| 05 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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La Legión, desfilando por Madrid
La Legión, desfilando por Madrid

... Y ellos defenderán a quienes les desprecian

El aplauso a policías y militares de la sociedad española contrasta con el desprecio de una minoría ruidosa que, sin embargo, recurrirá a ellos cuando lo necesite. Y responderán.

| Buendía Opinión

 

 

Si algún día Gabriel Rufián es asaltado en plena calle o su pueblo invadido, le protegerán las mismas personas a las que, cada día, desprecia, denigra o, peor, caricaturiza como una suerte de Gestapo adonada con la bandera del Águila de San Juan.

En esa paradoja entre lo que reciben y lo que dan, incluso a quien no parece merecerlo demasiado, está la grandeza de las Fuerzas Armadas y los Cuerpos de Seguridad; los tíos y tías que plantarán cara a quien quiera partírsela al resto.

El afecto hacia policías, militares y guardias civiles no es una casualidad, y nace de la íntima sensación que cada ciudadano tiene al respecto de quién estará dispuesto a jugarse la vida cuando la vida nos vaya en ello. Por mucho brochazo que los más cafeteros del populismo o el soberanismo den sobre el papel de todos ellos; su imagen y prestigio no han dejado de crecer en un país donde casi todo se hunde en el descrédito real o inducido desde los fabricantes de opinión pública.

Cobran poco, por lo general, se quejan menos, en su totalidad, y están dispuestos a lo que haga falta para cumplir con su obligación constitucional. Y además tienen la gallardía de aguantar estoicos provocaciones de quienes van buscando un porrazo para consolidar un relato falso de la vida: en España ni policías ni militares invaden nada; simplemente nos protegen de quienes se saltan la ley.

La decencia

Y lo hacen con la decencia conmovedora del ya famoso piloto del Eurofighter, capaz de renunciar a salvarse para garantizar que su avión se estrelle en el lugar correcto y no se lleve por delante a nadie salvo a sí mismo. Tan cruel y heroica imagen simboliza la honra y la entrega de un montón de servidores públicos que se partirían la crisma hasta por quienes les partirían el alma si pudieran.

Un respeto.