| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Ximo Puig y José Luis Ábalos en un acto del PSPV
Ximo Puig y José Luis Ábalos en un acto del PSPV

El guripa que mea en las botas del Consell

Lo de esta semana ha sido una merienda de rojos. Permanecerá mucho tiempo en nuestra memoria el poso amargo de nuestra propia insignificancia.

| Enrique Martín Edición Valencia

Lo sucedido ayer no puede venderse como un éxito, porque si no mentían cuando afirmaban que la Comunidad estaba preparada la semana pasada, entonces la entrada en fase 1 una semana más tarde –riqueza y puestos de trabajo destruidos- sigue siendo una injusticia sin otro fundamento que el chalaneo político, en el que Chimo Puig ha perdido, y la incapacidad de nuestros gobernantes, de la que Chimo Puig es un ejemplo notable. Si el aeropuerto de Alicante-Elche ya era una infraestructura estratégica entonces, que debamos esperar una semana más para recibir vuelos – con las consiguientes pérdidas de imagen, reservas y expectativas legítimas del sector turístico– es igualmente una arbitrariedad. Todo ello se ha conseguido, después de que el valenciano Ábalos se comportara como un guripa, meándose en las botas del Consell.

La exultación de la Prensa del Movimiento y las emotivas loas a los jerarcas del Régimen, incluidos los subalternos Salvador Navarro y Perfecto Palacio, resulta más bien patética. Lo de esta semana ha sido una merienda de rojos. Permanecerá mucho tiempo en nuestra memoria el poso amargo de nuestra propia insignificancia: qué significa Ximo, qué vale Salvador. Ninguno de ellos hará historia: serán sólo el trasunto de la mediocridad y la nadería instalada en nuestra clase política.

Somos como nuestras fiestas: mucho ruido y pocas nueces; mucho fuego, para quemar cartones.

Es evidente que la Comunidad Valenciana, con las políticas del Botánico, es un proyecto fallido. Al Presidente de la Generalidad y sus secuaces de la CEV se les llenaba la boca con la pamplina de “coser el territorio”. Pero la Comunidad, más bien ha sido abierta en canal por la imposición ideológica y lingüística, por el totalitarismo y el desprecio a los ciudadanos, principalmente a los alicantinos, y ahora muestra las horribles cicatrices de la sutura. La Provincia de Alicante no tiene remedio: Elche se contenta con ser un pueblo ufano y Alicante con parecerse a una capital. La luz deslumbrante, casi calcárea del Sureste, permite contemplar al Cap i Casal como un tumor elefantiásico en nuestro espinazo, justo en el medio del antiguo Reino. Somos como nuestras fiestas: mucho ruido y pocas nueces; mucho fuego, para quemar cartones.

Posdata: El Presidente de la CEV se refociló ayer en el fango ideológico afirmando que los valencianos necesitamos un grupo de presión en Madrid como el PNV. Veamos: el PNV fue fundado por un alucinado mesiánico y racista, Sabino Arana, que odiaba a los españoles y se inventó una patria -como los independentistas catalanes que tanto admira el presidente de la CEV. En el 31 obtuvo su poder con el chantaje y la traición constante a la República, que culminaría con la vergonzosa rendición de los valientes gudaris ante las tropas de Mussolini. Su poder en el régimen del 78 se obtuvo recogiendo las nueces de un millar de muertos de ETA, de la imposición ideológica, del exilio y del terror colectivo. No es fácil saber si Salvador Navarro es un incontinente, un iluminado o la voz de su amo, pero la Asamblea de la CEV debería confrontar su irresponsable deriva ideológica.