| 13 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Frame del vídeo en el que se ven a unos perros encerados en jaulas.
Frame del vídeo en el que se ven a unos perros encerados en jaulas.

Un perro es un perro

Esta afirmación que, a priori, podría considerarse sencilla y lógica, parece que no es de fácil comprensión para algunos de nuestros representantes políticos.

| Raquel Aguilar Povill Edición Valencia

Hace años que, quienes nos preocupamos por la terrible situación de los animales en este país, vergonzosamente considerado como “el país del maltrato animal”, llevamos reclamando una ley estatal que proteja a todos los animales de la violencia que se ejerce sobre ellos.

A fecha de hoy las leyes de protección animal tienen carácter autonómico que generan paradojas como que un perro que aparece abandonado en Ulldecona (municipio catalán limítrofe con la Comunitat Valenciana) según la normativa catalana sería llevado a un centro de acogida hasta su adopción y sin embargo, si ese mismo perro andase algunos metros y fuese localizado en San Rafael del Río (último municipio de la Comunitat), pasados 20 días sin que nadie lo reclamase, sería ejecutado, pese a estar sano.

Desde el gobierno central llevan algún que otro año anunciando la llegada de esa ansiada ley estatal que ahora está debatiéndose en el Congreso de los Diputados.

Una ley insuficiente y cobarde que, de inicio, deja desamparados a la mayoría de individuos, excluyendo a los que son torturados en nuestras calles y plazas parasitando las fiestas de los pueblos, a los que son sometidos a un inmenso e injustificable sufrimiento cuando son utilizados para testar productos diversos o a los que son obligados a vivir una vida de miseria para finalmente ejecutarlos, despedazarlos y comercializar sus cuerpos a trozos.

Y por si este despropósito de exclusiones no fuese suficiente, el PSOE, que forma parte del gobierno, presenta una enmienda a la ley que su propio gobierno propone, para que esta ley excluya a los perros utilizados como herramientas para cazar, dejándoles totalmente desamparados y despojándoles de los pocos derechos que, a fecha de hoy tienen, incluso en leyes autonómicas que llevan décadas en vigor.

¿Cómo es posible tal desfachatez?

¿Acaso siente nostalgia el PSOE de la España de La escopeta nacional?

Tal vez sus señorías se perdieron los capítulos de Barrio Sésamo en que, aunque se moviese de un sitio a otro, un perro, lo seguía siendo.

Tal vez sean “de letras”, y no hayan estudiado en biología el concepto de especie, y por eso no entienden que un perro es un perro, independientemente de que viva almacenado en un frío zulo o duerma acurrucado a los pies de la cama de sus hijos.

Tal vez, simplemente se hayan plegado a los intereses de los escopeteros, pensando que en las próximas elecciones les reportará votos el permitir que mantengan a sus perros hacinados en condiciones insalubres, los destrocen atados a sus vehículos mientras los entrenan o les llenen el cuerpo de perdigones cuando ya no hagan lo que se espera de ellos.

Si fuesen lo modernos y progresistas que les gusta decir que son a los señores y señoras del PSOE, sabrían que la violencia hacia los animales es un síntoma de violencia social, que debe resolverse.
Que permitirla, es perpetuar un modo de vida rancio y contrario a la evolución de la sociedad, que cada vez más, demanda que se trate con consideración a aquellos y aquellas que, independientemente del género, raza, identidad de género, orientación sexual, o especie, tienen capacidad de sentir y sufrir y esa cuestión es suficiente para que se vele por su respeto y protección por parte de nuestras instituciones.

Si fuesen honestos, no presentarían enmiendas pensando únicamente en hipotéticos votos. Buscarían el bien común y crear una sociedad más justa, donde no se deje a nadie atrás, tampoco a los perros instrumentalizados.

Si hiciesen su trabajo, leerían los informes que desde el propio gobierno del que forman parte se encargan y sabrían que la mayoría de la ciudadanía reclama leyes que protejan de verdad a los animales, sin excepción.

Y si actuasen con inteligencia, sabrían que sus votos no están precisamente en quienes hacen daño a los indefensos, si no en quienes persiguen un mundo más justo. Si hacen exclusiones en la ley, la mayoría de los votantes, que reclama que se respete a los animales, no lo olvidará y lo pagarán en las urnas. No piensen que serán unos pocos cazadores quienes les lleven a gobernar.

Señores y señoras del PSOE, evolucionen de una vez por todas y no nos retraigan a oscuros tiempos pasados, excluyendo de la ley a los perros más maltratados.

Esos que viven hacinados en agujeros sin luz ni ventilación, entre sus propios excrementos, sin apenas comida ni agua, y sin los mínimos cuidados veterinarios.

Esos que son abandonados por miles al terminar la temporada de caza, arrancándoles la piel del cuello para sacarles el microchip.

Esos que son colgados de la rama de un árbol, con una cuerda de medida exacta para que las puntitas de sus patas apenas toquen el suelo y tras horas de intentar en vano que el dolor no venza el propio peso, mueran ahorcados.

Esos que son arrojados a pozos en que fallecen días después de hambre y sed, tras dejarse las cuerdas vocales pidiendo auxilio y con el dolor inmenso de los huesos rotos en la caída.
Esos que son lanzados al fondo del ríos metidos en sacos con piedras para asegurar que se ahogan.

Señor Pedro Sánchez, durante su mandato no ha tenido ni un sólo gesto en favor de los otros animales.

No permita que la ley estatal que debe protegerlos, los excluya.

¿No se ha planteado que la única diferencia entre Turca y un perro considerado de caza, es el uso que se hace de ellos?

No los abandone.
Porque un perro, es un perro.
#MismosPerrosMismaLey