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Perfil de twitter de Màxim Huerta
Perfil de twitter de Màxim Huerta

Hipoteca reputacional valenciana al Màxim

Vaya por Dios, valenciano tenía que ser el primer ministro en la picota (fraude a Hacienda) del flamante Gobierno de Pedro Sánchez. PP y Podemos piden su dimisión.

| Vicente Climent Edición Valencia

El presidente de la Generalitat estaba ayer contento porque el asunto del Aquarius ha devuelto lustre reputacional a la Comunidad Valenciana. Pero también estaba enfadado porque los valencianos del caso Nóos quedaban absueltos, cosa que en principio debiera haberle alegrado -según algunos reputados observadores de la actualidad valenciana- al no aumentar la nómina de señalados valencianos por la Justicia, que ya es bastante grande. Puig esperaba recuperar parte del dinero de las Valencia Summit y no va a ser así. 

Sólo este martes han sido noticia la declaración de un perito en el caso Crespo Gomar, la denegación de tercer grado a Rafael Blasco, la denegación de la excarcelación por motivos de salud a Eduardo Zaplana, la condena a la mujer del presidente de Les Corts por injurias a un asesor del PP, y la imputación del alcalde Ribó por negar información a la oposición. Menos Nóos, todos ladrillos en el muro -que diría Pink Floyd- de la hipoteca reputacional valenciana -que diría Ximo Puig-, cada uno en su justa medida, por supuesto. Quede claro que son casos sólo comparables por la imagen negativa que de la Comunidad Valenciana, o de su clase política, dan. Nada más. 

Pero ha sido pasar página al calendario y encontrarnos con el primer ministro en la picota del flamante Gobierno de Pedro Sánchez. Nos faltaba un ministro, y, vaya por Dios, de 17, el señalado es nuestro, con lo que todos nos habíamos alegrado (sinceramente) del nuevo poder valenciano en Madrid. "Exportamos prestigio", llegó a decir Mónica Oltra. 

Màxim Huerta defraudó 218.000 euros a Hacienda con una sociedad que montó en 2006, cuando era presentador de televisión, según ha adelantado El Confidencial y es ya portada nacional este miércoles en todos los medios. Dos sentencias del TSJM de 2017 le obligaron a pagar 360.000 por fraude cometido en 2006, 2007 y 2008 [¿todo pasó en esos años?].

El ahora ministro cobró parte de sus emolumentos a través de una sociedad de la que era único socio, y que en opinión de los magistrados no aportaba nada a su actividad como presentador, simplemente porque así pagaba menos al fisco (25% en vez de 48%). Los jueces, lapidarios, concluyen que en Huerta no han podido “apreciar buena fe en su actuación en orden al cumplimiento de sus obligaciones fiscales”.

Sin embargo el afectado ha declarado que "este asunto no es como ministro. Fue como Màxim Huerta y me pasó como a tantos periodistas y creadores que Hacienda cambió de criterio, hice los pagos correspondientes y se acabó. No hubo mala fe. No oculté nada. Estoy al corriente de mis obligaciones fiscales", recoge El País. 

En El Mundo han recuperado una entrevista de Telecinco a Pedro Sánchez en 2015, en la que el ahora presidente dijo "es inmoral tener al número tres de tu organización que ha creado una sociedad interpuesta para tributar la mitad de lo que le correspondería. Esa persona al día siguiente estaría fuera de mi Ejecutiva". Se refería a Juan Carlos Monedero, de Podemos. 

En el PP y en Podemos ya se han levantado voces pidiendo la dimisión del todavía responsable de Cultura y Deporte, que también ha dicho -además de justificarse- que no está por la labor.

El caso es que, por si ayuda, ya hay quienes recuerdan (¿los tenían recopilados?) algunos comentarios de Huerta en redes criticando a otros por su actitud ante Hacienda. En ocasiones, mediante el empleo de hashtags de los más culturales, en la acepción celiana (Camilo José Cela) de la palabra (véase el segundo ejemplo).