| 20 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Son unos indocumentados

La ley trans es una norma arcaica y malvada, que se abandona el feminismo clásico para entrar en el queer, el sexo fluido y los delirios

| Manuel Avilés Edición Alicante

Me dispongo – anciano desocupado y anarco- a leer a la canallesca para ver si hay algo nuevo bajo el sol. Todo es más de lo mismo. Salta un mensaje en el Facebock. No sé si es el amor de mi vida – la que me dejó olvidado como un paraguas con las varillas descangalladas y la tela llena de agujeros- no sé si la noticia es una “fake news” pero me inquieta el contexto en el que se da. Dice más o menos: Iceta, ministro de Cultura  - que fue expulsado de la carrera de Económicas, tras cinco años en primero, por agotar convocatorias-, ese ministro de Cultura -¡tócate los huevos!-  va a destinar 800 mil pavos a una productora de cine para rodar una película con niños trans de entre 8 y 9 años. Podría ser un chiste, pero es la aberrante realidad.

Tengo un estertor con la lectura del desastre y se me salta la faja con la gran movida ley trans. Un niño de ocho años… ¿Conoce el concepto de trans? ¿Puede tener conciencia de trans? ¿Puede ser manipulado por alguien mayor para que se considere a sí mismo trans? ¿Una película de trans con niños de 8 o 9 años no es corrupción de menores? ¿Tiene algo que decir al respecto la fiscalía que se encarga de defender a quienes aún carecen de capacidad jurídica para decidir? Ya tenemos  el gran lío del despiste perfectamente organizado para tapar y torearnos en no se sabe qué. Hay mucho torero suelto entre los políticos y a mí no me gustan los toros.

¿Este país tiene algún problema aparte de los cuernos que le pusieron en una fiesta en Norteamérica a la hija de la Preysler? Estoy jodido con el Alzheimer. Me tengo que ir al buscador para saber cómo se llama esa chiquilla, marquesa o condesa o algo. Le dio el titulo otro marqués con idénticos méritos para recibir esos galones nobiliarios, que reparten los reyes a voleo. Ese marquesado de Griñón lo  regaló por vez primera una genio de la política; Isabel II.  Otra que  adquirió, como ahora, el poder por vía genética, algo inexplicable en los tiempos que corren. ¡Ya me ha venido el nombre de la chiquilla! ¡Tamara!

El problema de este país, revuelto por ello, era el engaño que hizo que Tamara suspendiera una boda de altísimo copete por unos morreos convenientemente publicitados en redes. Todo el país convulsionó. ¡Qué problemón tenemos!

¿Les ha pillado a ustedes – por ejemplo- el timo de los planes de pensiones? ¡Eso es pecata minuta, no llega ni a problemilla! A usted, en su vida laboral útil le venden, como bálsamo de Fierabrás para una jubilación feliz, que tiene que abrirse un plan de pensiones: ¡Ahorre! ¡Prívese! ¡Junte un colchoncito y disfrútelo cuando se jubile! Y usted, lebrel y gilipollas, hace caso. Cada año, sudando tinta, guarda dos mil euros. Es solo un ejemplo.

Desgrava el quince por ciento en la declaración de la renta y le prometen el oro y el moro. Todo mentira cochina y bien cochina. Pasan los años – doce o catorce- y llega el feliz momento de la jubilación. Ha conseguido usted acumular – un ejemplo- veinticinco mil euros como colchón de vejez. Llega la cruda realidad: esos euros no han ganado ni un duro. Nada. Los intereses están bajos, el Euribor por los suelos, los bancos cobran por tener el dinero, la inflación contenida… y te meten diez milongas para decirte que la pasta está como entró sin un euro de ganancia, que es normal y que te jodas.

Te resignas y  dispones sacarla porque te has jubilado y quieres disfrutar de ella. ¡Ahhhhhh! Como retiras una inversión, tienes un ingreso extra y hay que pagar un quince por ciento. ¡Cágate lorito! Muerta la pasta quince años y sin haber ganado nada. Recapacitas intentando otear estrategias. El banquero, buitre profesional, ojeador de angustias, captador de tensiones y taquicardias dice suavemente: tenemos un fondo que va a funcionar muy bien. Repito… suavemente, casi como si el amor de mi vida me propusiera al oído – por fin- un puente de cuatro días en Roma leyendo inscripciones de Cicerón, recordando a Rómulo y viendo catacumbas antes de caer rendido en los vis a vis.

 

Venga – contesto eufórico al banquero depredador- vámonos al fondo. Y el fondo es del pozo porque Putin agita las bolsas, suben los combustibles y la inflación, se disparan los tipos de interés, me entran ganas de alistarme como mercenario en Ucrania y el fondo pierde cuarenta pavos diarios, que es como mantener con un menú del día a tres ilegales mes a mes. Veinticinco, veinticuatro, veintidós…. Y bajando. Menos mal que tengo el saco de dormir comprado y voy a ir al comedor social de Babel que, por ahora, es gratis.

En medio de esta hecatombe guerrero-financiera, con la amenaza putiniana de  darle al botón rojo para liarla del todo, el gobierno tiene una preocupación esencial: la autodeterminación sexual. Este país no puede vivir sin eso.  Hay que aprobar la llamada ley trans porque es una necesidad social imperiosa, urgente e ineludible. ¡Cojones! Con más años que un palmar y he sido capaz de vivir toda mi vida sin una ley trans que me ampare. Ahora, a la vejez, es una ley urgente. Mecagoentoloquesemenea. ¿Cómo he podido vivir sesenta y tantos años sin eso, soportando el franquismo, el nacionalcatolicismo, a los curas represores que me metían miedo por las noches con la condenación eterna, a los maestros que daban hostias como panes, a mi padre, al trabajo esclavo y sin asegurar de los veranos, siendo un niño, en una fábrica de plástico…, cómo ha sido posible todo eso sin una ley trans que me amparara? ¿Me lo va a resolver Iceta con esa película de 800 mil napos? Mecagoenmismuelas.

El sexo es clarísimo. Se ve en el primer minuto del nacimiento, excepto en uno de cada 400 mil casos que debe ser atribuido, pero eso sí es una rareza

Intento documentarme para salir de la zozobra en que me he instalado con la noticia-Iceta. Sudo como un pollo. No me la encuentro y el corazón se me sale del pecho como con la propuesta de mi amor sobre la Roma clásica y la pasión que  vamos a desatar allí.

Leo a una mujer inteligente, filósofa, de izquierdas, Amelia Valcárcel. Dice que esa ley trans es una norma arcaica y malvada, que se abandona el feminismo clásico – el mío, el que defiende a la mujer como ser valioso, igual, inteligente y capaz como cualquiera- para entrar en el “queer”- personaje que no se define ni como hombre ni como mujer-, el sexo fluido y los delirios. Dice la señora Valcárcel  - ¡bien por esta señora!- que esa ley afecta a leyes orgánicas y a preceptos constitucionales básicos y no puede tramitarse a la ligera y a trotacaballo. Ahora el sexo se autodetermina. ¡La madre que me parió! O sea, yo que llevo toda la vida siendo un tío feo. Voy al registro civil y me cambio por una tía fea sin necesidad de demostrar nada, me pongo María Manuela y a correr. ¿Eso cómo se come? ¿Para qué sirve? ¿Qué saco yo de todo esto de autodeterminarme? ¿Si yo me siento mujer – con esta ley trans, dice doña Amelia- y alguien me llama hombre, comete un delito? ¿Y se la puedo liar con este engendro de cosa jurídica? Nos hemos vuelto locos o gilipollas,  o las dos cosas a la vez. Dice doña Amelia y  me quito el gorro ante tanta sabiduría: Nacemos sexuados, machos o hembras. Luego, las culturas, o sea las elaboraciones humanas, han construido diversas maneras de serlo. El sexo es clarísimo. Se ve en el primer minuto del nacimiento, excepto en uno de cada 400 mil casos que debe ser atribuido, pero eso sí es una rareza. Están infectando el paisaje intelectual, dice doña Amelia y yo me deshago en un largo aplauso. ¡Qué clase magistral de Antropología, la de esta señora! Estamos ante una de las leyes más peligrosas de la democracia. Esta reivindicación del género es un cuento contado por un idiota y que acaba mal. Sistemáticamente invocan el delito de odio para cualquiera que manifieste una opinión. No obstante  - aplaudo de nuevo a la Sra. Valcárcel- no podemos atribuir a la maldad lo que solo es estupidez. Una genio.

¡Gilipollas! Preocúpense del desguace del estado de bienestar, de la inmigración descontrolada y sin futuro, del paro y las falsedades en torno a él, del hundimiento de la economía, de la precariedad de los médicos y las eternas listas de espera, de las pensiones que no garantizan, de crear riqueza para que todos vivamos de manera más prospera…. Déjense de gilipolleces y mariconadas. Decididamente estos tipos son unos indocumentados.

#Elgato tuerto anda suelto. Se masca la tragedia.