El PNV atrapado en su encrucijada, deshoja la margarita: "Guatemala o guatepeor"

Discreción absoluta. Es la directriz de la cúpula del PNV ante una hipótesis que crece día a día y que sitúa al mediático Aitor Esteban en la presidencia del Congreso de los Diputados. En medio de la cuenta atrás de la sesión constitutiva de la Cortes Generales este próximo jueves, la propuesta del presidente de Canarias y líder de Coalición Canaria, Fernando Clavijo, defendiendo que Esteban sustituya a Maritxell Batet, ha revolucionado los días previos al 17A.

Son horas estas frenéticas, de conversaciones discretas e intercambio de llamadas entre Madrid, Bilbao y Barcelona. Pero en Sabin Etxea se ha decretado la máxima cautela ante una maniobra y sus decisiones consiguientes que tiene riesgos más que evidentes.

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De momento, sobre la mesa del despacho de Andoni Ortuzar hay dos ofertas: una del PP para que el PNV forme parte de la mesa con una de las cuatro vicepresidencias -mediante cesión de uno de los puestos que corresponden a los populares en virtud de su resultado del 23J-.

El PNV se ha convertido de nuevo, como en la moción de censura contra Mariano Rajoy, en protagonista. Pero en esta ocasión la incomodidad ante la decisión amenaza con volverse en su contra

Y otra de Moncloa y algunos satélites, que pretenden allanar la investidura de Pedro Sánchez con un gesto a los nacionalistas que avalaría la decisión del PSOE de abrir de cuajo el melón del modelo territorial.

Qué mejor gesto que, haciendo historia, un nacionalista vasco convertido en la tercera institución del Estado. Cabe recordar que la última vez que un peneuvista formo parte del órgano rector del Congreso fue en 2008 con Joseba Beloki y Zapatero en el Gobierno.

"Un problema allí, y otro aquí"

“Tendríamos un problema aquí y otro allí. Allí, unos peligrosos independentistas al frente del Congreso. Aquí, el PNV traidor convertido en españolista con galones”, explica a ESdiario un exdirigente peneuvista con experiencia en Madrid.

Ese allí se refiere a que el partido fundado por Sabino Arana nunca se ha implicado en la “institucionalidad” de España, pese a estar siempre en el meollo de su gobernabilidad: con Felipe, con Aznar, con Zapatero, con Rajoy y ahora con Sánchez. El aquí se refiere a las elecciones autonómicas vascas del verano de 2024 a las que Íñigo Urkullu acude -si se presenta de nuevo- sintiendo en el cogote el aliento de Bildu.

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Los dirigentes peneuvistas no dejan de preguntarse en estos días inciertos porque Bildu no ha sufrido desgaste alguno -más bien lo contrario, ha logrado rentabilidad-, de ser protagonistas en el Congreso. Y presumiendo de ello, además.

Pero concurrir a las próximas urnas vascas contra Arnaldo Otegi con Aitor Esteban como tercera institución de España provoca sarpullidos. El PNV ha vivido siempre de empujar el péndulo, desde la moderación a la radicalidad. De los lendakaris Ardanza, a los Ibarretxe.

Pero el sanchismo, innovador en tantas otras cosas, ha sacado a Sabin Etxea de su “zona de confort”. Y en esas andan en estas 72 horas decisivas Urkullu, Ortuzar y Esteban. Decidiendo si optar entre Guatemala o guatepeor.