| 23 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse

España, el gobierno de los mediocres

¿Un sindicato de estudiantes que no trabajan? ¿Una universidad tomada por sectarios? Las 'manifas' como excusa de un proyecto político que potencia la mediocridad, a juicio del autor.

 

 

Todo empieza en la cocina donde deberían formarse los futuros grandes chefs de la vida diaria de un país. Lo que tendría que ser una gran sala de máquinas no es más que un nido endogámico de mediocres a los que se les permite ir contratando amiguetes hasta convertir cada universidad en un cortijo. 

El mérito, la capacidad y la experiencia no existen, sólo corrientes ideológicas para envenenar los cerebros más vírgenes a las que se van sumando los más mediocres para ir repartiéndose el botín del Estado primero a base de subvenciones en asociaciones y sindicatos de estudiantes, y luego a base de puestitos otorgados por compañeros de armas… ideológicas claro. 

La Universidad no es más que un nido endogámico de mediocres a los que se les permite ir contratando amiguetes

Así, lo que debería ser el templo de la sabiduría y el espíritu crítico, ese lugar heredero de las escuelas catedralicias desde donde San Agustín pretendía educar en las “artes liberales”: La gramática, la retórica, la dialéctica, la aritmética, la geometría, la astronomía y la música; y que sirvió de base a Carlomagno para sacar la cultura de las élites y extenderla a todo el pueblo, se ha convertido en el enésimo foro de adoctrinamiento masivo para generar soldados de uniformidad intelectual y no de espíritu libre. 

¿Sindicato estudiantil?

Y entonces, se empieza la casa por el tejado, y permitimos a los estudiantes sindicarse, a pesar de no ser trabajadores, y en una edad donde deberían dedicar todo su tiempo a empaparse de conocimientos, lo dedican en realidad a adoctrinarse con ideología, a entrenarse en el odio.

Les damos voz y voto en consejos donde se deciden los caminos futuros de la educación a chavales que todavía no saben nada de la vida, malcriándolos desde el principio. 

No es de extrañar que a partir de ese momento, los que de verdad quieren formarse y aprender pasen a un segundo plano o tengan que emigrar a pesar de ser élite, mientras que los que hacen del sindicato de estudiantes una forma de vida subvencionada pasan de la treintena y siguen siendo el modelo juvenil al que entrevistan en la tele y que se sienta a decidir cómo debe ser la educación de nuestros hijos, y convocan manifas con muy poca educación y sí mucho adoctrinamiento donde se insulta a mujeres si no se pliegan a la ideología dominante y se decide quien habla y quien no en cada facultad.

En este ejercicio de fascismo clásico —eliminar la voz del disidente—, participaron de manera activa algunos profesores de la Complutense que hoy se postulan a gobernantes. Y todo ello desde un sindicato mayoritario que por si acaso pudiera quedar alguna duda de para lo que está y de qué cerebro tienen los que lo dirigen, se declara organización de izquierdas, antifascista, obrera y anticapitalista; que traducido viene a ser: esclavos  desde la cuna, ¡vivan las caenas! 

Desde las aulas

Y siendo estos los cimientos, ¿a quién le extraña como está la casa?, lo lógico es que se hubiera derrumbado ya. No podemos luego echarnos las manos a la cabeza si a lo alto de la pirámide jerárquica de cualquier área de nuestra administración, desde la policía a la sanidad pasando por la educación llegan siempre los más mediocres, los más dóciles, los advenedizos del poder.

Es una cultura que se ha mamado desde las aulas.

 No podemos tampoco asustarnos si controlando la educación y la televisión, un grupo organizado dentro de un pueblo cuya especialidad es el latrocinio, ha conseguido  envenenar a al menos la mitad de ese pueblo para que odie a la otra mitad, y de paso al resto de España.

¿Alguien piensa que en un país avanzado un personaje como Gabriel Rufián, que ha leído un libro en toda su vida y además se titulaba el pirata garrapata, hubiera llegado a diputado

 

En este ejercicio de fascismo clásico participaron algunos profesores de la Complutense que hoy se postulan a gobernantes

 

De ninguna manera nos debe resultar extraño que si dejas a otro grupo organizado liderar la comunidad Valenciana durante 30 años, esta se convierta en un nido de sinvergüenzas y ladrones, de corrupción y caciquismo

De la misma forma que en otro sitio más al sur, otros iguales pero con ropajes de distinto color han logrado montar el caso de corrupción más grande y con más imputados de la historia de la unión europea, ahí es nada, y encima quitándole el dinero a los más vulnerables, gente en paro que no podía realizar su curso de formación porque se lo estaban gastando los representantes de los trabajadores en mariscadas.

¿A las manifas?

 ¿Por qué nos extrañamos si luego permitimos a nuestros hijos ir con 16 años a las manifas convocadas por el antes mencionado sindicato de estudiantes?

  —Es que mi Juanito es muy reivindicativo y quiere luchar por sus derechos…

 Su Juanito está como un burro señora, y sólo es otra oveja del rebaño del que unos pocos caraduras se aprovechan para vivir del cuento toda la vida mientras su Juanito se echa a perder… y por los derechos del chaval debe luchar usted, no él.

Él debe estar si hay huelga y los matones de turno no le dejan entrar al aula, en la biblioteca leyendo a San Agustín, o a Mariana, cuanto mejor le iba a ir en la vida. En todas partes, en todos los sitios, el “Gobierno de los Mejores” clásico no existe, sólo el gobierno de los mediocres.