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Alicia Llácer, José Ferrer, Pilar Domingo y
Alicia Llácer, José Ferrer, Pilar Domingo y

El cambio de modelo de las resonancias valencianas, en lista de espera

El cambio -aún sin fecha de activación- supondrá un buen número de novedades en el servicio público-privado, como desplazamientos y restricción de horarios que hasta ahora no se daban.

| Vicente Climent Edición Valencia

La sanidad pública, en todas las comunidades autónomas, precisa de la ayuda de empresas privadas para la realización de las pruebas diagnósticas por imagen, popularmente conocidas de forma genérica como “resonancias”. La Comunidad Valenciana no es una excepción. Aquí se ha venido funcionando con un concierto por concurso que ha estado vigente desde 2008 hasta 2018, y que el gobierno del Botánico decidió no renovar. En su lugar, convocó un nuevo concurso, ya adjudicado pero no activado. Por lo tanto, aún se funciona con el de 2008-2018 en fase de prórroga.

Tanto en el primer concurso, conocido como 638, como en el que ha de sustituirle, el 201, la empresa Eresa (hoy integrada en el grupo Ascires) ha jugado y juega un papel muy importante. El modelo antiguo dejaba el servicio de imagen de 9 hospitales valencianos en manos de la UTE Erescannar Salud, todos menos el Peset y el de San Juan, de los que Eresa (con 22 de las 36 resonancias del grupo) es responsable en los centros de Valencia y Castellón.

Para el modelo nuevo, Sanidad cuenta con los equipos donados por el empresario gallego Amancio Ortega. Por eso sólo convocó el concurso complementario para cino lotes, de los que Ascires Eresa ganó los tres (Vinaroz, Valencia y Marina Baja ) a los que se presentó. Pero aún no hay fecha para el cambio. Ascires dice estar preparada desde el pasado 31 de octubre, fecha límite inicial para la transición. Durante el bienio 2017-2018 asegura haber invertido 44 millones de euros en sus clínicas propias, y ha creado su propio instituto tecnológico de formación (IBQUAES).

Diferencias de modelo: en qué se va a notar el cambio

El modelo antiguo, el 638, se caracteriza por la integración del servicio que presta Eresa en cada centro hospitalario, más el apoyo de su centro de Campanar (con siete equipos). Este sistema se basa en un servicio integral las 24 horas de los 365 días del año, que se presta a todos los pacientes (urgentes, preferentes, ambulatorios, hospitalarios y en control), y que incluye la gestión, planificación (lista de espera) y realización de la prueba. Además, la empresa tiene la obligación de formar al personal de la especialidad de la sanidad pública (adjuntos, residentes, enfermeros y técnicos).

En cambio con el nuevo modelo, el 201, son los pacientes los que tendrán que desplazarse a una clínica de Ascires (Campanar, Campus universitarios, Gandía, Xàtiva) en un horario “estándard”. Y ojo, que sólo está previsto que se atienda a los que Sanidad derive como consecuencia de su listas de espera (pacientes sobre todo ambulatorios). La empresa se limitará a hacer la prueba y a emitir el informe que se le indique desde Sanidad, y no tendrá obligación de formar al personal sanitario público.

Otra de las diferencias de modelo es el estrechamiento del “anillo radiológico” que formaban las clínicas de Eresa con los centros públicos, que permitía que las imágenes de diagnóstico fueran vistas por el mejor especialista del circuito.

A los hospitales públicos van a llegar los equipos donados por Amancio Ortega, de última tecnología. Las máquinas con las que Eresa ha venido trabajando en los centros públicos se van a quedar donde están, porque así está contemplado en el pliego del viejo concurso. Pero la empresa asegura que en 2016 la Conselleria les trasladó que “cesaran en la actualización de equipos”, por lo que habrá de ser la sanidad pública quien gestione la tecnología con que se queda.

La incógnita de las listas de espera

Pero donde el cambio de modelo tendrá su prueba de fuego será en las listas de espera. Ascires tiene con el modelo antiguo un plazo máximo de 30 días para atender a los pacientes, que asegura cumplir con alguna excepción compleja. Y su objetivo es el de atender toda la citación asignada de aquí al fin del modelo. Con el nuevo asegura que atenderá en plazo “lo que nos llegue”, que supone será menos que ahora. En 2018 cubrió 250.000 exploraciones a petición de la sanidad valenciana (correspondientes al concurso 638 más las del Hospital General, que tiene convenio aparte). Una vez llegó a recibir 2.000 peticiones en un día en un sólo hospital. Al Peset, que es 100% público, le ha hecho el 75% de las pruebas de imagen.

Rentabilidad empresarial

Por tanto, estamos ante responsabilidades y costes diferentes para Eresa en cada modelo, lo que implica precios también distintos. El concierto viejo suponía el 18% de la facturación de Ascires.

Con el cambio la empresa valenciana perderá, pero por volumen de trabajo, no por precio, que lógicamente se ajusta a las nuevas condiciones del servicio que son menos exigentes. Los representantes de Eresa aseguran que si se han presentado al nuevo concurso ha sido por su “arraigo” en la Comunidad Valenciana. Eresa ha llegado a duplicar el número de resonancias hechas por la sanidad de gestión enteramente pública gracias a la optimización de procesos, que se ejecutan de lunes a domingo, por lo que prevén que la sanidad pública “va a tener que invertir potentemente en estructura”.

El caso del Hospital General de Valencia

Éste es un caso aparte dentro de la sanidad valenciana por estar gestionado por un consorcio en el que participa también la Diputación de Valencia. Hay convocado un concurso, distinto del 601, al que Eresa aún no ha decidido si se va a presentar.

Pero lo que sí preocupa a los responsables de la empresa es la “injusta” situación en que han quedado siete trabajadores y van a quedar próximamente otros dieciséis, en un “limbo” laboral, tras la decisión del Hospital de no contar con ellos a pesar del anuncio inicial tras decidir sustituir las máquinas de Eresa por las de Amancio Ortega.

 

Los portavoces de Eresa aseguran que la empresa podía haberlos asumido, y que se lo preguntó a todos ellos la consejera delegada vía correo electrónico, pero que son los propios trabajadores quienes declaran su vocación hospitalaria, ejercida en algunos casos durante veinte años. Y si Eresa los asume perderán sus derechos.

Para el caso de los trabajadores afectados por el cambio del 638 al 601 se cuenta con que sí habrá subrogación, aunque no se sabe en qué condiciones.

(Información elaborada con datos y argumentos ofrecidos en rueda de prensa por José Ferrer, director médico de Ascires, Pilar Domingo, directora de relaciones corporativas, Alicia Llácer, directora de procesos administrativos, y Rubén Hinarejos, director técnico sanitario).