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Fernando Grande-Marlaska, de profesión pararrayos
Fernando Grande-Marlaska, de profesión pararrayos

Historia de un pararrayos político

El último escándalo de desprotección a las FCS en Cádiz, con su total insensibilidad por los asesinatos de dos guardias civiles, es solo uno más en el negro historial de Grande-Marlaska

| Fernando de Rosa Opinión

Es sorprendente que el ministro Fernando Grande Marlaska haya dedicado los últimos años, de forma sorprendentemente humillante, a ser el pararrayos político de Pedro Sánchez. A diferencia de otros ministros de procedencia judicial, como Margarita Robles, su servilismo hacia el 'jefe' es absolutamente increíble, puesto que ha destrozado su pasado, está ennegreciendo su presente y ha malbaratado su futuro. Nunca volverá a ser el mismo y creo que no es consciente del todo.

 El último escándalo de desprotección a las fuerzas de seguridad del Estado en Cádiz, con su total insensibilidad por los asesinatos de dos guardias civiles, es solo uno más en su negro historial. Así pues su colaboración con el independentismo raya con lo grotesco atendiendo su pasado judicial. Ya en 2019 ofreció a ERC una purga de la Guardia Civil en Cataluña como pago de la investidura de Sánchez, ha consumado la expulsión de la Guardia Civil de Navarra y en plena pandemia permitió que la Generalitat de Cataluña discriminara a policías y guardias civiles en el proceso de vacunación.

También está entre sus aportaciones a la causa sanchista el acercamiento de presos de ETA a cárceles del País Vasco, ideado junto a Bildu, dando información sensible al entorno etarra para asegurar que dichos presos obtuvieran los beneficios penitenciarios que solicitaban, además de negarse a evitar los homenajes a los asesinos etarras que se hacían en las calles del País Vasco y Navarra contribuyendo a la continua humillación a las víctimas, olvidando su paso por los juzgados del País Vasco y por la Audiencia Nacional.

Ha facilitado, como miembro del Gobierno, la entrada de BILDU y ERC en la comisión de secretos oficiales del Congreso, y ha humillado hasta el extremo más absoluto al coronel Pérez de los Cobos, quien se negó a darle información sobre asuntos judiciales que se encontraban bajo secreto sumarial, cesándole de forma arbitraria por lo que le valió una condena del Tribunal Supremo .

En materia de inmigración ha mentido sobre el asalto a la valla de Melilla que produjo hasta 20 muertos. Por otra parte es responsable de la inacción absoluta ante la crisis migratoria en Canarias y el hacinamiento de los mismos en la isla de Hierro y en el aeropuerto de Barajas , no pudiendo olvidar su reparto arbitrario por las distintas comunidades sin contar con las autoridades autonómicas creando verdaderos problemas de atención social.

Otra intervención que aún está por aclarar es su colaboración en el episodio de la entrada de maletas en España de la dirigente comunista venezolana Delcy Rodríguez, acusada internacionalmente por tortura, y que nunca hemos sabido lo que realmente ocurrió durante esa noche de idas y venidas en el aeropuerto de Barajas.

Sin cuestionar al Amado Líder

Todo esta hoja de servicios, que empaña su pasado judicial, la ha ido rellenando, sin duda, por el cumplimiento sin cuestionar absolutamente nada de las órdenes de su amado líder como si se tratara de uno de esos jefecillos norcoreanos que se dan codazos para aplaudir, lo cual le ha convertido en el ministro pararrayos por excelencia que no le importa carbonizarse si así le evita cualquier problema a Sánchez.

El ministro Marlaska tiene mucho que explicar, fundamentalmente tiene que responder a la pregunta de porqué desactivó el organismo de coordinación de operaciones contra el narcotráfico (OCON sur), una unidad que estaba dando muy buenos resultados como destaca la Fiscalía, y que hasta el propio Fiscal General ha denunciado que se desmanteló sin dar ninguna información a la Justicia. Igualmente ha de responder por qué desmanteló también, en febrero de 2021, el grupo de estupefacientes de la Comisaría de policía de El Puerto de Santa María, también está sin respuesta porqué que el ministerio lleva seis meses de retraso en la adjudicación de contratos para reparar las patrulleras de la Guardia Civil que luchan contra el narcotráfico, por lo que los agentes han de patrullar con simples zodiac.

Esta actuaciones totalmente irregulares del Ministerio del Interior han llevado a denunciar a la asociación judicial Francisco de Vitoria, que en la zona del Campo de Gibraltar el narcotráfico campa a sus anchas debido a que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad disponen de pocos medios materiales , están siendo desmantelados y la Justicia está abandonada.

Pero mientras el ministro sigue sin acudir a rendir cuentas en Barbate, hemos conocido que se dio una orden desde su ministerio para que los guardias civiles no acudieran a los homenajes populares por los asesinatos de sus compañeros, orden que tuvo que revocarse ante el escándalo.

Gestión lamentable

Marlaska no solamente acredita una gestión lamentable sino que no intenta ponerle remedio puesto que en las últimas horas hemos conocido como tres agentes han sido heridos en la propia sede de la Guardia Civil en Barbate por el enfrentamiento en el interior de las dependencias de clanes de la droga. Hasta ese punto llega la impunidad de estos peligrosos delincuentes. Mientras tanto se van incrementando las sospechas sobre las extrañas idas y venidas de los Falcon a Marruecos.

Sin duda la responsabilidad última es de Sánchez porque él ordena y Marlaska obedece y calla, y así lo hemos podido comprobar cuando ha ordenado que el PSOE se niegue a participar en Barcelona y en Pamplona en el minuto de silencio por los guardias civiles asesinados, o cuando se han negado a reconocer en Bruselas a policías y guardias civiles como profesión de riesgo.

Todo este despropósito nos hace pensar a muchos que nuestros agentes merecen otro ministro, y los españoles otro presidente del gobierno, porque los pararrayos en política son como los afectos "nunca sabes donde golpean hasta que han caído", como afirmaba Jean-Baptiste Lacordaire predicador, teólogo y activista francés del siglo XIX. Aunque los afectos de Marlaska por su líder parecen inquebrantables, por lo que sigue carbonizándose día a día sin que su conciencia judicial le haga recapacitar y dimitir.