| 18 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El portero Ricardo Zamora, la primera gran estrella del fútbol español
El portero Ricardo Zamora, la primera gran estrella del fútbol español

Una Copa a la salud del Rey... y antes del Presidente y del Generalísimo

Como un ‘Concurso de Foot-Ball’, dentro de los actos que rodearon la coronación de Alfonso XIII, se presentó hace ahora 115 años la competición que hoy se conoce como Copa del Rey.

| P.P. Hinojos Opinión

La final del Campeonato de España-Copa de Su Majestad el Rey de fútbol entre el Barcelona y el Alavés es el último capítulo de una de las historias deportivas más apasionantes y curiosas de nuestro país, además de ser de las más antiguas, pues su origen se remonta a los primeros años del siglo XX. Todas las tribulaciones y cambios en la sociedad española se han visto reflejados y han dejado huella en esta competición, como prueba la recopilación de documentos y recortes de prensa que la Biblioteca Nacional (BNE) ha realizado en los últimos días para satisfacer la curiosidad de los aficionados.

El Madrid, fundador

Siguiendo el recorrido documental que ha realizado la institución del madrileño paseo de Recoletos, la competición en sí nació como un evento lúdico vinculado a todo un acontecimiento histórico como la subida al trono de un rey. Fue en mayo del 1902, se denominó “Concurso Madrid de Foot-Ball” y también “Concurso de bandas”, por aquello de que el uniforme de los jugadores estaba cruzado por ellas, y formó parte de la agenda de actos organizada para saludar la llegada de Alfonso XIII. Los fundadores del Madrid Foot-ball, el actual Real Madrid, Carlos y Juan Padrós, se encargaron de impulsar esta competición, que, en un principio, se llamó “Copa de la Coronación”. Fue el periódico El liberal quién difundió cuáles eran los equipos que jugarían la primera edición el 13 de mayo en el Hipódromo de la Castellana.

El Español, el Madrid y el Athletic Club, pioneros

A raíz del éxito cosechado, Carlos Padró optó por organizar una competición de futbol anual en la que jugaran los mejores conjuntos de España, y en la que el ganador recibiera una copa entregada por el monarca. El primer año de esta competición data de 1903 y fueron tres equipos los que la disputaron: el Club Español de Foot-ball de Cataluña, el Madrid Foot-ball de la región central y el Athletic Club de la zona norte. Tras la victoria del Athletic Club, en Madrid, por afinidad, se fundó el Atlético de Madrid.

El torneo se celebró siempre en la capital madrileña durante los primeros años, hasta que en 1909 se decidió que tendría lugar en la ciudad del equipo ganador de la edición anterior.

La famosa final de 1984, aquella guerra con Maradona en el campo

 

La copa de la Real Sociedad

Ese mismo año se creó la Federación Española de Clubs de Foot-ball, primer organismo de carácter nacional al que se le encargó la organización de las competiciones. Sin embargo, la Real Sociedad de Foot-ball de San Sebastián, creyéndose legitimada para organizar el campeonato, no aceptó la situación y decidió actuar por su cuenta.

De esta manera, en 1910 tuvo lugar un hecho insólito: la celebración de dos torneos nacionales en España, uno organizado por la Federación Española de Clubs de Foot-ball y otro por la Real Sociedad de San Sebastián. A finales de año, los vascos aceptaron la legitimidad de la Federación Española, pero los desacuerdos continuarían en los años siguientes. De hecho, en 1913 se volvieron a celebrar dos campeonatos nacionales ante las desavenencias existentes entre  la Federación Española de Clubs de Football y equipos como la Real Sociedad de Foot-ball o el Foot-ball Club Barcelona, que se dieron de baja de la Federación y fundaron la Unión Española de Clubs. Poco más tarde se produciría la reunificación del fútbol español con la constitución de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), sucesora de la  Federación Española de Clubs de Foot-ball.

El foot-ball, deporte de masas

En la década de los años veinte el fútbol se consolidó en España: los partidos se disputaban con más frecuencia y el éxito entre la población crecía; hecho al que contribuyó el nacimiento de la competición de Liga en 1928, el torneo de la regularidad.

El Athletic Club de Bilbao del mítico Zarra, pura leyenda de la Copa del Rey

La revista de deportes Gran Vida dedicó su número de diciembre de 1924 al campeonato de fútbol. En la portada de esta publicación, que puede verse en su totalidad en la hemeroteca digital de la BNE, aparece el Athletic Club de Madrid, al que señalan como futuro campeón de la Región Centro.

Las primeras estrellas, los primeros cromos

Surgieron los primeros nombres propios, estrellas del balón como José Samitier o Ramón Polo cuya popularidad era notoria, así como el portero Ricardo Zamora ‘El Divino, llamado así porque se aseguraba que hipnotizaba a los delanteros. Tanta fama acumularon estos jugadores que, pronto, los comerciales supieron aprovechar la situación y numerosas empresas hicieron negocio con la imagen de los futbolistas.

La BNE conserva en sus fondos postales de jugadores de fútbol de equipos como el Madrid Foot-ball Club, antecedente del Real Madrid, que regalaba la chocolatería Amatller. En ellas, además del escudo, la foto del jugador y una escena futbolística a color, aparecía una breve biografía del futbolista.

Otras empresas aprovecharon el éxito del fútbol para vender sus productos, como fue el caso de Mestre & Bladge (S.A), que en 1924 anunciaba sus artículos para fútbol en el diario Madrid-Sport.

En aquella época los futbolistas no se llevaban ni una peseta de este negocio,  pues los derechos de imagen no se consideraban y nadie creía que pudieran ganar dinero haciendo algo más que jugar al fútbol.

El poderío del Athletic Club

El Athletic Club de Bilbao fue, durante estos años, uno de los equipos españoles más exitosos: durante la década de los años veinte se dedicó a reclutar a los mejores talentos del fútbol vasco, como Blasco, Unamuno o Lafuente, y en los años treinta ganó cuatro copas en cinco años.

A lo largo de estos años variaron los requisitos necesarios para competir en el torneo nacional, hasta que en 1934 la Federación Española agrupó los distintos torneos regionales que se venían celebrando en seis campeonatos suprarregionales, cuyos ganadores participarían en el Campeonato de España, renombrado Copa del Presidente de la República desde 1932. Solo Alcalá Zamora la entregó en persona en 1935.

El Levante, ganador de la Copa “Libre”

Tras el estallido de la Guerra Civil en el verano de 1936 las competiciones quedaron suspendidas, pero las actividades futbolísticas continuaron celebrándose en la zona controlada por el gobierno republicano, al este del país. De hecho, entre junio y julio de 1937 se celebró en Barcelona la Copa de la España Libre, que ganó el Levante FC, aunque la victoria sería invalidada más tarde por los nacionales y nunca fue reconocida por la RFEF. Y no sería hasta el año siguiente cuando tomaría su nuevo nombre, Copa del Generalísimo, en honor al nuevo jefe del Estado, Francisco Franco.

Durante la República, se entregó la Copa del Presidente. Y tras la Guerra Civil, se llamó Copa del Generalísimo

La final de Barcelona

La ciudad elegida para albergar la final fue Barcelona, símbolo de la hostilidad hacia el nuevo régimen durante la guerra. Madrid, Valencia y Cataluña, las zonas que resistieron hasta el final de la contienda, no estuvieron representadas en esta primera competición, y numerosos equipos sufrieron la persecución de sus directivos, futbolistas y entrenadores afines a la República. Además, el Athletic, hasta entonces el mejor equipo de España, sufrió la pérdida de algunas de sus estrellas que se exiliaron fuera del país.

Fuera el rojo

Consciente del éxito del fútbol entre los españoles, Franco dio órdenes de lograr que la FIFA aceptara a España en los campeonatos internacionales, utilizando camisetas azules para evitar cualquier referencia a un pasado “rojo”, y mandó castellanizar algunas palabras extranjeras como football o Ahtletic.

En esta época destacan figuras como Agustín Piru Gaínza, Jose Luis Panizo o Telmo Zarra, siendo este último el máximo goleador de la historia con 81 goles en 74 partidos, récord que desde 1953 no ha sido superado.

En 1976, tras la muerte de Franco, la antigua Copa del Generalísimo fue rebautizada de nuevo como Copa del Rey, título que conserva en la actualidad.