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Hubo un tiempo en que Aznar

No parece que haya de ser José María Aznar el que forme un gobierno post-sanchista que se enfrente a Quim Torra para que los populistas no le puedan reprochar ser una “derechita cobarde”.

| Vicente Climent Edición Valencia

Madrid 1989. Manuel Fraga, convencido “a palos” de que la Alianza Popular que fundaran en 1976 “los siete magníficos” nunca dejaría de ser un partido importante que jamás llegaría a ser decisivo, llama a la refundación que dio origen al actual Partido Popular. La “mayoría natural” no le quería a él. Tampoco al proyecto que encarnaba. Ni con su configuración original, ni difuminando su nombre en mil coaliciones AP tenía futuro, porque a pesar de su juventud tenía mucho pasado.

Manuel Fraga, con José María de Areilza, fue uno de los pocos ministros reformistas que tuvo Francisco Franco en sus últimos gabinetes. Hombre vehemente, ayudó a reinstaurar en España la democracia garbanzo a garbanzo. Proverbial fue la presentación que se encargó de hacer en el Club Siglo XXI en 1977 del líder comunista y hasta hacía poco clandestino Santiago Carrillo. ABC llegó a pronosticar que AP y el PCE serían los dos grandes “transatlánticos” que se enfrentarían en el océano electoral español de la Transición conocido como “sopa de letras”, aunque finalmente ambos fueran sobrepasados por la UCD y el PSOE.

Manuel Fraga aprovechó las ruinas del proyecto de Adolfo Suárez -reconvertido en centro-izquierda en el CDS- y las ruinas de la propia AP, para, tras un breve interregno, encargarle a José María Aznar “¡sin tutelas ni tutías!” en 1990 en Sevilla la toma de las riendas del gran proyecto de centro-derecha que pudiera servir de alternativa moderada al socialismo de Felipe González. Por muy reformista que fuera, Fraga era la derecha. Así que para dar el “giro al centro” precisaba del joven Aznar y no del clásico Marcelino Oreja o a la dogmática Isabel Tocino, que eran sus alternativas. Aznar, por muy conservador que fuera, era el centro.

Por muy reformista que fuera, Fraga era la derecha, y Aznar encarnaba el espíritu liberal. Hasta que consiguió la mayoría absoluta, se giró al Atlántico, y estalló Atocha.

Fraga, el reformista, no podía siquiera acercarse al éxito electoral en el conjunto de la España de la Transición. Aznar, como luego se vio -como Fraga vio antes que nadie-, sí. A “don Manuel”, pese a su bien alimentada leyenda negra, el que le sobrepasaba por la diestra era Jorge Verstrynge, quién lo diría ahora. Pero también quién nos iba a decir que el Adolfo Suárez de “dos” por Madrid es hijo de Adolfo Suárez, “uno” por España.

Quizá muchos no lo sepan, y desde luego muchos lo han olvidado. Pero hubo un tiempo en que a Aznar los que le sobrepasaban por la derecha eran casi todos los demás. Sólo él y Francisco Álvarez Cascos, y Alberto Ruiz-Gallardón y Eduardo Zaplana, y Rodrigo Rato y Mariano Rajoy, y Esperanza Aguirre y Manuel Pimentel, encarnaban el espíritu liberal triunfante en un partido de conservadores. La prensa de la época les tachaba de renovadores, como antes a González y Alfonso Guerra frente a Rodolfo Llopis y el viejo PSOE-histórico. Hasta que sucesivamente Aznar consiguió la mayoría absoluta, se giró al Atlántico, y estalló Atocha.

Ahora el ex-presidente del Gobierno de España va diciendo por aquí que a él no le "dicen en la cara" … Puede ser, aunque yo no apostaría. En cualquier caso, no es Aznar el que ahora lidera el PP; ni es él el que eventualmente tendrá que formar un gobierno post-sanchista que se enfrente a Quim Torra y al que los populistas no le puedan reprochar ser una “derechita cobarde”. ¿O estoy equivocado?

De todas formas, hubo un tiempo en que Aznar …