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Las claves del éxito con Francia del ex valencianista Deschamps

Allá por 2001, el triunfador de los banquillos en este Mundial terminaba su brillante carrera futbolística en un Valencia CF que disputaba ese año su segunda final consecutiva de Champions

| Carlos Botey Edición Valencia

Sabido por todo buen aficionado al deporte rey es que Didier Deschamps (Bayona, 1968) se ha convertido desde hace unas horas en el tercer profesional del fútbol - tras Franz Beckenbauer y Mario Zagallo - en ser capaz de alzarse con el título de campeón del mundo tanto desde dentro del terreno de juego - lo logró en Francia'98 - como, en la pasada final frente a los combativos croatas, a través de sus sabios consejos técnicos y/o tácticos desde la banda.

Pero lo que, tal vez, ni siquiera el grueso de amantes del balompié actual conozca es que pudo hacer historia varios lustros antes...

Deschamps tuvo un corto y no del todo satisfactorio periplo en las filas del Valencia CF. Factores como el despliegue llevado a cabo con "Les Bleus" durante ese mismo verano de 2000 para conquistar la Eurocopa de Bélgica y Holanda, o la manera de exprimir al máximo a sus jugadores que imperaba en el, por aquel entonces, tremendamente exigente Calcio - algo que Deschamps venía de comprobar en grado máximo en forma de cinco duras temporadas en la Juventus - nos acercaban a una versión suya, pese a contar aún con tan solo 32 años, de jugador prácticamente extenuado.

Tanto fue así, que Didier - apenas pudo aquella campaña sobrepasar los 20 encuentros oficiales - no pudo salir de partida a la hora de ayudar con su extensísima experiencia a sus compañeros en la final de Milán ante el Bayern. Sí, aquella en la que un lanzamiento desde los 11 metros mejor efectuado podía haber dado al Valencia CF su primera Champions. Exactamente la misma en la que Didier Deschamps pudo haber alcanzado la categoría de leyenda convirtiéndose en el primer futbolista que conseguía la Copa de Europa con tres clubes diferentes tras sus éxitos precedentes con el Olympique de Marsella en 1993 y la propia Vecchia Signora tres años más tarde.

Y, aunque hayan pasado 17 años, no resulta tan descabellado destacar que su selección le ha catapultado como técnico, en parte, a imagen y semejanza de lo que un día fue y significó en su papel de jugador.

- Un bloque compacto y homogéneo:

A buen seguro, muchas serán las razones por las cuales Didier Deschamps se sentirá orgulloso en relación a lo plasmado por sus jugadores sobre el rectángulo de juego a lo largo de esta Copa del Mundo. Pero si una demarcación ha funcionado a las mil maravillas siendo responsabilidad directa del preparador galo, ésta no sería otra que la del doble pivote formado por Paul Pogba y N'Golo Kanté; dos jugadores que han rendido muy por encima del nivel mostrado este año con sus respectivos clubes, recordando especialmente el mediocentro del Chelsea al Deschamps jugador por su practicidad y eficiencia exenta de aderezos o exquisiteces.

Otro aspecto a remarcar no puede sino pasar por el hecho de haber abierto el tanteador en acciones a balón parado en todos y cada uno de los cuatro choques disputados desde la ronda de octavos de final. Un conjunto tan bien trabajado en esta cada vez más importante faceta del juego es, hoy por hoy, garantía de éxito.

Para terminar con este apartado, no podemos dejar de resaltar - pese a los goles encajados frente a Argentina y Croacia - la seguridad defensiva que el conjunto "Bleu" ha mostrado durante la inmensa mayor parte del campeonato; y muy especialmente en la semifinal que le enfrentaba a un cuadro belga al que parecía casi utópico dejar a 0, habida cuenta de la extensión de sus recursos y talento.

- Huir de toda connotación relacionada con el populismo al elaborar la lista:

Benzema; Rabiot; Payet; Martial; Lacazette; Kondogbia... fueron muchas las voces que se alzaron en contra de Deschamps desde los instantes posteriores a ser conocida la citación. Lo cierto es que, repasando en profundidad y con la innegable ayuda que confiere la perspectiva del tiempo, prácticamente a todos los citados con anterioridad se les puede encontrar algún "pero" que explique su no convocatoria: inexperiencia; irregularidad; excesiva displicencia...

- Canalizar positivamente la decepción de perder "su" Eurocopa dos años atrás:

Ahí es donde un entrenador debe de asumir las labores de motivador o, incluso, de psicólogo deportivo. La derrota en la final de la pasada Eurocopa supuso un varapalo enorme, toda vez que los del Gallo se presentaban como incontestables favoritos ante una selección portuguesa que, por si fuera poco, perdió a su baluarte CR7 sobre el cuarto de hora. El tanto de Eder en la prórroga enmudeció Saint Denis, a la vez que bien podría haber significado una herida en el seno del colectivo francés de un calibre suficiente como para hacer añicos la química del grupo a dos años vista del gran objetivo. Reto para el cual, aprendiendo además de los errores del pasado, Didier Deschamps optó, una vez más, por rearmarse. Y ahí están los resultados.