La izquierda catalana, casi toda soberanista de manera clara o con subterfugios, anda a palos y ya nadie se libra. La última dimisión tiene su miga. Y es ésta.
La dimisión de Elisenda Alemany como portavoz en el Parlament de En Comú Podem, ese saco de Pablo Iglesias y Ada Colau con pinta de camarote de los hermanos Marx, es cualquier cosa menos casual y demuestra hasta qué punto la izquierda catalana, muy independentista o mediopensionista, acaba siempre a bofetadas.
El fichaje de la guapa filóloga fue, ante todo, la prueba de que Ada Colau no quiere pasar por separatista cuando viaja a Madrid pero quiere parecerlo bastante cuando se queda en Barcelona: su ya exportavoz parlamentaria ha sido toda su vida, según le cuentan a El Topo, más soberanista que el propio Puigdemont.
La bronca en la izquierda catalana, casi toda soberanista, es de época y ya toca hasta a Ada Colau
Que se licenciara en Filología Catalana o que prestara sus servicios educativos a Òmnium Cultural, cuna del separatismo bien cuidada siempre por la Generalitat, ya debían haber sido pruebas suficientes para que si de verdad Colau no quería jugar a la secesión, no fichara a una secesionista inquebrantable que ya tiene un plan: disputarle el liderazgo de En Comú a Colau cuando las circunstancias, siempre electorales, lo permitan.
Eran otros tiempos: Iglesias, Doménench y Colau, de cuchipandi
Ése es el plan de Alamany, anticapitalista y separatista a la vez: cargarse a la lideresa, desde dentro o desde fuera, con sus siglas o con otras, y pelear por una confluencia con ERC e incluso la CUP. Lo curioso es que a Colau se le van por los extremos: Domènech por el lado más moderado, Alamany por el más separatista. Y en el radar de ésta, los Albano Dante Fachín, Bea Talegón y compañía nadando en las aguas agitadas del nacionalprogresismo para ver por dónde sale el sol.
Y cuentan las malas lenguas que todo este espectáculo provoca un hondo placer, pero bien disimulado, en Pablo Iglesias: cuanto menos mande Colau, más opciones tiene Podemos de no sucumbir al magma de siglas. Aunque alguien debe decirle que, tal vez, pueda irle mal a los dos.