| 07 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Manifestación en apoyo a Pedro Sánchez
Manifestación en apoyo a Pedro Sánchez

La peregrinación a Ferraz que prepara el PSOE: convertirán a Sánchez en un meme

El PSOE está organizando una gran manifestación en apoyo a Pedro Sánchez tras anunciar en una carta que se toma cinco días de "reflexión" para pensar si dimite o se mantiene en La Moncloa.

| Hugo Pereira Opinión

Al PSOE se le está yendo de las manos. Esa es la principal conclusión que se puede extraer de lo que está sucediendo en España desde que Pedro Sánchez publicó la ya célebre mundialmente “carta a la ciudadanía”.

Para empezar, es inédito, no solo en España, que un presidente del Gobierno de un país democrático, la cuarta economía de la zona euro, ni más ni menos, como lo es España, amenace con dimitir. 

Si un primer ministro, legítimamente, entiende que debe dejar el cargo, dimite y punto. No es de recibo y muestra una honda irresponsabilidad, sin embargo, que ponga en vilo -a nivel nacional e internacional- al país que preside ante una decisión, aseguran desde el PSOE y desde el Gobierno, estrictamente personal de Sánchez. Pensarán muchos, con razón, que el ámbito privado del prójimo importa más bien poco, también el del presidente del Gobierno. En fin, que si el Presidente quiere reflexionar por motivos personales, por supuesto, que reflexione, pero en privado y sin involucrar la estabilidad y seguridad jurídica de todo un país.

 

Irresponsabilidad eleva al cubro sería que el ‘Drama King’, como ya califica la prensa internacional a Pedro Sánchez, no esté pensando, tan siquiera, en dimitir y que, como creen firmemente, por ejemplo, desde el núcleo duro del Partido Popular, todo sea una estrategia política. Una forma, digamos, de comenzar la campaña electoral de los próximos comicios catalanes y posteriores elecciones al Parlamento Europeo. Todo un ‘golpe de efecto’, en suma.

Pero sea como fuere, el lunes lo descubriremos, la adoración que están fraguando desde el PSOE hacia la figura de Sánchez, además de cursi, sienta un peligroso precedente. A un líder político, sea de derechas, de izquierdas o de centro, en un régimen democrático no se le adora, se le debe exigir, por el contrario, una correcta gestión de lo público -de lo de todos-, una impecable actuación ética y moral en base a los principios que asientan tal democracia y, por supuesto, una férrea rendición de cuentas.

El convertir a un líder político en una estrella del rock y aglutinar en torno a él a una jauría de fans hambrientos por abrazarlo y elevarlo al estrellato, no hace más que denotar la existencia de personas carentes de principios democráticos, a pesar de que se cataloguen como los defensores únicos de tal sistema político; y lo peor: que el presidente del Gobierno sea convertido en todo un meme por aquellos que, paradójicamente, solo querían defenderlo.

Lo histriónico y lo populista siempre, tarde o temprano, acaba siendo contraproducente.