| 05 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez y Adriana Lastra, durante un mitin.
Pedro Sánchez y Adriana Lastra, durante un mitin.

Los diputados del PSOE reprueban los desahogos de su “futurible” portavoz

Protagoniza la nueva era de Pedro Sánchez. De hecho, es la favorita para dirigir el Grupo Socialista. Pero gusta destapar la caja de los truenos.

| Ricardo Rodríguez Opinión

La bancada del PSOE deposita en Pedro Sánchez su futuro. No existe batalla por dar. “Quien no quiera a Pedro, tendrá dos tazas”, instruyen en Ferraz. Diputados otrora susanistas coinciden en que el secretario general impondrá su discurso y su modelo del partido. Parte de un respaldo del 50,26% de la militancia. “Inapelable”, repite su entorno. Y un buen 39 Congreso Federal pasará para Sánchez por el asentimiento de al menos el 70% de los delegados.

El secretario general tiene las manos libres, aunque ya ha hablado con todos los barones, también con Susana Díaz, para intentar iniciar la reconciliación y acometer un cónclave de pacificación en el que se emprenda el cierre de las heridas. Aunque sigue más viva que larvada la resistencia de un número respetable de parlamentarios hacia la figura de Pedro Sánchez, el clima interno se ha templado en las últimas fechas. O, al menos, lo había hecho.

El termómetro anímico de los socialistas ha vuelto a dar un bajón, justo cuando acababa de invertirse la tendencia. La razón es tan palpable como lo ha sido la salida protagonizada por Adriana Lastra. La pretoriana del reelegido líder ha destapado la caja de los truenos en el seno del Grupo con su gusto a irrumpir cual elefante en cacharrería, resolutiva y con cuajo. Y así, ha señalado en su Facebook a susanistas a los que les “faltó tiempo para quitar de su perfil en redes sociales las fotos de Susana, demostrando, todos ellos, lo profundo de sus lealtades”.

“Una vez derrotada, se apartan de Susana Díaz para seguir intentándolo con un nuevo disfraz. (…) Lo bueno es que, a estas alturas, definirse como el sector crítico de Pedro Sánchez es reconocerse como crítico con la militancia que mayoritariamente acaba de elegirle. (…) Lo de ponerse todos detrás del secretario general cuando se cerrasen las urnas, también se lo llevaron las lágrimas y el viento”. Mala enemiga es Lastra para la pelea, ya lo creo. “Esto es lo que hay”, que viene a decir la asturiana a los críticos. Éstos ya vienen reaccionando de manera desairada contra la favorita para convertirse en jefa de filas en las Cortes.

Ya el día después del triunfo de Sánchez en las primarias, Adriana Lastra amenazó con dejar en abierto en canal al PSOE al reclamar a los apoyos de Díaz que pidieran disculpas a las bases. Un reforzamiento de la filosofía del “conmigo o contra mí” que disparó el malestar en el Grupo. “Le falta experiencia y se ha crecido demasiado”, comentaba un veterano de la casa con varios trienios en el hemiciclo. Algunos le atribuyen una estrategia deliberada y encaminada a “culpar” de cualquier posible tropiezo a activos disidentes, perfectamente identificables.

Para frenar espectáculos, en el propio equipo de Pedro Sánchez empiezan a manifestar dudas sobre el papel de Lastra como futurible portavoz parlamentaria, temerosos de lo peor, “¡la puede armar!”. Claro que, frente a la brocha gorda de Adriana Lastra, juega la baza de su férrea lealtad para con el secretario general. Sea como sea, reconocen otros conmilitones, “el Grupo sigue velando armas, con la vista puesta en lo que deparará el Congreso Federal”.