| 27 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez, junto a su mujer (a la derecha en la fotografía) y Juan Espadas, presdidente de los socialistas andaluces
Pedro Sánchez, junto a su mujer (a la derecha en la fotografía) y Juan Espadas, presdidente de los socialistas andaluces

Las preguntas que no se le hacen a Sánchez y las que sí: manipulación de libro

Aunque parezca increíble, desde que estalló el Caso Koldo y se comenzaron a publicar informaciones sobre Begoña Gómez, nadie ha preguntado al presidente del Gobierno por su esposa

| Benjamín López España

Este domingo ESdiario ha publicado una nueva exclusiva sobre la reina Midas de este Gobierno, la mujer de Pedro Sánchez. Todo a lo que se arrima se vuelve de oro. Cualquier empresa que se acerca a Begoña Gómez, desde Air Europa a Barrabés, pasando por Wakalua, ha solventado sus problemas económicos o han crecido exponencialmente a raíz de establecer vínculos con ella.

Lo cierto es que la sucesión de informaciones, sospechosas como mínimo, sobre la primera dama monclovita dejan abiertas múltiples interrogantes. La estrategia diseñada por Moncloa pasa por no despejarlas, por ignorar el tema, como si no existiera.

Sólo la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Economía, María Jesús Montero, ha respondido a una pregunta directa sobre la esposa de Sánchez, muy al principio, cuando se publicaron las primeras informaciones comprometedoras relacionando a Gómez con la Koldotrama a través de Air Europa y del empresario Víctor de Aldama, principal comisionista de la trama de las mascarillas que afecta al Gobierno de Pedro Sánchez.

Hay determinados ámbitos que deberíamos preservar y dejar fuera del rifirrafe político por el bien de todos y todas. Cuando empezamos a aplicar a familiares que nada tienen que ver con la dialéctica parlamentaria empezamos a ser extraordinariamente injustos”, dijo Montero unas horas antes de que su jefe, Pedro Sánchez, en la sesión de control al Gobierno diera el pistoletazo de salida a la campaña de acoso chavista a la presidenta de la Comunidad de Madrid a través de los problemas fiscales de su novio.

Sánchez no ha dicho ni una palabra sobre su mujer

A pesar de la enorme cantidad de informaciones escandalosas que se han publicado respecto a Begoña Gómez, Pedro Sánchez no ha tenido a bien explicar nada. El problema no es que el presidente no haya dado ruedas de prensa, que alguna ha dado, sino que ni siquiera le han preguntado.

La última vez que respondió a los medios fue el pasado viernes desde Bruselas. Allí, el presidente del Gobierno se sometió a la friolera de cuatro preguntas, que fueron distribuidas por su jefa de prensa. Los medios afortunados le preguntaron tres veces por Palestina, una por Puigdemont, otra por la duración de la legislatura y otra, por el novio de Isabel Díaz Ayuso.

Fue esa pregunta, realizada por el periodista de El País (al que siempre se le concede un turno de pregunta) la que dio pie al presidente a pedir otra vez la dimisión de la política madrileña, algo que ha hecho al menos siete veces en diez días. Siete minutos habló Sánchez de Ayuso en una sola contestación.

 

El tema que no salió a la palestra, curiosamente, fue el ‘caso Koldo’ y las sospechas que se ciernen sobre su esposa, Begoña Gómez. Nadie le preguntó por eso en Bruselas y nadie le ha preguntado en ningún otro sitio desde que saltó el escándalo de corrupción a los medios hace ya un mes.

La Moncloa ha establecido una especie de ley del silencio que obliga por supuesto a los ministros, pero también a los medios afines y a TVE. En la televisión pública se informa a diario a bombo y platillo del caso de un particular como es el novio de la presidenta Ayuso, pero no se mencionan los negocios que podría tener Begoña Gómez con imputados de la trama Koldo. Ni una palabra.

En las ruedas de prensa, las pocas que ofrece Sánchez, las preguntas o, mejor dicho, los turnos de pregunta se filtran adecuadamente para que no se toque ese tema. Y ahí está el resultado: Sánchez no habla de su mujer porque no se ve obligado a hacerlo, porque nadie le pregunta.