| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
Jaime Peñafiel, Don Juan Carlos y los fines de semana en el Gran Hotel de Zaragoza.
Jaime Peñafiel, Don Juan Carlos y los fines de semana en el Gran Hotel de Zaragoza.

Peñafiel se mete entre las sábanas del Emérito para desvelar qué pasó en su cama

Sale de Málaga para meterse en Malagón. El indómito periodista especializado en la Familia Real no sale de una y ya está metido en otro escándalo mayúsculo. Da igual con qué intención.

| ESchismógrafo Chismógrafo

En realidad esta vez se trataba de echar un capote a la Familia Real, pero eso de lo mismo porque cada vez que Jaime Peñafiel abre la boca o teclea un artículo en un ordenador se lía parda pero parda.

En su última columna de República, el periodista al hilo de la "nueva paternidad" de Julio Iglesias a  a los 75 años ha vuelto por sus fueros y sus temas favoritos, que son los que conciernen a los Borbones y aledaños. 

Así, enlaza con que, como Julio Iglesias, también "el Rey Juan Carlos se ha negado siempre a someterse a prueba alguna de presuntas paternidades, la del catalán Albert Sola y la de la belga Ingrid Satiau" y carga contra el primero recordando que el año en que nació (1956) "precisamente en las vacaciones de Semana Santa, el Príncipe Juan Carlos que entonces tenia 18 años y era cadete en la Academia General Militar de Zaragoza, mató, accidentalmente, a su hermano Alfonso cuando jugaban con una pistola que creían descargada. ¡Para echar un polvo a su madre!", clama indignado.

Por lo demás, argumenta que "los fines de semana, el cadete Juan Carlos los pasaba en el Gran Hotel de Zaragoza, bajo la estricta vigilancia del general Martínez Campos, aquel que le echó la bronca por montarse en el Pegaso del notario granadino García Trevijano y que obligó a Alfonso Armada y a un ayudante del príncipe que le acompañaban, a denunciar el accidente por atropello a un ciclista y a recuperar el dinero que le habían dado para comprar su silencio. ¡Menudo era el general que lo controlaba todo! Como para ir a Barcelona de devaneos".