| 30 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La tecnología como recurso para aliviar los tratamientos de cáncer infantil

Enfrentarse a un tratamiento contra el cáncer es recorrer un camino difícil que puede durar desde unos pocos meses hasta varios años.

| Rhona Anne Dick Opinión

Enfrentarse a un tratamiento contra el cáncer es recorrer un camino difícil que puede durar desde unos pocos meses hasta varios años. Cuando esto lo llevamos al terreno de los niños resulta duro imaginarlos pasando por largas estancias hospitalarias y visitas médicas regulares y prolongadas en el tiempo que les obligan a transformar su día a día, haciendo que se sientan aislados y privados de la actividad natural que supone la infancia.

Según la Federación Española de Padres de Niños con Cáncer, en nuestro país se registran cada año unos 1.100 casos de menores de 14 años con esta enfermedad 

Hoy en día, la tasa de supervivencia es del 81%, y para conseguir vencer a la enfermedad deben hacer frente a tratamientos más o menos agresivos, más o menos largos, que en algunos casos requieren hospitalización y en otros se administran de forma ambulatoria.

Los más conocidos son la radioterapia y la quimioterapia, y sus efectos secundarios físicos son tristemente conocidos: náuseas, vómitos, fatiga, pérdida de pelo, anemia, cambios en el peso y un mayor riesgo de infecciones.

Pero también hay efectos emocionales y sociales que pueden ser muy significativos, como la ansiedad, la depresión, baja autoestima por el aspecto físico, miedo e incertidumbre sobre el futuro o cambios en las relaciones familiares o con sus amistades. 

El proceso de lucha contra el cáncer afecta también a su educación, pues muchos niños tienen que interrumpir su asistencia al colegio. Por eso, son cada vez más los hospitales que incorporan pequeños centros educativos o cuentan con colaboradores externos para que los menores puedan compaginar sus estudios con las exigencias del tratamiento.

De este modo, los niños hospitalizados pueden asistir a alguna clase o repasar los contenidos que les envíen sus profesores. Durante las sesiones de quimioterapia, pueden participar en actividades educativas que sean divertidas y entretenidas, lo que les sirve para abstraerse de ese momento y, además, les permite mantenerse al día en su educación.

Durante las sesiones de quimioterapia, pueden participar en actividades educativas que sean divertidas y entretenidas, lo que les sirve para abstraerse de ese momento y, además, les permite mantenerse al día en su educación

Tanto si hablamos de aprendizaje como de diversión, la tecnología se ha convertido en un elemento fundamental de apoyo a estos niños. Se trata de una herramienta con la que pueden mantener el proceso educativo con un ritmo adaptado a sus circunstancias, y también jugar y entretenerse en esos periodos de tiempo en los que no tienen a su alcance la posibilidad de realizar otro tipo de actividades o estar con otros niños.

Las tablets, móviles o videojuegos les proporcionan una distracción muy valiosa y positiva, y les permiten mantenerse conectados con el mundo exterior. Por eso, una organización como Juegaterapia incluye entre sus líneas de acción la de entregar este tipo de dispositivos electrónicos a niños hospitalizados.

Para los padres es también un alivio desde el punto de vista académico saber que sus hijos pueden seguir avanzando con su aprendizaje. Para ello, pueden localizar para ellos contenidos digitales con recursos didácticos mediante apps educativas, así como contactar con profesores online que les ayuden con sus tareas escolares en remoto. Y si el sistema inmunitario del menor es demasiado débil para visitas, pueden mantener el contacto con sus amigos a través de videollamadas y jugar con ellos online.

Otra forma muy positiva para los niños a la hora de utilizar los dispositivos electrónicos es que sus padres compartan tiempo con ellos escuchando podcast o música, viendo vídeos, películas o series, jugando a juegos interactivos o leyendo un libro electrónico. También pueden buscar recursos para realizar actividades creativas o actividad física para mantener una buena movilidad.

Muchas veces no somos conscientes de todo lo que la tecnología puede hacer a nuestro favor en este sentido. Tener a mano una tablet puede desde aligerar la maleta que el niño tiene que llevar al hospital, descartando libros, juguetes o material didáctico, hasta contribuir a reducir el miedo o la ansiedad con la que se encuentran en las salas del hospital, normalmente poco amigables para un niño.

En este sentido, cada vez están surgiendo más iniciativas para transformar estos espacios en lugares de juego que les ayuden a olvidar un poco el motivo de su visita. Una vez más, cabe citar la labor que está realizando Juegaterapia en varios hospitales del territorio español.

Por nuestra parte, hemos llevado a cabo un proyecto de colaboración con el Hospital Universitario La Paz de Madrid, por el que pasan entre 120 y 150 menores con tratamientos oncológicos. El objetivo era convertir las salas de espera de oncología pediátrica en un espacio amigable y atractivo donde puedan jugar y divertirse y, de algún modo, restar seriedad a la visita.

Para ello, desde Lingokids hemos donado diez tablets desde las que tienen acceso a todos los contenidos de su app infantil, más de 1.200 vídeos, canciones y juegos en inglés. Por su parte, la Real Federación Española de Fútbol ha donado diez sillas gamer para que la experiencia resulte más atractiva e inmersiva.

Como niños que son, el juego es esencial para ellos, incluso dentro del proceso de aprendizaje. Y si a través del juego conseguimos darles mayor calidad de vida mientras atraviesan por su tratamiento estaremos aportando algo muy valioso para ellos y sus familias.

Sin duda, la tecnología está de su lado, y puede conseguir que sigan manteniendo algunos aspectos de los que la enfermedad les ha privado, mientras regresan, ya recuperados, a la vida que todo niño se merece.