| 03 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
Rocío Carrasco: una contra todos
Rocío Carrasco: una contra todos

Rocío Flores le canta las vergüenzas a su madre dejando claro quién es quién

Tras la publicación de la exclusiva en la revista Hola, las reacciones familiares no se han hecho esperar y empiezan a tirar dardos envenenados a Rocío Carrasco, sobre todo su hija.

| Saúl Ortiz Opinión

La situación familiar es cada vez más angustiosa. Rocío Carrasco vive presa de una polémica en la que no se mueve con soltura. Parece nerviosa ante el triste devenir de los acontecimientos. Es como si la vida se le hubiera roto en mil pedazos. Como si el pasado hubiese acabado por destrozar cualquier ilusión futura. Todo son reproches y malas palabras a su alrededor. Rocío protagoniza la portada de la revista Hola y su aparente felicidad junto a Fidel, su flamante marido, levanta inevitables -y esperadas- suspicacias. Incomoda que ventile ese estado semiparanoico al que te eleva el amor mientras sus hijos lloran con pesadumbre y angustia desde las ventanas de otras revistas.

Porque ella se confiesa hilarantemente feliz desde Hola, sí, pero los suyos, los de siempre, hacen piña apilonados en el balcón de Chipiona donde, cada año, la Virgen de Regla cubre con su manto protector a devotos, fieles y servidores. Todos participan del circo en el que se ha convertido esta boda poco cañí en la que destacaron Alba Carrillo, de Jorge Vázquez, y la excelsa Teresa Campos, víctima de ese síndrome de Benjamín Button que me impide reconocerla entre el ramillete Campos. Ya no sé si es madre, hija o hermana. Y más desde que, me cuentan, desapareció de la fiesta con Bigote a un lado y sus pies descalzos por el empedrado. Imperiosa y bendita naturalidad que sirvió para descubrir que el chileno le llama "mami" en los momentos más íntimos. M-a-m-i.

Las Redes explosionan. Tachan de fría, gélida, casi inhumana a Rocío y, por ende, al bodón en el que Carmen Janeiro recordó porqué nunca desfiló más allá de Carrefour. Critican con ferocidad la no presencia de los hijos de la casamentera y señalan su falta de tacto: "tendrían que haber estado", escribe la gente con, imagino, tono bélico. La hipocresía generalizada me provoca confusión. No sé si después de tantos años sin dirigirse la palabra hubiera sido el mejor escenario para la reconciliación. Demasiados ojos observando con falsa emoción el abrazo (des) protector de una madre que no se habla con una hija. El reencuentro hubiese aumentado el precio de la exclusiva y la mercantilización de lo emocional hubiera emanado un hedor insufrible y demasiado evidente.

Así las cosas, cada uno sigue con lo establecido. Rocío mirando a otro lado, incomprensiblemente callada ante el linchamiento, y su hija mayor colgando fotografías de su agridulce realidad. Porque Ro, amén de su fortaleza, ha demostrado saber quiénes son los suyos y con quienes puede jugar sus cartas. Lo que quizás desconoce es que su baraja también está marcada.