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José Manuel Maza, compareciendo hace unas semanas en el Congreso (EP)
José Manuel Maza, compareciendo hace unas semanas en el Congreso (EP)

Maza, el Fiscal que no se casa con nadie

El cerco al Fiscal General desprecia una certeza: siempre ha actuado con independencia y respeto a las garantías. Podemos se libró de una querella gracias a esa actitud.Ésta es su historia.

| Antonio R. Naranjo España

 (Artículo publicado originariamente  el pasado 24 de mayo que, tras el fallecimiento del Fiscal General del Estado, cobra plena actalidad). 

 

Un viejo amigo y compañero del Fiscal General del Estado, a quien conoce desde hace cuatro décadas y que ha tenido una brillante carrera como él, le define con unas palabras muy precisas: “Es la persona más alejada de condicionamientos políticos que conozco”.

Pese a ello, o por ello, la contumacia en la defensa de sus atribuciones, le ha hecho blanco de una batalla política que no es la suya y que tiene, en realidad, muy poco que ver con las decisiones que José Manuel Maza, un madrileño nacido en 1951, adopta desde un cargo ubicado en pleno avispero.

Maza libró a Podemos de su querella por financiarse en Venezuela o Irán

Lo sorprendente es que defender las garantías procesales, el escrupuloso respeto a los procedimientos judiciales y el rechazo a la ‘pena de Telediario’ como condena preventiva –algo que escandaliza por igual, por cierto, a jueces de todo supuesto espectro ideológico- sea presentado a brochazos en el mismísimo Congreso como un gesto de complicidad con los corruptos y no como una obligación en alguien de su función y jerarquía.

Maza, de espaldas anchas y resistente a la presión atmosférica, encuentra probablemente en esa actitud personal, fría y contundente, la inspiración para sus libros, una faceta menos conocida pero de gran hondura profesional: es además criminólogo, fue abogado durante muchos años, suspira por el Atlético de Madrid y de su pluma salió un ‘Manual de psiquiatría legal y forense’ que seguramente le sirva para entender mejor un mundo, el de la política, que no es el suyo.

Una reprobación política

La reprobación del Congreso, sin que casi nadie destaque lo insólito de una injerencia así del poder legislativo en el judicial apelando a un supuesta sintonía  de Maza con altos cargos del PP implicados en casos de corrupción pese a la evidencia de que todos fueron denunciados y algunos de ellos detenidos y encarcelados; no es probable que mine la moral de un Fiscal que considera que la única manera de impartir justicia es respetando escrupulosamente la ley.

En un momento en el que parece imponerse un concepto de ‘justicia poética’ que debe acortar los plazos y responder más al ansia de venganza y la sed de sangre de una parte de la ciudadanía que a la aplicación de los procedimientos inherentes a un Estado de Derecho, encontrar a un jurista capaz de mantenerse en su carril sin temor al coche que viene de frente, debiera ser motivo de reconocimiento y no de sanción.

Mientras se 'denunciaba' esa supuesta arbitrariedad de la Fiscalía para ayudar al PP, la misma institución emprendía acciones contra el despacho fundado por el todopoderoso Cristóbal Montoro, contra la Delegada del Gobierno en Madrid, Concepción Dancausa, y contra una parte de la dirección popular en Castilla y León: en todos los casos, Maza dice lo mismo. Simplemente aplica el principio de legalidad.

Contra Botín o contra ETA, no ha habido caso en que no haya mostrado su independencia

Especialmente porque Maza, padre de un único hijo, lo ha demostrado a lo largo de su extensa, rica y variada carrera judicial, que le llevó a participar en los primeros programas de juicios televisados en la Telemadrid de los años 90 o a ejercer de letrado de la Red de Ferrocarriles, siempre con una máxima que ahora, arteramente, le reprochan: su rabiosa independencia y una defensa cerrada de las garantías procesales, de la dignidad del reo y de la intimidad de los ciudadanos.

No es una frase hecha. Carlos Berbell, director de Confilegal y uno de los mayores especialistas de España en periodismo judicial, recuerda un caso espeluznante que puso en práctica esos valores: el juicio al llamado ‘Matamendigos’, un psicópata terrible que hace 20 años colapsó las portadas tras descubrirse sus crueles crímenes y el trato dado a sus once víctimas, con episodios de necrofilia y canibalismo espeluznantes.

Maza, entonces en la Audiencia Provincial de Madrid, colocó en la sala una especie de biombo para evitar que Francisco García Escalero fuera pasto del show televisivo y, al llegar el momento de la condena, le absolvió al considerar probado su trastorno mental… para confinarle de por vida en un psiquiátrico de Alicante, donde murió en 2014.

 

 

Presentar su defensa de las garantías como una ayuda vergonzante a los protagonistas de la ‘Operación Lezo’, todos ellos en prisión, no sólo es injusto y obedece a una guerra política en la que ya vale todo con tal de minar al adversario, sino que además es falso y se evidencia en la variada gama de decisiones del actual Fiscal General del Estado en la que no ha tenido problema en decidir con las leyes ni en ignorar la presión social y mediática del entorno.

Hay dos ejemplos paradigmáticos de ello que esconden u olvidan quienes intentan presentarle como una especie de correveidile del PP y del Gobierno y transforman el Parlamento en una herramienta de intromisión en la independencia judicial y de devaluación de la imprescindible separación de poderes.

Detesta la pena de Telediario y defiende las garantías procesales y la necesaria separación de poderes

Porque fue Maza, como magistrado del Tribunal Supremo, quien archivó la querella de Manos Limpias contra Podemos y sus principales dirigentes, acusados de un delito de financiación ilegal desde Venezuela e Irán.

Eso ocurrió en 2016, y al Fiscal acusado ahora de muleta del Gobierno no le temblaron las manos a la hora de aplicar, a favor de Pablo Iglesias y compañía, las mismas garantías que aplica con el príncipe y con el mendigo.

Contra Botín, Garzón... y a favor de Podemos

Si a Baltasar Garzón le intentó inhabilitar por querer abrir una causa para investigar los crímenes del franquismo sin tener potestad para ello; al poderoso Emilio Botín le intentó denegar la famosa doctrina que lleva su apellido para que la causa sobre el Banco de Santander siguiera su curso legal.

No se casa con nadie”, explica un viejo colega con admiración, y además es un espléndido comunicador con horas de vuelo en televisión y un compromiso inquebrantable con las leyes, que conoce a la perfección, y con la naturaleza humana, que trata de entender con devoción.

Quienes exigen independencia luego la denigran cuando el Fiscal General la practica

Quienes buscan independencia en el ámbito judicial, tan sometido a los estados de ánimo de la opinión pública y a las intensas presiones política o mediáticas, no saben reconocerla luego cuando la tienen delante. O quizá no la quieren tanto pero apelan a ella para conseguir que, simplemente, la Justicia se acomode a sus objetivos políticos.

Pero éste atlético de corazón comparte con el club de sus amores un pundonor casi callejero, un corazón capaz de bombear más litros de sangre y un compromiso, a menudo incomprendido, con la tarea que sin embargo la sociedad y el Estado de Derecho le han encomendado.

Quizá por eso, y sólo por eso, le resulta tan detestable a quienes más hablan de democracia pero menos entienden cómo se practica y se cuida.