| 18 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Baltasar Garzón.
Baltasar Garzón.

Mis crónicas rebeldes desde el confinamiento: Mansos

Policías de Madrid hicieron la machada de parar una misa domingo de resurrección. Y policías nacionales contemplaban complacidos la oración del imán de Vendrell rodeado de fieles musulmanes

| JM Felix Edición Valencia

Superada ya la cuarentena clásica, tal vez la mejor demostración de cómo se nos trata a los españoles recetándonos a diario el aceite de ricino, o escondiéndonos una yema en el caldo o en el vaso de leche, como antiguamente a los niños, para no asustarlos con la dureza de la necesaria y desagradable medida nutricionista. Hoy que se han puesto de moda los niños menores de catorce;
mañana domingo que comprobaremos el alcance del levantamiento parcial. Esos niños machacona y erróneamente tildados de héroes, invirtiendo, pervirtiendo, su función social, ajenos a las consecuencias (vaya, que si se lo acaban creyendo, no va a haber quién los soporte, y van a llover denuncias de nuestro héroes contra sus padres opresores por obligarles a hacer los deberes, cuando ya saben que aprobarán y pasarán curso por el morro; el colmo de la irresponsabilidad).

Ha tenido que reprobar el CGPJ el descaro del melifluo Iglesias, el del privilegio de tener jardín, el llorón del día que llegó al cielo sin asaltarlo, el peticionario de perdón a los niños en contra de su recia ideología sobre dimisiones de los otros

Mientras tanto, día a día, hoy y mañana, mientras salen los niños que salgan, crece la cifra de muertos, crece la de infectados, y ese dueto nefasto que forman un filósofo de tercera metido a experto y un burócrata experto metido a político, manipulan protocolos contables para maquillar la realidad. Es verdaderamente repugnante.

Ya cansa hablar de monitoreos y censuras, de generales mansos y traidores al cuerpo, de medios vendidos, de multinacionales sumisas de la comunicación exprés y gratuita, de chats inhabilitados exclusivamente durante las intervenciones gubernamentales (TVE, Mediatres, El País y hasta El Mundo) y a disposición de los leones para zurrar a Abascal o a Casado. Cansa Celaá, que ya no reivindica la propiedad de esos falsos héroes que tenemos cuarenta días encerrados en nuestras casas. Y apenas cansa, por su inocua importancia, el podemita Castells, pero indigna al evidenciar con desparpajo la innecesariedad de su fingido ministerio.

Ha tenido que reprobar el CGPJ el descaro del melifluo Iglesias, el del privilegio de tener jardín, el llorón del día que llegó al cielo sin asaltarlo, el peticionario de perdón a los niño en contra de su recia ideología sobre dimisiones de los otros. Y han salido los mansos, con el inhabilitado Garzón (la peor mancha para un juez) y Martín Pallín a la cabeza a blanquear la libertad de expresión del
vicepresidente más caradura del nutrido grupo de vicepresidentes caraduras del gobierno más caradura de la historia de la democracia. No así las Asociaciones de jueces y fiscales, desde la Francisco de Vitoria a las que se autodenominan (nunca lo he entendido) para la democracia.

Dos policías municipales mansos de Madrid hicieron la machada de parar una misa el domingo de resurrección en el patio sin vecinos de una parroquia, porque al parecer el maldito virus llegaba en las ondas sonoras desde el altavoz del cura hasta los balcones. Y un nutrido rebaño de mansos policías nacionales contemplaba complacido la oración del imán de Vendrell, rodeado de fieles
musulmanes.

Tal vez por eso se ha apresurado la inefable Arancha González a felicitar el comienzo del Ramadán Mubarak (sin lenguaje inclusivo esta vez, no se vayan a ofender) en este “periodo central de su fe”. Ya lo venía haciendo sistemáticamente el inepto presidente actual, con profusión (¡Eid Mubarak!) y un cursi mensaje de paz para todos (sic).

Han salido los mansos, con el inhabilitado Garzón (la peor mancha para un juez) y Martín Pallín a la cabeza a blanquear la libertad de expresión del vicepresidente más caradura del nutrido grupo de vicepresidentes caraduras del gobierno más caradura de la historia de la democracia.

Otros mansos, los bienaventurados porque ellos poseerán en herencia la tierra, en busca del perdón de sus pecados y la consolación de Dios, tal vez se mantengan en un silencio que no es el de los corderos, sino el del luto debido. Tal vez no exijan una felicitación semejante por Navidad, por Semana Santa o por la Pascua Judía, pero exigirán -exigiremos- justicia y responsabilidades por
negligencia.

Un desconocido, que ocupa vicepresidencia en el Congreso, un apesebrado socialista de apellido Gómez, apostilla en vísperas de la eufemística reconstrucción, “hay que desecharlos” … a los que critican al Gobierno. Menudo manso, ni los desocupados en los próximos Sanfermines.

Que os den queridos mansos, que vuestra discreta y ociosa vida en los corrales no peligra y allí podéis seguir, como los de Pamplona hasta julio de 2021. O tal vez menos. Ya veremos.