| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Notre Dame está en Francia

Si esta catedral fuese española, y se hubiese visto afectada por el fuego, ésta sería la hora en que ya estaríamos asistiendo al espectáculo cainita de ver un cruce de brasas

| José Luis Torró Edición Valencia

La catedral de Notre Dame está en París. Menos mal. Conviene resaltarlo por obvio que parezca. El templo católico más visitado del mundo, más que la propia basílica de San Pedro de Roma, ha sufrido a lo largo de la historia brutales y devastadores asaltos.

Recordemos el impío e iconoclasta proceder de los revolucionarios galos en octubre de 1793. O la pretensión nazi de humillar a Francia arrasando sus gentes y monumentos. Ninguno de quienes lo intentaron consiguió hacerla desaparecer ni sucumbir pese tan bárbaros propósitos.

Notre Dame ha resistido pétreamente en sus nueve siglos de historia. Tampoco el fuego, cuyas pavesas todavía están calientes, ha podido ahora con sus piedras, arte, historia, sentimiento, espiritualidad. Sí con algunas de sus vidrieras, cuadros, artesonados y sillerías de incalculable valor. Mucha orfebrería hecha con nobles maderas y vidrio policromado irremediablemente perdida.
Menos mal que la catedral es francesa.

Gracias a ello ya se conocen donaciones millonarias procedentes de las mayores fortunas del vecino país. Doscientos millones los aportará el grupo empresarial Louis Vuitton Moët Hennessy, del que no hará falta dar más detalles nominales sobre cuáles son algunos de sus múltiples negocios. Por su parte la familia Pinault, propietaria de más de sesenta empresas, entre las que están la cadena de televisión TF1, las marcas de lujo, Gucci e Yves Saint-Laurent, o de deportes como Puma, ya ha dicho que donará 100 millones de euros. Este conglomerado de empresas está presidido por François Henri Pinault, casado con la actriz Salma Hayek. La grandeur de la France también se manifiesta en donaciones de esta cuantía.
Las autoridades de la República Francesa, con Macron al frente, ya han anunciado su propósito de reconstruir lo quemado, devolviendo a la catedral todo el esplendor que atesoraba. Y lo harán, por difícil y complicado que pueda ser y parecer. Tengámoslo por cierto y seguro que lo conseguirán porque la catedral católica de Notre Dame, patrimonio de la Humanidad, se levanta sobre suelo francés y eso es una garantía de que el empeño reconstructor y rehabilitador de los franceses se hará realidad.
Si la catedral Notre Dame fuese española, y se hubiese visto afectada por un fuego tan devastador, ésta sería la hora en que ya estaríamos asistiendo al espectáculo cainita de ver un cruce de brasas como proyectiles lanzados por iracundos candidatos, por aquello de estar en plena campaña electoral.

En vez de hacer piña y anunciar un compromiso compartido de hacer los esfuerzos necesarios para su construcción, aquí un Pablo Iglesias ya habría dicho que la culpa del incendio era de la propia Iglesia católica como propietaria del edificio, al que no prestaba el adecuado mantenimiento, y que debería ser ella la que costease su rehabilitación.

Gabriel Rufián habría lanzado un rufianesco tuit en parecido términos. Pedro Sánchez ya habría acusado al PP por la precariedad laboral de su reforma, que obliga a subcontratar obreros sin cualificación, y por eso se les queman los templos a poco que se despisten.

Echenique habría vuelto a cantar aquello que ya interpretó en etílico guateque de “chúpame la minga, Dominga, que vengo de Francia….”. De la Francia gobernada por un derechoso al que le pasa lo que le pasa, insistiría con la desvergüenza que acompaña a cada una de sus palabras en B.

Si hubiera pasado en España, Desde Comisiones Obreras y UGT ya habrían lanzado respectivos comunicados cargando contra las donaciones de los grupos empresariales

Desde Comisiones Obreras y UGT ya habrían lanzado respectivos comunicados cargando contra las donaciones de los grupos empresariales, porque se trataría de un dinero obtenido sobre la explotación laboral a que tienen sometidos a sus trabajadores. O sea, algo parecido a lo que se le dijo a Amancio Ortega por su millonaria donación de equipos de radiología con los que prevenir cánceres de todo tipo, y que en algunas autonomías todavía no han sido puestos en funcionamiento.

Los dirigentes del PNV dirían que no estando la catedral en el País Vasco ese era un problema que no les afectaba y que, en todo caso, tendrían que cederles más competencias estatales que viniesen a compensar las posibles ayudas que pudieran ofrecer.

Los separatistas catalanes bramarían contra Madrid y contra España. Y con su interesada y golfa amnesia, se desentenderían del asunto aduciendo que ellos también tuvieron su Liceo en llamas pero ocultando las generosas ayudas estatales que se les dieron para devolverle todo su esplendor.

En fin, que no arda ninguna de nuestras catedrales, es menester. Menos mal que Notre Dame es francesa.