La huella del cerebro de la masacre de París se extendió por Europa

Los tentáculos de Abdelhamid Abaaoud no sólo se extendieron hasta España sino que los investigadores consideran que su huella se extendió por otros atentados e intentonas en Europa. El que ha pasado a ser el hombre más buscado de Bélgica y de Europa durante unos días, considerado el cerebro de la masacre de París de la semana pasada, todavía es una incógnita que se intenta aclarar.

En concreto, se considera que el belga-marroquí pudo estar implicado en cuatro acciones terroristas. Su presencia en Francia también ha levantado ampollas, ya que el Ministerio de Interior francés se ha quejado de no haber recibido informes europeos sobre el sujeto en cuestión.

Lo que sí está claro es que el intento de detener a Abaaoud y sus secuaces en Saint Dennis fue un verdadero infierno. "Lo que ha vivido el RAID ha sido una auténtica situación de guerra", consideró el director de este grupo de élite policial similar al GEO español, Jean-Michel Fauvergue, que ha relatado algunos detalles sobre lo sucedido.

Para empezar, las cosas se torcieron desde el principio cuando el explosivo adosado a la puerta del apartamento estalló pero no la tumbó. El fallo dio lugar a un intercambio de fuego que, en el caso de los policías, supuso un total de 5.000 cartuchos. Para sortear el tiroteo los agentes tuvieron que protegerse detrás de escudos blindados.

El tiroteo supuso la muerte de Diesel, un perro pastor belga de variante malinois. Pero tal vez el momento más escabroso se produjo cuando la mujer suicida, intentando aliviar la presión policial sobre sus compañeros, se hizo estallar. Los testigos presenciales han indicado que su cabeza saltó a través de la puerta hacia el vestibulo.