| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Alborch y Grimaldo, dos mujeres de bandera

La trayectoria y aportaciones de Carmen y de María José deberán formar parte de algún patrimonio de los valencianos

| Sagrario Sánchez Edición Valencia

Esta semana, al ponerme a redactar mi columna para la sección de opinión de Esdiariocv, he sentido la necesidad de recordar, intentando homenajearlas, a dos mujeres que considero importantes en la vida pública valenciana,  y que nos han dejado recientemente: Carmen Alborch, y Mº Jose Grimaldo.

Creo que aunque la actualidad la marcan  otros acontecimientos, como los presupuestos, los datos del paro, Villarejo, las elecciones andaluzas,….Es importante recordarlas para que la fugacidad de sus vidas -M. José sólo tenía 48 años- no merme para nada la intensidad e importancia de sus legados a la sociedad valenciana.

Conocí a Carmen Alborch cuando yo cursaba la Licenciatura de Derecho en Valencia, sobre 1985, y ella era una joven profesora de Derecho Mercantil, con lo que por mucho que su actividad política la llevó a ocupar un ministerio, yo nunca dejé de verla como la profesora arrolladora que conocí. Evidentemente a una “pipiolina” como yo, con sólo  veinte  y pocos años, me impactaba, he de decirlo, no sólo por sus conocimientos de derecho, sino por sus formas, modos e imagen ( “la pelirroja vestida de ánimal print”), que destacaba entre todo el claustro de profesores, abanderando  los movimientos reivindicativos que aquellos años ( los ochenta ), se desarrollaban en nuestra ciudad, en los que “El Carmen” era una referencia de paso obligada, en el que su tocaya era referente.

A M. José Grimaldo tuve ocasión de conocerla cuando todavía no tenía cargo en el periódico aunque ya destacaba por sus crónicas políticas, y yo estaba en el momento más activo de mis reponsabilidades públicas, con lo que nuestras conversaciones versaban sobre dicha actualidad. Especialmente, las mantenidas en las carreras de motociclismo en el Circuito de Cheste, donde ella solía acudir a departir con esa gracia y “labia dicharachera “a estudiar" los movimientos de unos y otros, que en esos acontecimientos, suelen andar sueltos. Me impactaba su sólido criterio, su claridad y contundencia, y también su simpatía, cualidad que después de los años fui comprobando que era algo innato, allá donde nos encontraramos. ¡Ah! y también su valencianía, siempre

Ambas, sus trayectorias y aportaciones, deberán formar parte de algún patrimonio de los valencianos.