| 20 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Sánchez Dragó le hizo la gran pregunta a Abascal, y él no dudó la respuesta

Ambos presentaron el libro "España vertebrada" al alimón en un hotel de Madrid rodeados de cargos y simpatizantes de Vox y de familiares. Acabó llorando Abascal... y también su "abueliña".

| Ana Isabel Martín España

No iba a ser un mitin, eso le pidió Fernando Sánchez Dragó a Santiago Abascal. Pero acabó pareciéndose bastante. 

El presidente de Vox y el escritor presentaron este martes por la tarde España vertebrada, que en apenas 24 horas en las librerías ya va por su segunda edición. Impensable para un libro político y solo explicable por la curiosidad que despierta el fenómeno Vox a partidarios y detractores.

Abascal y Sánchez Dragó departieron durante más de una hora en un atestado Hotel Intercontinental, que ni José María Aznar en sus mejores tiempos de expresidente llenó nunca así. Y ha presentado unos cuantos libros allí.

Ni Aznar en sus mejores tiempos llenó nunca así el Hotel Intercontinental

Ante muchos jóvenes y no tan jóvenes, el de Amurrio hizo un vaticinio sobre las elecciones generales, basándose en el precedente de las andaluzas: "Hay un movimiento soterrado. Todo el mundo es consciente de que aquí va a pasar algo muy gordo". 

Y el escritor, por su parte, se atrevió a poner una cifra a ese tsunami: 60 escaños pronosticó que sacará Vox el 28 de abril. "Podrían ser 90, que Dios reparta suerte", remató.

Entonces la sala estalló en una enorme ovación. Los aplausos fueron, en realidad, el hilo musical de todo el acto. Gente de todo tipo y condición que aplaudía y asentía con la cabeza al escuchar a Abascal decir que Vox es "una gran reacción ante una emergencia nacional". O que es necesario combatir "las ideologías totalitarias" de la izquierda política y mediática.

Abascal se emocionó por momentos. Él y su abuela, su "abueliña" como la llama, sentada en primera fila junto a la madre del político y a su mujer. La anciana se levantó y saludó al público, que respondió con más aplausos. Su nieto también.

Se emocionó cuando recordó las cartas de extorsión que su abuelo Manuel recibía de ETA, y pese a las que nunca pagó una sola peseta a los etarras. Y se emocionó también, hasta perder la voz, al recordar a Estanis, el cartero de Amurrio, de cuyo asesinato se enteró Abascal viendo la tele en la casa de sus abuelos en Sevilla. Solo tenía 10 años cuando ocurrió y le impactó tanto que, según contó, cada vez que va a cementerio a visitar la tumba de su padre, visita también la de Estanis

Abascal reconoció que "seguro" que si hubiera nacido en Sevilla, o en Burgos, jamás habría tenido vocación política. Pero que nacer y crecer en el País Vasco le hizo dar un paso al frente. "Para mí España es la piedra angular de mis posiciones políticas", reconoció. 

No somos ultras, somos ultranecesarios, afirmó el líder de Vox categórico

"No somos ultras, somos ultranecesarios", afirmó el líder de Vox categórico

El líder de Vox huyó de la etiqueta de "ultras" y la cambió por la de "ultranecesarios". Huyó también de la "caricatura" que hacen de él los medios. Porque una vez más la prensa fue blanco de sus críticas. Y ofreció "una ilusión, una esperanza": "Para que de verdad cambiemos las cosas es Vox quien tiene que liderar la alternativa", sostuvo.

La conversación terminó con una pregunta a bocajarro de Sánchez Dragó a Abascal, la gran pregunta: "¿Te ves en La Moncloa?". Calló durante unos segundos y el público respondió por él al grito de "presidente, presidente". Después dijo: "Pues sí".

Terminado el acto se puso a firmar libros, paciente, sonriente, complaciente. La fila era eterna, con más personas que las que votaron a Vox en las generales de 2016 en muchas de las circunscripciones. Eso seguro. Y en menos de tres años son la sensación de esta campaña.