| 27 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Yolanda Díaz, a la derecha, no atraviesa un buen momento en el Gobierno
Yolanda Díaz, a la derecha, no atraviesa un buen momento en el Gobierno

Los gritos de Sánchez a Yolanda

La lideresa de Sumar no pasa por sus mejores momentos. Ni personales ni políticos. Así que a nadie debe extrañar que últimamente haya concedido imágenes suyas que profundizan en una situación de descuidada amargura.

Para Yolanda Díaz fue un martirio, que la llevó hasta alejarse de España, su rotundo fracaso en las últimas elecciones gallegas, donde sus paisanos le otorgaron un 0. Tanto le escoció el resultado que se quedó muda unas semanas.

Ahora, el adelanto de las elecciones catalanas, decretado por el presidente autonómico, el republicano independentista Pere Aragonés, como respuesta a la caída de sus Presupuestos, tras el rechazo del partido aliado de Díaz en Cataluña, los Comunes de Ada Colau, ha puesto al descubierto una realidad que ha ido tratando de sobrellevar su equipo más cercano: Yolanda no influye ni en Más Madrid, ni en Compromís, ni en los Comunes, al revés, ella es lo que ellos desean que sea.

Encadenado al paso adelante de Aragonés, Pedro Sánchez ordenó a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, suspender la carrera por presentar las cuentas del Estado para 2024, haciendo visible la debilidad de un presidente que está en La Moncloa pero no logra gobernar, ya que sus coaligados no son capaces de “atar” a los partidos con quienes concurrieron en las listas en las pasadas elecciones.

Tal resbalón público del mandatario socialista, en un instante crítico como el actual, no lo va a olvidar su guardia pretoriana, que ya ha comenzado una campaña de acoso y derribo contra la política de Fene (La Coruña).

El jueves pasado, cuando se aprobó en el Congreso la proposición de Ley de Amnistía, minutos antes, Yolanda Díaz tuvo que aguantar un chaparrón de gritos y reproches en la sala reservada a los ministros en el palacio de la Carrera de San Jerónimo. Lógicamente, a la vicepresidenta segunda no le quedaron ganas siquiera para levantarse y aplaudir la ley considerada más importante por los suyos. Se mostró como vive ahora: hundida y abandonada en su escaño azul. A.M.BEAUMONT