| 19 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Una de las caceroladas de Madrid
Una de las caceroladas de Madrid

La España de las cacerolas releva a la de los aplausos con tensión extrema

Se oyen ya más cacerolas que aplausos, en una protesta que crece a diario y provoca este otro pulso de los detractores de las protestas. Los balcones y la calle suben de temperatura.

| El Retuitero Opinión

 

 

 

 

Algo ha cambiado en los últimos diez días y, desde entonces, se escuchan menos aplausos en los balcones y más cacerolas de protesta. No parece que se haya dejado de reconocer el heroísmo y la entrega de los sanitarios, que siguen en lo más alto merecidamente del prestigio popular. Pero la sensación de que el Gobierno quería convertir ese homenaje espontáneo en una especie de respaldo a su gestión, quizá haya enfriado ese ritual.

Muchos de los propios médicos y enfermeros han solicitado en público que se deje de aplaudir, que lo agradecen mucho pero sobre todo necesitan equipos y material sanitario. Todo ello, unido al cansancio por el confinamiento más prolongado del mundo, ha empezado a quebrar la paciencia de la ciudadanía, cada vez más crítica con un Gobierno que llegó tarde a la cuarentena y ahora la quiere alargar eternamente. Y suenan las cacerolas, claro:

 

 

Que la protesta más sonora haya partido de calles de distritos céntricos de Madrid, como Chamberí o el Barrio de Salamanca, ha estimulado una respuesta estigmatizadora de los detractores de la protesta, que no han tardado en presentarla como la revuelta de los #Cayetanos y los #Borjamaris, sin duda obviando que se repite, aunque con menor atención mediática, en barrios y ciudades humildes de toda la Comunidad de Madrid. Pero eso no evita la caricatura:

 

 

Y para echar más leña al fuego, un informe de la Guardia Civil presagia tensiones callejeras en los próximos meses, por mor de la brutal crisis económica que ya se percibe. Y antes de todo eso, las multas por llevar banderas españolas en el coche; el anuncio de manifestaciones de VOX el 23 de mayo y la incipiente tensión en el Gobierno contra la crítica, perfilan un inquietante paisaje para fechas venideras.