| 09 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez y Úrsula Von der Leyen
Pedro Sánchez y Úrsula Von der Leyen

Cuidado con el populismo fiscal

Pedro Sánchez no hace lo mismo que Bruselas: criminaliza a las eléctricas y a la banca para esconder las huellas de los desperfectos de su política económica.

| ESdiario Editorial

 

Lejos de liderar a Europa en el debate energético, Bruselas ha enmendado a España en su propuesta populista para desviar la atención sobre el coste de la luz y el gas: mientras Sánchez quiere cobrarle al sector por sus ingresos totales, Von der Leyen va a aprobar una especie de tasa sobre los beneficios extraordinarios derivados de calcular el precio de la luz con el gas como baremo, aunque no se consuma incluso.

A esa diferencia, que es evidente, se le añaden otras dos igual de cruciales: Europa no incluye a la Banca y tampoco señala a las eléctricas, estigmatizadas por el Gobierno de Sánchez a sabiendas de que también son damnificadas y de que las grandes beneficiarias del modelo actual son las empresas gasísticas y petroleras.

 

En ese contexto, es sonrojante casi que Sánchez presuma de liderar nada en Europa, salvo el paro y la pérdida de PIB y de poder adquisitivo. Pero también es preocupante que el PP no lo sepa explicar mejor: entre la confiscación del Gobierno, que criminaliza gratuitamente al conjunto de las empresas, y la propuesta europea, que simplemente aspira a acabar con la especulación y el exceso de ganancias artificiales, hay un mundo. Y los populares deben saber explicarlo.

Más allá de todo ello, lo que estamos viendo en directo es cómo el Gobierno de Europa, y junto a él los nacionales, intentan borrar la huella de los desperfectos generados por ellos mismos: desde luego los de un modelo energético fallido e inasumible, que ha recargado los recibos con excusas ecológicas y ha permitido la especulación con el gas.

Indignación legítima

Y también los de la política financiera, sustentada en una masiva puesta en circulación de dinero para "estímulos" que no han acabado en la economía productiva, sino en la Administración Pública, y explican ahora la terrible inflación.

El miedo a que todos esos errores, sostenidos en el tiempo, provoquen la mayor ola de indignación en Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, explica ahora la atemorizada reacción. Porque la gente no entiende, con toda la razón, que hace unos meses se liberarán cientos de miles de millones para planes tan absurdos como el bono cultural de Sánchez para jóvenes y ahora, poco después, se pague la luz al triple y las hipotecas suban 200 euros mensuales.