| 29 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El candidato del PSOE, Pedro Sánchez, y el del PP, Alberto Núñez Feijóo.
El candidato del PSOE, Pedro Sánchez, y el del PP, Alberto Núñez Feijóo.

Qué pasará en España si este domingo gana...

Analizamos qué espera a los ciudadanos españoles si tras el 23J se produce un cambio de ciclo con el Partido Popular liderandolo o si por el contrario Sánchez logra salvar La Moncloa.

| ESdiario Editorial

Ya ha llegado el día. Es cuestión de horas que sepamos quién ha ganado las elecciones y quién puede formar gobierno, cosas que no son sinónimo ni mucho menos. De hecho lo importante este 23J es lo segundo: qué partido va a estar en condiciones de formar esa mayoría parlamentaria para investir a su candidato como presidente del Gobierno.

Cabe por tanto preguntarse qué pasará en España si ese partido es el PP y que ocurrirá si, por el contrario, es el PSOE el que puede lograrlo ya que son los dos únicos que cuentan con posibilidades reales. En el primer caso, una victoria 'suficiente' de Alberto Núñez Feijóo, tenemos que especular sobre lo que ocurriría. No sabemos si Vox entraría en el Gobierno, si el PP buscaría un pacto de legislatura con los de Abascal o si trataría de recabar los apoyos necesarios en otros lugares. Eso va a depender del resultado, de a cuántos escaños se quede de la mayoría absoluta y también de si el PP por sí mismo suma más escaños que el PSOE y Sumar juntos.

No obstante, según la inmensa mayoría de las encuestas la opción más probable es que el PP necesite un entendimiento con Vox. Veremos hasta qué punto y con qué intensidad. Pero aún poniéndonos en el escenario más temido por la izquierda, un Ejecutivo de coalición entre ambos partidos, solo podemos especular sobre lo que ocurriría. Tenemos, es cierto, el ejemplo de Castilla y León donde, por mucha propaganda, tinta y saliva, utilice la izquierda, lo cierto es no se ha producido ningún recorte de derechos de esos con los que nos alerta a diario el PSOE, Sumar y compañía.

Puede gustar más o menos ese Ejecutivo presidido por Alfonso Fernández Mañueco, puede discutirse sobre su eficacia o su gestión, pero ni las mujeres ni los inmigrantes ni los homosexuales ni cualquier otro grupo o colectivo han visto reducidos sus derechos. Como no puede ser de otra manera.

España es una democracia plena bajo el paraguas de la Unión Europea y es imposible pensar en un escenario de reducción de derechos para nadie. Eso es así salvo que entendamos que pintar de verde unos bancos decorados con los colores del arcoiris es una vulneración de derechos fundamentales, como afirmó una periodista de TVE el viernes pasado en la última entrevista de campaña al candidato Pedro Sánchez.

 

¿Qué pasa si Sánchez gana las elecciones?

Vamos con el segundo supuesto, en el que Pedro Sánchez logra armar una mayoría para su investidura con sus socios de esta legislatura. En ese caso no hace falta especular demasiado. Ya sabemos lo que ocurriría porque lo hemos sufrido cuatro años. Tendríamos a un presidente aún más débil -según todas las encuestas-, más necesitado de apoyos que, por lo tanto, serían más caros aún. Veríamos nuevas cesiones como ya las hemos visto: indultos y apaños del Código Penal para satisfacer a los separatistas catalanes.

Pedro Sánchez ha demostrado que es capaz de todo con tal de mantener el poder. No es difícil imaginar por dónde irían los tiros de esas nuevas cesiones a los enemigos de España porque ellos mismos han puesto las cartas bocarriba. Quieren un referéndum de independencia en Cataluña y el País Vasco que, además, cuenta con el respaldo de Sumar y de Yolanda Díaz.

 

"No es posible, la Constitución lo impide", dice Sánchez y sus acólitos en campaña. Más allá de que su palabra no vale nada, hay que tener en cuenta que ya se ha encargado él desde la Moncloa de tener un control absoluto sobre el Tribunal Constitucional. Con Cándido Conde Pumpido y su ex ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, no es descabellado pensar en un visto bueno a un referéndum, consulta o algo parecido en Cataluña y el País Vasco. Retorcer la Constitución con algún eufemismo o fórmula imaginativa está al alcance de Sánchez si las urnas le dan la más mínima oportunidad de hacerlo este domingo.

Cuatro años para regresar a la normalidad o cuatro años para ahondar en la división, el enfrentamiento y la polarización. Eso es lo que nos jugamos.