| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Valentía vecinal frente a ocupación ilegal de viviendas

Hay indefensión constante por parte de los vecinos que tienen miedo de la confrontación con esta clase de seres de ultratumba. El efecto llamada de amigos de lo ajeno no hay quien lo pare

| Enrique Arrúe * Edición Valencia

Es curioso, en un edificio de una importante población de Valencia, un grupo de vecinos, hartos ya de tener varios vecinos delincuentes que ocupan viviendas de forma ilegal  en una finca y se conectan al suministro eléctrico por la cara, avisan a los servicios policiales cada día por problemas diversos.

Les llaman por acumulación de basura en el propio patio, peleas y riñas en los inmuebles, olor constante a marihuana, entrada continua de desconocidos en la finca, fiestas a altas horas de la madrugada, discusiones constantes con los vecinos, amenazas con partirles la cara o con armas que como norma habitual muestran, sustraer la ropa de otras personas en la terraza, entre otras cuestiones desagradables.

¿Que se puede hacer? La verdad es que los uniformados hacen lo que pueden bajo la tutela de la Ley, es decir, avisar, recomendar, advertir, siempre en el ámbito de lo que es correcto. Nada más se marchan los uniformados toda la responsabilidad es del propio vecino que padece estos problemas, que tiene que denunciar esas situaciones, pero el problema persiste con una gente "que nada tiene que perder”, puesto que acumulan amplio historial delictivo y les da igual todo, no tienen ningún respeto por nadie. Estos vecinos desesperados no saben qué pueden hacer y manifiestan sus quejas constantemente, una y otra vez, pero sin una solución firme.

Para saber si este problemas es grave, podrás entenderlo cuando los tengas como vecinos, al lado de tu casa, y no estamos hablando de personas razonables que tienen problemas económicos, enfermedades o personas ancianas que el estado o la administración han olvidado.

Decimos que se sabe sobradamente que hay familias que se dedican a actividades delictivas, que están acostumbrados a la amenaza en su día a día, que infunden el miedo inclusive con los suyos, y que, además, pueden generar una actividad criminal en esos edificios y que también alquilan como si fueran sus propios propietarios. ¿Quién quiere esto?, ¿por qué no se legisla adecuadamente este problema cada vez más generalizado? Nos referimos a que el desahucio exprés fuera inmediato, sin dilaciones en el tiempo. Otras medidas para los propietarios como bancos, inmobiliarias, fondos de inversión y las sociedades patrimoniales.

Policías piden “planes de choque” sobre esta problemática, como es en el caso de Chirivella, para evitar las mafias y los constantes problemas vecinales, aunque se extiende por toda España. Hay indefensión constante por parte de los vecinos que tienen miedo de la confrontación con esta clase de seres de ultratumba.

Finalmente hablamos de ese grupo de vecinos legales preocupados, personas trabajadoras y sus familias que avisan una noche a los servicios de seguridad de la población que “hay fuego en una vivienda de ocupas” y que todo el patio está lleno de humo.

Obviamente, se tiene que desalojar toda la finca, el fuego de ese piso ocupado ilegalmente daña la estructura de otras viviendas, algunos vecinos están asustados en la calle de madrugada preguntando que porque tienen que aguantar todo esto.

Esa familia de ocupas esa noche desaparece del lugar para que no sean preguntados por el motivo de como se produjo el fuego, los vecinos en pijama los abuchean mientras estos se giran insultándoles y agarrando uno de ellos un palo de tipo garrote, levantándolo en alza en forma de amenaza, mostrando su habitual ira y agresividad.  Los bomberos apagando el fuego y prestando sus chaquetas a algunas mujeres que tiene frio y que no les ha dado tiempo de coger nada.

A la noche siguiente, esa misma familia de delincuentes en potencia, ese grupo de personas sacados de un aquelarre de energúmenos, se vuelven a presentar en la misma finca. Los vecinos, desesperados llaman a la policía, los delincuentes tras insultar a los vecinos legales se marchan en ese momento para no dar explicaciones, pero una hora después vuelven con martillos (porque las viviendas desocupadas que son propiedad de bancos se han tapiado, las que están vacías).

Esta vez los vecinos no llaman a la policía. Esta vez estos vecinos parecen que han decidido llevar el estandarte de los Stark, se ponen todos juntos en la puerta del patio y los más viejos indican a los avezados delincuentes que “no van a pasar”, que ya no va a haber más amenazas, ni les van a pegar a nadie, que se tiene que marchar de su finca, de su lugar de residencia, de su “desembarco del Rey”. La joven familia agresiva finalmente tiene que irse. Su objetivo nuevamente será ocupar otra vivienda y seguir realizando sus actividades delictivas para sobrevivir, con nuevo narcopiso. 

Ríanse ustedes de John Nieve, del perro, del mata Reyes, o de Aria, el tío Pepe y el grupo de vecinos de esa finca son auténticos caballeros de su reino, de su casa, que la defienden con coraje para no verse cada día amenazados por gente amiga de lo ajeno, por seres que no les importa lo más mínimo sacarles un cuchillo. Ellos, al ser doblemente victimizados, iniciaron su defensa, hartos de llamar a los teléfonos de seguridad de esta sociedad de triple moral y absurdas medidas.

El efecto llamada de los amigos de lo ajeno no hay quien lo pare. Gestionen esos piso mediante un convenio de buenas practicas entre los Ayuntamientos y los bancos para que esos pisos puedan ser ocupados por personas que lo necesitan y que obviamente son vecinos pacíficos, razonables, y buenas personas.

 *Oficial de Policía Local y Grupo EmeDdona.