| 20 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Jordi Évole y Pedro Sánchez durante la entrevista de ayer en 'Lo de Évole'.
Jordi Évole y Pedro Sánchez durante la entrevista de ayer en 'Lo de Évole'.

Entrevistando a Sánchez

Más que desenfadada entrevista entre coleguillas, fue un SOS tan desesperado como el de la sala de comunicaciones del trasatlántico Titanic

Por obligación profesional, que no devoción personal, me tragué enterita, 75 minutos, la entrevista de la tele-PSOE, motejada “La Sexta”, que Jordi Évole con su aparente desaliño de Séneca progre, y supuesta perspicacia de inteligente naturalidad, le hizo a Pedro Sánchez, Presidente del Gobierno, con un guión más trabajado, por Producciones del Barrio y La Moncloa, que el método Stanislavski en el neoyorquino Actors Studio.

El madrileño encantador de serpientes lanzó piedras rodantes al estanque de la audiencia, aunque, y sin ningún embargo, escondió la mano y manga de los nombres pecadores a los que aludía su quejumbre de maltratado por incomprendido. Semejante filibusterismo político a lo largo del “prime time” televisivo dominical nunca tuvo la réplica de una contrapregunta que afectara los flancos del ganador en un combate amañado. Algo que ya se suponía con anterioridad, pero que ninguno de los contendientes tuvo el pudor profesional de disimular semejante tongo más parecido a aquellos combates veraniegos de lucha libre que, en lugar de emocionarnos como niños ante la bizarra agresividad de nuestros héroes enmascarados, provocaban el sonrojo y la carcajada de un naciente descreimiento teatralizando la realidad; pues a cada llave, caída a peso sobre el adversario, o golpe mortal de necesidad para cualquier humano, los actores del pugilato se sobreponían revitalizados por el agua y la toalla “milagrosas” de su esquinado manager.

Lanzó piedras rodantes al estanque de la audiencia, aunque, y sin ningún embargo, escondió la mano y manga de los nombres pecadores a los que aludía

Sin embargo, y no contentos con las tablas cómicas, Presidente en funciones y exhumorista pasaron del fingido empate a la impúdica marulla acusando a los medios de comunicación insumisos (obviamente no es el caso de La Sexta), de embusteros, petardistas dinamiteros, manipuladores y ándale conjuro satánico: “¡maldad!” de la derechona, tanto política como su correa de transmisión mediática y, obviamente, pagada por un empresariado abyecto y fascistoide que no soporta logros y bondades de la impar socialdemocracia sanchista.

Un descaro maniqueísta que pasará a la antología del enjabonado disparate juntamente con otros interviús al presidente norcoreano Kim Jong-un, o la también reciente a Donald Trump de la cadena estadounidense Fox, su inequívoca y firme defensora; por no volver a hablar de la ínclita Sexta con el ex Rodríguez Zapatero, un dócil y circunspecto Bambi al que ahora, y como un repente, le han salido, ya ciervo añoso, los afilados cuernos y sus matadoras embestidas como vocero mayor y retardado de la berrea locuaz izquierdista.

Apenas reconoció Sánchez haberse equivocado en no prever los ataques (insistió una vez más) de los medios de comunicación adversos como súbditos del ignominioso capital comandado por Ana Botín y Juan Roig, pero que echadas cuentas, y los nombres apocadamente ¿inconfesables?, no le salían ni al mismísimo Évole, porque, una cosa es interpretar pantomimas, y otra muy otra quedar como un imbécil sobornado o, peor aún, corrido por un guaperas señoritil y ante millones de espectadores.

Naturalmente, Alberto Núñez Feijóo, esquiva el duelo cara cara, y marea previamente con el Triángulo de las Bermudas, introduciendo la incógnita colateral al PSOE, dos contra uno: de Yolanda Díaz y su abracadabrante Sumar en tótum revolutum con mezclotes de siglas que difícilmente se avienen en la coctelera de la divina Madame. Hoy por hoy, y hasta que se legisle por necesidad imperiosa, no manda quien quiere, sino quien puede y convence argumentalmente.

En definitiva, más que desenfadada entrevista entre coleguillas, fue un SOS tan desesperado como el de la sala de comunicaciones del trasatlántico Titanic, hoy de nuevo noticia por el doloso final del batiscafo Titán. La llamada del entonces novísimo invento telegráfico llegó mal, inconcreta y tarde. Pero quizás Pedro y Évole en viceversa pensaron que al menos también podrían salvar, proporcionalmente en votos no cautivos, a un tercio de los que sucumbieron con el barco declarado insumergible: el hielo rasgó al acero.

Como dijo Borges: “Hay derrotas que tienen más dignidad que una victoria”.

El gélido Núñez Feijóo sabe mucho la brecha abierta en el casco del enorme paquebote que fundara Pablo Iglesias (“el bueno”, no el contemporáneo), precisamente en la misma casa de comidas convertida en plató de rescate. Por ello, cuando menos cuerpo a cuerpo con Sánchez en intercambio de golpes, mejor llevando muchos puntos a favor por los asaltos ganados, desde el Covid, intercambio de favores con el antiespañolismo y el fatal descosido no remendando de un “Sólo sí es sí” que, no sólo es despropósito jurídico, sino que ha conseguido lo contrario a lo que hipotéticamente pretendía: poner a más violadores en la puta calle o próximos a escapar de las rejas con indudable peligro reincidente. De victoria en victoria hasta la derrota final.

Malicio que Pedro Sánchez, llevando en contra las puntuaciones demoscópicas antes de ese irrefutable tribunal que son las urnas, intentará en este último round acortar distancias con un PP al que la muletilla de Vox ya no hace caer por muchas patadas con que intentan desnivelarlo desde la exégesis mediática socialista. ¿Por qué al sustantivo “derecha” puede añadírsele el adjetivo “extrema”, y a la “izquierda” lo pretenden calificativo “extremadamente” impronunciable?

Muy sencillo, entre morir matando o ir haciendo las maletas para la travesía del desierto a costa del contribuyente, muchos/as dirigentes de programas y contertulios, han optado por ambas cosas. Luego, después del segundo y definitivo nocaut en las generales tras las municipales y autonómicas, dirán que toda la culpa la tenemos los medios sediciosos contra el adonis e inmaculado Sánchez.

¿Nosotros/as los insubordinados al despotismo triangular PSOE-Vox-independentistas? ¿O las urnas soberanas de un pueblo que no suele equivocarse? ¿O esta vez sí porque lo digan ellos perdida toda su rabiosa e imparcial argumentación perennemente partidista?

Si mi argumentación, no por más contraria, menos democrática, fue errada, seré el primero en felicitar a socialistas y aláteres. Espero la misma honesta equidad por parte de quienes no piensan como yo, pues como dijo Borges: “Hay derrotas que tienen más dignidad que una victoria”.