| 24 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El retrato del secesionismo

Los atentados en Cataluña han acabado con el último gramo de cordura en el secesionismo, dispuesto incluso a aprovechar el dolor para redoblar sin pudor su carrera hacia la nada.

| ESD Opinión

 

 

Toda la impúdica trayectoria del secesionismo ha quedado retratada, con estrépito, en el único momento de redención que, por razones bien tristes, va a tener a su disposición para liberar al otrora nacionalismo moderado de la presión de los independentistas más radicales.

Los atentados en Cataluña han evidenciado toda la desfachatez del secesionismo

Pero los atentados en Cataluña, lejos de servir para recuperar una cierta cordura en las instituciones, han evidenciado toda la impostura y desfachatez de un movimiento indigno de Europa y carente de los escrúpulos más elementales.

Desde el Gobierno de la Generalitat, más ocupado desde el primer momento en patrimonializar la gestión de la barbarie para simular ser un Estado hasta las CUP, más agresivas con España y sus instituciones que con los terroristas; todo el secesionismo catalán se ha manifestado en estos días tan duros en Cataluña como lo que es, sin tapujos.

Una mera perversión de las leyes, un desafío a la convivencia, un ataque a la democracia y una tóxica y deshumanizada cosmovisión aldeana de la vida en la que todos los que no comulgan con ella son directamente tratados de enemigos.

 

La dignidad del Rey de las instituciones españolas refleja la generosidad de España desde 1978

 

La dignidad del Rey, del Gobierno y de las instituciones españolas, generosas hasta el punto de admitir un estudiado desprecio público con tal de no añadir tensión polçitica al dolor de las víctimas y de la sociedad catalana; resume también a la perfección la actitud de España desde 1978, tan alejada de la caricatura injusta de un nacionalismo que ha respondido con deslealtad siempre a cada esfuerzo integrador del Estado de Derecho.

¿Sin retorno?

Desde Puigdemont hasta su sostén en el Gobierno, ese partido tercermundista que inclina la balanza a favor de la vieja Convergencia, han dado un espectáculo vergonzoso no sólo en la gestión de un drama formidable, por muchas medallas que se concedan a sí mismos a través de los Mossos; sino también en la digestión posterior, que sitúa el supuesto desafío en un camino con difícil retorno: si ni con un contexto tan terrible se frena, es casi imposible que lo haga en cualquier otro.