| 24 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
Los errores de campaña le han salido muy caros a Rivera.
Los errores de campaña le han salido muy caros a Rivera.

Los errores de la campaña golpean en la cabeza del líder de Ciudadanos

El "efecto Rivera" se convirtió en el "tropiezo Rivera". La formación naranja se quedó por debajo de las expectativas, de sus electores más fieles y adheridos.

| Ricardo Rodríguez Opinión

Albert Rivera llegó al cuartel general de Ciudadanos, sito en el madrileño hotel Eurobuilding, y la puerta giratoria quedó atascada a su paso durante unos segundos. Una metáfora evidente de lo que ha sido la travesía de la marca naranja hasta la noche electoral. "Lo que toca es eludir los errores". Cuando el staff de Ciudadanos llegó a pronunciar esas palabras, antes del inicio de la campaña electoral, la demoscopia situaba a Rivera en la cresta de la ola. El candidato llegó a pasearse como un auténtico aspirante a La Moncloa. Con decisión, convencimiento y ganas de entrar en batalla.

Fue como si una depresión contagiosa se apoderase de las siglas, de sus cuadros

El propio secretario de Organización, Fran Hervías, se atrevió a augurar un resultado cercano a los 100 escaños, muy lejos de los 40 obtenidos. Y lo cierto es que un tracking situó fugazmente a Ciudadanos como primera fuerza por encima del Partido Popular el 7 de diciembre. Tan sólo once días después, Rivera acabó sin gasolina y noqueado sobre la lona por los golpes de sus rivales. Fue como si una depresión contagiosa se apoderase de las siglas, de sus cuadros. Imposible triunfar de esa forma.

¿Por qué? En mi opinión, éstas han sido razones que han llevado a Rivera a desperdiciar una oportunidad de oro:

1.      Convencer con la venta de ilusión, evitar la confrontación y sobre todo "no arriesgar", "que es lo que le conviene a Albert que lleva ventaja"... Ha sido el camino recorrido por la cúpula naranja durante la campaña oficial. El objetivo de toda comunicación es impactar en el electorado y comprometerlo con las ideas políticas del candidato. Rivera no se guardó ni un solo as en la manga, después de haber desmenuzado a lo largo de meses el programa. La única meta parecía ser alcanzar el corazón de los españoles y dar por conquistada la razón, el entendimiento.

2.      Ocurrió algo insólito: Albert Rivera fue a medio gas, le costó arrancar. ¿Puede un partido emergente emprender un recorrido a las urnas desde una óptica defensiva? C´s apostó por una campaña conservadora, aforos muy limitados por miedo a los pinchazos, salvo la gran excepción de Vistalegre. Rivera apeló al voto del cambio en positivo. Sin embargo, esa idea-fuerza chocó con el hecho de dibujar una España en blanco y negro.

3.      Albert Rivera acabó batiéndose en retirada. Pasó de presentarse como la alternativa para ganar a Mariano Rajoy, a negar el pan y la sal al bipartidismo, a echar mano de conspiraciones en contra de su opción, para terminar por comprometer su abstención a PP y PSOE si ganaban las elecciones. El mensaje final resultó una incoherencia con la reivindicación del centro como una opción real y no un partido bisagra.  

4.      Nadie dio crédito en los debates. El candidato se parecía enormemente a Albert Rivera. Pero no, no podía ser. Era sencillamente irreconocible. No había ni un atisbo del líder que apuntó propuestas, pero sin perfil, y con nerviosismo. Tanto como para que su responsable de Comunicación, Fernando de Páramo, aprovechase la primera pausa publicitaria en la cita a cuatro en Atresmedia para pedirle calma.

5.      A la cúpula pilló desprevenida la pérdida de apoyo de El País. "Lamentablemente, lo que se ha visto en los debates no ha servido para despejar el temor a que Rivera y sus Ciudadanos fueran más una marca que un proyecto, un estado de ánimo más que una verdadera formación lista para gobernar", editorializó el diario de PRISA.

6.      La soledad del candidato. Otro elemento que jugó en contra fue la imagen de una marca sin líderes nacionales. Albert Rivera, encerrado a menudo en una burbuja, es Ciudadanos y, si acaso, Inés Arrimadas.

7.      El cara a cara entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, el funeral de Estado por los dos policías muertos en el atentado de Kabul, polémicas protagonizadas o por errores en la redacción del programa o por sus propios candidatos sacaron de la carrera a Rivera. El electorado pudo verle marchar a empujones hacia una batalla de dudoso final feliz.

Albert Rivera debe ahora cargar sobre sus hombros con la responsabilidad de un resultado muy por debajo de sus propias expectativas y consecuencia de una estrategia a todas luces desastrosa. Abróchense los cinturones, porque el viaje ciudadano va a ser movidito.