lograron en 2011 7 millones de votos y de ellos 5,4 millones volvieron a secundar su oferta electoral en 2016. El mayor trasvase de papeletas del PSOE se produjo a Podemos. En términos absolutos rondarían 1,5 millones. Otro flujo de pérdida de votantes fue la abstención. Alrededor de 630.000 de quienes apostaron por sus siglas en 2011 eligió quedarse en casa. En el total, unos 375.000 de sus electores eligieron Ciudadanos. El partido de Sánchez retuvo al 77% de quienes otorgaron su confianza a Alfredo Pérez Rubalcaba. La fidelidad al PSOE está por los suelos y será tarea de Sánchez tratar de cambiar tal escenario.

Con estas y otras cifras en la mano, a Pedro Sánchez le procede aplicar la teoría de los vasos comunicantes. Para él subir, Pablo Iglesias debe bajar. Y al revés. Ahora le toca remontar al líder del PSOE, preparado para frenar cada intento del secretario general de Podemos de hacerle la cama por la izquierda. Y lo hará explotando su condición de única alternativa real al PP, el denominado carro del vencedor. Esto es, va a estirar la máxima según la cual muchos ciudadanos se inclinan por la fuerza política con más posibilidades de victoria.

Sánchez aspira a seducir a ese amplio sector de electores defraudados con un Iglesias que ha perdido la frescura de sus inicios. Sumarían unas 2 millones de personas que se decantaron por la papeleta morada. Por ello, el secretario general socialista ha carecido de reparos en declararse “muy próximo a los votantes de Podemos”, aunque a la vez ha marcado distancias con los controvertidos registros de Pablo Iglesias diariamente descriptibles. Detrás de su pulso, los morados no serán considerados un enemigo. En tal caso lo será su jefe de filas.

Pedro Sánchez ninguneará en cambio a Albert Rivera. A sus ojos, el pretendido giro a la izquierda en ningún caso les abrirá una vía de agua por el centro que podría repercutir en una fuga hacia la formación naranja. Al contrario. El núcleo duro de Sánchez detecta perspectivas de recuperar medio millón de moderados socialistas descontentos con la entrega de Rivera a Mariano Rajoy. A la postre, según interpretan, los acuerdos de gobernabilidad con el PP a nivel nacional y en cuatro comunidades autónomas han “derechizado” a Ciudadanos.

El puzle de Sánchez se completa con hacer una oposición dura y contundente contra los populares. Pues ésta será decisiva para su futuro. Quedan todavía tres años para las generales, sí, pero cuando todos los focos mediáticos y todas las lupas de su partido han reorientado el interés hacia su figura, el secretario general del PSOE tiene decidido moverse en clave electoral. Por resumir, paso a paso, espera el milagro de acaparar cerca del 30% de los votos. Si eso se produjera, los incondicionales de Pedro Sánchez creen que su apodo podría cambiar a “el Grande”. ¡Y tanto!