| 25 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Felipe González inventa un argumento de la nada para defender a Chaves y Griñán

El expresidente del Gobierno fue en su día un experto en eludir los casos de corrupción que le rodeaban. Ahora utiliza los mismos argumentos de entonces para defender a dos de sus amigos.

| Benjamín López Opinión

La Unidad de Grandes Quemados del Hospital La Paz de Madrid está en alerta. Felipe González pone “la mano en el fuego” por la “honradez personal” de Chaves y Griñán. Es difícil entrar en la cabeza del expresidente y pensar qué querrá decir con eso de la “honradez personal” cuando un juez les acusa a los dos de graves delitos de prevaricación y malversación de caudales públicas que, salvo sorpresa mayúscula, les van a llevar al banquillo de los acusados.

El juez no lo hace por capricho sino que da razones argumentadas, sólidas y contundentes contra ambos. Era imposible que, como presidentes de la Junta de Andalucía, desconocieran la trama creada para eludir los controles de la administración. También era impensable en su día que González desconociera la trama de los GAL aunque tuvo suerte y los tribunales no pudieron probar lo que la lógica gritaba.

Felipe aplica la lógica de su etapa en el Gobierno: se enteraba de los casos de corrupción por la prensa

Era y es inaudito que no supiera nada, que no diera el visto bueno a aquella estrategia que consistió en contraatacar el terrorismo de ETA con terrorismo de Estado. Tanto es así que aquel asunto llevó a prisión a su exministro del Interior, José Barrionuevo, y al exsecretario de Estado de Seguridad, Rafael Vera.

Corría el año 1988 y González puso la mano en el fuego por ambos. Les acompañó a la cárcel de Guadalajara y se fundió en un abrazo con ellos mientras los socialistas congregados allí de forma multitudinaria coreaban “¡¡injusticia, injusticia!!”.

El PSOE con Felipe como paladín de la causa mantuvo siempre eso, que no se había hecho justicia o, lo que es lo mismo, que se había cometido un atropello con Vera y Barrionuevo. Seguro que el expresidente no dudaba entonces tampoco de la honradez personal de ambos. Pero los hechos probados en un juicio celebrado con todas las garantías procesales demostraron lo contrario.

La doble vara de medir del PSOE

Ahora, casi tres décadas después, González sigue con la misma cantinela. No duda de la honradez personal de Chavez y Griñán. Los jueces y los fiscales, sí. Lo que González parece insinuar es que como ninguno de los dos se llevó dinero a su casa o a Suiza, fueron honrados. No es sólo Felipe el que trata de confundir los términos. Es la tesis extraoficial del PSOE.

Si no hay enriquecimiento personal no hay delito, vienen a decir algunos dirigentes como Susana Díaz, como Antonio Hernando, como Ximo Puig y como casi todo aquel al que se le pregunta por este asunto. En todo caso admiten que pudo haber un “pequeño” desvío de fondos del que los expresidentes de Andalucía no supieron nada y con el que no tuvieron nada que ver. Nada comparable a Bárcenas, por supuesto. Rajoy “no es decente” aunque no esté acusado de nada; Chaves y Griñan sí, aunque la justicia se haya abalanzado sobre ellos.

El argumento del socialismo es falso y torticero. Tan corrupto es el que roba para sí mismo como el que desvía el dinero público, cientos de millones de euros por cierto, a fines indebidos, a comprar voluntades y votos. La “honradez personal” no aparece ahí por ninguna parte, por mucha amistad que una a González con Chaves.

Experiencia personal

La verdad es que Felipe González no usa la lógica sino la fe, el deseo, la intuición personal... Es casi algo esotérico. No tiene dudas como Santa Teresa tampoco dudaba de la existencia de Dios. Lo del expresidente es pura fe basada, por lo visto, en la experiencia personal. Al fin y al cabo, él tampoco se enteraba de nada de lo que le rodeaba en sus años de Gobierno.

Recuerden aquella frase famosa de que se había “enterado por la prensa”. Era ajeno a todos y cada uno de los escándalos que afectaban a su gobierno: GAL, Filesa, Ibercorp, Fondos Reservados, Roldán, Ave, Expo'92 y un largo etcétera que sacudieron a la opinión pública semana tras semana durante unos convulsos años.

Parece lógico que si él se enteraba por la prensa de aquella montaña de casos crea ahora la palabra de Chaves y Griñán cuando dicen que no sabían nada de los ERE, un simple y “pequeño” caso. Es la solidaridad entre honrados injustamente tratados por los jueces.